Diego Carcedo Periodista
OPINIÓN

Trump enfrenta sus trampas

Donald Trump, cuando todavía era presidente de Estados Unidos
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Donald Trump “el tramposo”, como le apodan muchos hispanohablantes en diferentes estados, lleva muchos años ya salvándose de las decenas de acusaciones económicas y sexuales que el dinero y los abogados le han conseguido librar e incluso llegar a la Casa Blanca de Washington impune, sin tener que rendir cuentas a la Justicia. Nada fue obstáculo para que durante cuatro años ejerciese como la máxima autoridad mundial y elevando al máximo nivel su condición de autor y promotor de las pruebas que, según todos los indicios, le convierten en un verdadero delincuente, ahora contra la seguridad internacional.

Pero hoy le ha llegado la hora que se vino aplazando tanto tiempo de tener que rendir cuentas de sus muchos procesos, no todos todavía, solo de algunos: la friolera de treinta y siete violaciones de la Ley en diferentes casos, lo cual muy bien pueden terminar condenándole a la friolera de cuatrocientos años de cárcel. Este mediodía, hora española, comparecerá ante un tribunal federal —que son los que entienden sobre las acusaciones más graves— en cuya residencia de Mar-a-Lago ocultaba documentos secretos que ilegalmente se había llevado cuando abandonó su despacho.

De momento, su comparecencia se limitará a informarle de todos los casos que se le imputan y sobre los cuales será juzgado en otra comparecencia. Si es condenado, como se pronostica, será el primer expresidente procesado de los cuarenta y tres que le han precedido en el cargo. Por ahora ya es el único que ha enfrentado semejantes imputaciones y sin duda será el que pasará a la historia con la degradada imagen que sus actuaciones, entre delictivas y extravagantes que protagonizó, tanto en el cargo como en su actividad pública y privada en el ámbito de sus negocios.

Él dirá que todo es falso, que es inocente, que le robaron la reelección con pucherazos multiplicados que la Justicia no reconoció y que la verdad es que se trata de una conspiración para impedir que pueda volver a ganar la Presidencia en las elecciones que se celebrarán el próximo año. Mientras los jueces se esfuerzan por aclarar la verdad, entre tantas causas, él continúa haciendo campaña cara a las primarias republicanas y cultivando el fanatismo de sus seguidores entre los que predominan los matones que durante la comparecencia se teme que causen disturbios.

La preocupación ante esta posibilidad es grande: se sabe que hay grupos que están dispuestos a manifestarse y a provocar disturbios del mismo modo que hicieron cuando el intento de golpe llevaron a cabo ante el Capitolio así como en otros lugares, en las reivindicaciones violentas de que se reconozca que fue él quien ganó las elecciones más accidentadas que se recuerdan. En previsión de los disturbios en que desembocaran las manifestaciones convocadas han sido movilizados varios centenares de fuerzas públicas.

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