"La UE necesita aliados": Bruselas llama a la puerta de América Latina ante el peligro de la influencia rusa

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en una reunión con el presidente chileno Gabriel Boric.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en una reunión con el presidente chileno Gabriel Boric.
PRESIDENCIA DE CHILE
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en una reunión con el presidente chileno Gabriel Boric.

Una de las cosas que más se le han reprochado a la Unión Europea en los últimos tiempos, sobre todo antes de la pandemia, es que corría el riesgo de desconectarse del resto del mundo. Por momentos pareció un ente solitario; un ermitaño en un planeta en el que todo va a mucha velocidad. Pero el shock de los últimos tiempos lo ha cambiado todo y la Unión ha acelerado para convertirse en un actor global, pero "necesita aliados". Así de rotundo fue el Alto Representante Josep Borrell recientemente en Barcelona, con la mirada puesta en América Latina, con quien la UE quiere reforzar las relaciones especialmente para frenar la influencia rusa.

Una buena muestra de cómo la UE empieza a tomarse en serio el asunto son los viajes que tiene programados la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para la semana que viene a Brasil, Argentina, Chile y México, con la idea de relanzar un vínculo que lleva años ocupando un segundo plano. Desde Bruselas apoyan casi todo en la llamada Global Gateway, que es la estrategia a través de la cual la Unión quiere trabajar en inversiones y acuerdos en otras regiones del mundo para aumentar su zona de influencia. Es un plan maquinado para hacer frente a China, pero que también es aplicable como contrapunto a los movimientos que pueda hacer la Rusia de Putin.

Es un asunto además fundamental para la presidencia española del Consejo, que se alargará entre el 1 de julio y el 31 de diciembre. Para Moncloa es clave que este año, por fin, se pueda ratificar el acuerdo UE-Mercosur, aunque desde América Latina son más cautos con el tema. El camino podría empezar a dibujarse ahora mejor que nunca. "Desde luego el escenario parece más propicio que nunca", se limitan a comentar las fuentes consultadas. El pacto, que se lleva buscando dos décadas, crearía una de las mayores áreas de libre comercio del mundo, con más de 780 millones de personas, lo que representa el 20% del PIB mundial y el 30% de las exportaciones globales.

Paulina Astroza, directora del Centro de Estudios Europeos de la Universidad de Concepción (Chile), explica a 20minutos que un paso importante para reactivar las relaciones pasa precisamente por "retomar las cumbres como la UE-CELAC", que se va a celebrar en julio. "Las relaciones entre la Unión y América Latina en general son buenas pero se han dejado de lado", sostiene la profesora, lo que ha dado paso "a otros actores", como pueden ser Rusia pero sobre todo China. Además, Astroza ve con buenos ojos "la creación de un órgano permanente" como espacio para reforzar las relaciones, porque, dice, "el vínculo es asimétrico".

"En esas relaciones hay distinto ritmo en función de quién se habla, y no es una relación entre iguales", pero ahora "la UE necesita a América Latina más que antes" no solo a nivel político, sino también en lo que se refiere a las materias primas. Y es que por ejemplo Argentina, Bolivia y Chile acumulan el 60% de la producción de litio en la región, y es un material clave del que Europa tendrá que tirar para despegarse de la dependencia energética rusa, igual que con el hidrógeno verde, también relevante en los países latinoamericanos.

Pero Chile, por ejemplo, "no quiere ser solo un mero exportador de materias primas" y buscará una respuesta a la altura de la UE en forma de inversiones y de una mayor implicación a la hora de cuidar el medioambiente. Eso sí, el problema de América Latina, concluye Astroza, y que puede complicar los avances en las relaciones "es la fragmentación hacia los extremos", que es algo que provoca que la comunicación no sea fluida ni siquiera entre los países de la región.

Desde el Parlamento Europeo llevan ya tiempo clamando por un reforzamiento de las relaciones con el otro lado del charco. Así, Javi López, eurodiputado del PSOE y presidente de la Delegación en la Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana sostiene, igual que Astroza, que "hay que empezar por la cumbre de julio" porque, reconoce, las relaciones con América Latina "han estado fuera de las prioridades" de la UE en la última década, un poco por la situación de ambas partes, con Latinoamérica en un momento inestable y la UE más preocupada de cuestiones internas.

"Son un socio fiable y la UE necesita aliados"

"Son un socio fiable y la Unión necesita aliados", sostiene el eurodiputado, que considera que la UE tiene que ser "más estratégica en este sentido" para atraer a un "bloque mayoritariamente democrático" y que comparte valores con los 27. López considera que son muchos los temas que tratar con el otro lado del charco: la transición energética, el Estado de Derecho, las inversiones o la relación comercial. "Ocho años sin cumbres es mucho tiempo", termina el eurodiputado español.

Por lo pronto, la posición del Parlamento Europeo y del Consejo ha quedado clara, y dan unas pautas a seguir de forma conjunta. Dividen la relación futura en varios puntos importantes. El primero pasa por renovar la cooperación política. "El diálogo político de alto nivel, abierto y regular, es clave para centrar e impulsar la relación, para comprender los intereses de la otra parte, acordar prioridades y acciones conjuntas, y para reforzar la confianza mutua", expresan, poniendo además el foco en las regiones de ambos lados.

La parte comercial también es un pilar inexcusable, pues los intercambios han aumentado un 40% desde 2018, según los datos que facilitan los colegisladores. "Concluir el acuerdo UE-Mercosur es una prioridad para la UE, ya que uniría a las dos regiones en una asociación beneficiosa para todos que crea oportunidades de mayor crecimiento el empleo e impulsa el desarrollo sostenible", sostienen el Consejo y el Parlamento, para los que también es importante que la UE trabaje su Global Gateway en América Latina, sobre todo con la mirada puesta en la transición ecológica y el desarrollo económico.

Por otro lado, dejan claro que la UE y América Latina se enfrentan a retos comunes en materia de seguridad y justicia, "que exigen reforzar la asociación y la cooperación a todos los niveles". Se ve como otra de las prioridades. "La delincuencia organizada, incluida la trata de seres humanos, en particular de mujeres y niños, el tráfico de drogas y armas, el comercio ilícito de fauna y flora silvestres y de madera, así como la corrupción, la delincuencia financiera, y la delincuencia medioambiental y cibernética siguen siendo amenazas insidiosas para las personas, las sociedades y las economías", añaden en este sentido. Esto, asimismo, va unido a "la protección de los derechos humanos y del Estado de Derecho".

La UE quiere tener a América Latina cerca, también pensando en el diálogo parlamentario y en la importancia de involucrar a la gente joven en las decisiones políticas. Hasta hace nada esta ha sido una relación atrofiada por los acontecimientos, pero el mundo ahora le exige a Europa aliados fuertes: Latinoamérica se ve en Bruselas como tal, pero los próximos meses serán claves para ver si estas voluntades son o no flor de un día.

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