Cáritas alerta de una pobreza "cronificada" en Sevilla y de un "empeoramiento" por la subida de los precios y los alquileres

Una "exclusión persistente" con síntomas de "empeoramiento". Es la dura conclusión a la que ha llegado Cáritas Sevilla tras analizar los datos correspondientes al pasado año, que revelan un incremento tanto del número de familias atendidas, como de personas vulnerables y de intervenciones por parte de la organización eclesiástica, con situaciones enquistadas en el tiempo y otras que surgen de nuevas problemáticas.

El número de familias atendidas por Cáritas Sevilla el pasado ejercicio ascendió a 14.597, frente a las 14.233 del año anterior, con un crecimiento más significativo en la cifra de personas vulnerables que recibieron ayuda: 46.319, un 8,6% más que en 2021. De estas, 43.791 fueron beneficiarias de la atención primaria que ofrece la institución a través de las parroquias.

En total, se llevaron a cabo cerca de 112.000 intervenciones en las Cáritas parroquiales (2.800 más que un año antes), con una inversión de más de 5,2 millones de euros, que supuso un "importante" incremento del 22,3%.

La mayor parte de la ayuda se destinó a la alimentación y a los recursos básicos (2,7 millones), aspectos en los que Cáritas realizó hasta 7.746 intervenciones más que en 2021, mientras que las actuaciones disminuyeron ligeramente en otras cuestiones, como ayudas para suministros básicos, transporte, vivienda, salud y demanda de material escolar.

Todos estos datos están recogidos en la Memoria 2022, que ha sido presentada este martes en Sevilla por el arzobispo, monseñor José Ángel Saiz Meneses, y el director de Cáritas Diocesana, Mariano Pérez de Alaya. Este último ha alertado de la "exclusión permanente" que se constata a raíz de los datos, y que deriva en "situaciones de pobreza que se cronifican". Una problemática que ahora se "agudizada por la subida de los precios y el lastre de los alquileres", que provocan un "empeoramiento" de la situación de los hogares más vulnerables.

En este sentido, el arzobispo ha lamentado que Sevilla vuelva a contar con los barrios más pobres de España, pero ha realizado un "llamamiento a la esperanza" en medio de una realidad "muy dura y compleja", que requiere, ha dicho, de una "mayor coordinación" entre todos los agentes sociales.

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Otros factores

Desde Cáritas también han apuntado a otros factores de orden social, más allá del impacto de la "crisis inflacionaria", que están determinado las condiciones de precariedad y exclusión de las personas atendidas.

Así, la memoria habla de la "persistencia de las condiciones del mercado de trabajo, como la temporalidad, la parcialidad, la baja remuneración, la actividad sumergida e irregular o la falta de derechos". Y también de las "limitaciones estructurales" de una protección social "de baja extensión y baja intensidad", con situaciones de "colapso administrativo, retrasos, inaccesibilidad presencial o los graves impedimentos de la brecha digital en los colectivos destinatarios, que agravan aún más su indisponibilidad".

Por último, Cáritas ha denunciado las "dificultades" en los procesos de regularización, la "imposibilidad" de acceder a las citas y la "lentitud" en los procesos administrativos, sobre todo en el caso de los solicitantes de protección internacional; así como la "falta de recursos públicos" para la lucha contra el sinhogarismo y las "graves e inaceptables deficiencias en la atención" de las personas con problemas de salud mental.

Los beneficiarios de las ayudas que ofrece Cáritas se ubican "a lo ancho del espacio social de la exclusión y la precariedad", define la memoria de 2022. Las situaciones más frecuentes, no obstante, son las relacionadas con la carencia o insuficiencia de rentas; la falta de apoyos familiares y de un respaldo social por parte de las administraciones; la monoparentalidad femenina; y los casos "graves" de deterioro en lo que a salud mental se refiere.