Diego Carcedo Periodista
OPINIÓN

Mal verano para los carteros

Un cartero realiza su reparto en moto, en una imagen de archivo.
Un cartero realiza su reparto en moto, en una imagen de archivo.
ARCHIVO
Un cartero realiza su reparto en moto, en una imagen de archivo.

El jueves por la tarde fui a la oficina de correos que tengo cerca del despacho a tramitar la renovación de la firma electrónica –que como todo en España es un tormento burocrático- y me encontré a la entrada con una fila inusual de clientes: quizá más de veinte. 

Me puse a la cola y en la espera observé que enseguida dejé de ser el último porque seguían llegando más y, pensando que tendría que esperar un par de horas, ya iba a abandonar cuando se asomó a la puerta una amable empleada a avisar que quienes esperaban para adelantarse a tramitar las elecciones por correo se dirigiesen a la izquierda, donde serían atendidos en una ventanilla especial, y dejasen paso a los que acudíamos a tratar otros asuntos.

En pocos minutos me encontré prácticamente solo: la casi totalidad de los demás hicieron cola aparte. Apenas hacía unas horas que se había conocido la noticia de la convocatoria de elecciones el 23 de julio, cómo opinan millones de ciudadanos, entre los que me encuentro una de las fechas más desafortunadas y disuasorias que se podrían haber elegido. Es pésima para quienes tienen previstas sus vacaciones y especialmente para quienes tienen reservas de vuelos y hoteles, especialmente en el extranjero.

Pero también es nefasta para empresas y trabajadores que tendrán que hacer cambios en la administración de las vacaciones –políticos incluidos que tendrán que dejarlo todo para seguir la campaña electoral y trámites posteriores– y sobre todo será traumática para los empleados de correos, en general funcionarios ejemplares, que además de privarse de descanso y playas van tener que asumir el mayor volumen de trabajo de su historia laboral. 

Una empleada me describió el aluvión que ya había empezado de solicitudes de voto, el proceso necesario que vendría enseguida y particularmente para los sufridos carteros que tendrán que realizar millones de repartos cargados con sobres repletos de papeletas en medio de la calorina.

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