Fiasco

Hace unos pocos días, asistimos al funeral de los que estuvieron muy cerca de tocar el cielo, con la ayuda de banqueros y allegados. Me refiero, como habrán podido adivinar, a Ciudadanos.

Al frente de los naranja tenían a una de las personas que la historia pondrá en su justo lugar. Es decir, explicará, con todo lujo de detalles, cómo la incompetencia, la chulería y la soberbia, ponen a la gente, en general, y a los políticos, en particular, en su justo lugar.

Albert Rivera es hoy nadie y podía haber llegado, incluso, a La Moncloa.

El 15M y sus soflamas “revolucionarias” puso de los nervios a mucha gente, sobre todo, a los partidos clásicos y a los centros de poder. Ciudadanos se alimentó de ese miedo. Fíjense, en las elecciones del 2015. Podemos, los indignados, los hijos del 15M, sacaron 69 escaños. Ciudadanos, 40.

En las de 2016, Podemos, 71. Ciudadanos, 32. El PSOE, 85. El PP, 137.

En las primeras de 2019, el PSOE, 123; PP, 66; Cs, 57; y, Podemos, 42.

En las segundas del mismo año, el Congreso actual, el PSOE, 120; el PP, 89; Podemos, 35; y, Ciudadanos, 10.

En las 5 elecciones generales que ha habido entre el 2011 al 2019, Ciudadanos llegó a tener 57 diputados y el PP bajó a un mínimo de 89. Podemos llegó a los 71 y el PSOE se hundió hasta los 85.

Es obvio que, tanto los resultados de Ciudadanos como los de Podemos obedecen a los tiempos turbulentos que hemos vivido. Por ejemplo, cuando hay estabilidad política, las cinco elecciones que se celebraron en España en 8 años, se deberían haber convocado en 20, una cada 4 años.

Hoy, la incompetencia, la soberbia, el fanatismo, el infantilismo y la hiperideologización han hecho casi desaparecer a Podemos. El PP y el PSOE se han comido a Ciudadanos.

El PCE, con el nombre que ustedes quieran, ha terminado, prácticamente, con Podemos. Yolanda Díaz, a pesar de su sonrisa permanente, sería su sepulturera.