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Un tipo fiscal mínimo para empresas, el pacto migratorio o regular la inteligencia artificial: los retos de Sánchez para presidir la UE

(I-D) El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera; la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz; y otros ministros, este jueves en Moncloa.
Alejandro Martínez Vélez / Europa Press

Quedan apenas dos semanas para que el Gobierno español asuma la Presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea, un hito marcado en rojo para el presidente Pedro Sánchez, que ejercerá el cargo, como mínimo, varias semanas. Lo que pase después dependerá del resultado que designen las urnas el 23 de julio, aunque ese resultado modificará poco los hitos que el jefe del Ejecutivo se ha propuesto desarrollar en el mandato y en los que Moncloa lleva un año trabajando. Destacan la pelea por una tributación mínima para grandes corporaciones en todo el continente, la regulación de la inteligencia artificial, el cierre del pacto migratorio o la reforma del mercado eléctrico.

"Europa es una realidad que nos cohesiona como nación y tenemos un doble sentimiento ante esta oportunidad: una profunda gratitud, pero también una gran responsabilidad", señaló este jueves Sánchez en una rueda de prensa en la que presentó las prioridades del mandato de España, que finalizará el próximo 31 de diciembre. El Gobierno quiere dejar su impronta y la tarea no es fácil, pues se basa en cerrar algunos de los expedientes abiertos antes de que termine la legislatura europea, que termina a comienzos de 2024.

En este sentido, el papel de quien ejerce la Presidencia rotatoria es básico, ya que debe concitar los acuerdos en diferentes materias para su negociación con la Comisión Europea y el Parlamento. El presidente ve en el 'boom' de la inteligencia artificial una oportunidad para que el continente sea líder, además de trabajar en un marco regulatorio "adecuado" y que contenga "una perspectiva humanista". Este punto es uno de los principales dentro de la obsesión del presidente por reindustrializar Europa, un sentimiento compartido por otros Estados miembros. Más aún, después de la pandemia o la guerra de Ucrania, dos hechos que han dejado al descubierto que la deslocalización de ciertos sectores productivos fue un error y dejaron desprotegida a la Unión. En este ámbito entra la energía verde o la fabricación de productos farmacéuticos de última generación.

La energía verde también colinda con otra de las prioridades españolas: la transición ecológica. Esto es, además, una gran oportunidad económica, puesto que Moncloa calcula que los ciudadanos podrían ahorrarse 135 millones de euros con el abaratamiento de la factura eléctrico que se devengaría de la reforma del mercado eléctrico. Además de la creación de hasta un millón de empleos hasta 2030 al acelerar la descarbonización, que se ha intensificado tras la necesidad de depender de los combustibles fósiles de la Rusia de Vladímir Putin.

Sánchez también tratará de impulsar la fijación de estándares mínimos de tributación para las compañías europeas. Cabe recordar que incluso la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) acordó en el verano de 2021 que el Impuesto de Sociedades fuera mínimo del 15% de forma global. En materia económica, España también intentará culminar la unión bancaria y seguir "desarrollando" el comercio interior. Además, está pendiente la reforma de las reglas fiscales, que fueron suspendidas en 2020 por la obligatoriedad de aumentar el gasto por la pandemia y que volverán a entrar en vigor el próximo año.

Asimismo, otro de los grandes retos de la Presidencia española será cerrar, antes de que termine el año, el Pacto de migración y asilo. El obstáculo: Hungría y Polonia. Una de las partes fue acordada la semana pasada con el apoyo de mayoría de los países miembros con un reparto de cuotas, que penalizará a los países que no cumplan con 20.000 euros por cada migrante que se nieguen a acoger. El último elemento que queda por cerrar al respecto es el reglamento sobre gestión de crisis.

Las elecciones no cambiarán las prioridades

Con todo, una de las preguntas sobre la Presidencia española es si se verá afectada por un hipotético cambio de gobierno tras el 23 de julio. Y la respuesta que dan en Moncloa es que no. "La Presidencia sitúa a España como un actor de construcción de puentes para tratar de sacar adelante expedientes que no imponemos desde España sino que ya están en Europa", aseguró el presidente ayer, que concluyó asegurando que "la democracia nunca es un problema" y recordando que otros países han tenido procesos democráticos en mitad de sus mandatos.

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