Barcelona

El 7% de las trabajadoras de prisiones catalanas dice haber sufrido abusos o agresiones sexuales de compañeros

Vista parcial de la prisión Brians 2.
MARTÍ LLORENS / GISA

El 7% de las trabajadoras de las prisiones catalanas dice haber sufrido abusos o agresiones sexuales por parte de un compañero de trabajo, y un 4% asegura que, al menos una vez, estos profesionales han ejercido violencia física contra ellas (empujones, golpes, bofetadas o lanzamiento de objetos). Sin embargo, cerca del 90% no denuncia estas agresiones ni presenta ninguna queja a sus superiores. Las cifras no distan mucho de las de otros ámbitos laborales. Son algunas de las evidencias que revela la primera encuesta sobre violencia machista en el entorno laboral que ha hecho el Departamento de Justicia del Govern, que promoverá la figura de un referente para activar el protocolo contra el acoso machista en el trabajo y mejorará el acompañamiento a las víctimas.

El 15,3% de las mujeres han sido víctimas de alguna agresión sexual por hombres del entorno laboral, según la Encuesta sobre Violencias Machistas en Cataluña de 2021, del Departamento de Interior. En las prisiones el porcentaje es del 7%, mientras que entre un 9 y un 10% de trabajadoras asegura haber sido víctima de estas violencias machistas por parte de los propios reclusos u otros usuarios de los servicios penitenciarios.

El 46,3% de las mujeres agredidas por internos no presenta quejas ni denuncias ni tampoco recurre a ninguna herramienta o protocolo de la organización. Y esta proporción aumenta hasta el 89,6% cuando las agresiones se han producido por parte de los trabajadores. La encuesta también recoge que alrededor de un 10% de las mujeres víctimas de algún tipo de violencia por parte otros profesionales no la reconoce como tal.

En cuanto a situaciones de discriminación laboral, el 52% de las mujeres encuestadas sufrieron algún episodio por parte de sus colegas, jefes o subordinados hombres. En cambio, el 85% de los hombres no identifica estas situaciones de discriminación laboral ni acoso a las cuales están expuestas las mujeres.

El 50% de las mujeres cree que el acoso y la violencia sexual hacia las mujeres no son problemas frecuentes en el trabajo, cosa que piensan el 75% de los hombres. El 52% de las mujeres cree que nunca o raramente las mujeres reciben acoso de algunos hombres, porcentaje que aumenta al 85% en el caso de los hombres.

El 82% de las mujeres no cree que en el ámbito profesional un hombre se comporte agresivamente o con hostilidad manifiesta hacia una mujer, cosa que piensan el 97% de los hombres. Un 15% de las mujeres dice que algunas veces o raramente se producen episodios de violencia física de hombres hacia mujeres, como empujones, veces, bofetadas o lanzamiento de objetos, mientras que el 95% de los hombres dice que no pasa nunca. El 28% de las mujeres dice que a menudo, a veces o raramente se producen episodios de abuso o agresión sexual sobre mujeres por parte de profesionales, como rozamientos, insinuaciones, tocamientos inadecuados o exhibicionismo, entre otros, cosa que el 89% de los hombres niega totalmente.

Un 52,2% de los hombres señala que alguna vez ha presenciado o tuvo conocimiento de una situación de violencia grave contra una colega, porcentaje que sube al 72% en el caso de las mujeres. Este porcentaje de hombres parece que contradiga el hecho de que alrededor del 90% de los hombres dice que no se producen casos de violencia física o sexual, cosa que podría explicarse por el hecho de que los hombres interpretan que la violencia no es grave si no es física o sexual.

El doble de hombres que de mujeres encuentran normal que se hagan comentarios de contenido sexual sobre compañeros de trabajo del sexo opuesto y casi el doble de hombres que de mujeres no da importancia a acercarse a una compañera con la intención de flirtear, a pesar de que no haya correspondencia manifiesta.

El 52% de las mujeres asegura que sufrió a menudo al menos una forma de discriminación laboral por parte de sus colegas, superiores o subordinados hombres. Al 51% de las mujeres alguna vez las han apartado de situaciones de peligro o conflicto para poner a un hombre en su lugar, y al 60% le han asignado tareas que requieren más empatía, como escuchar demandas o quejas, o gestionar situaciones emocionalmente intensas, que podría haber hecho un hombre.

El 43% de las mujeres dice que en los últimos cinco años alguna vez se ha priorizado a un hombre para ascender a pesar de que ellas tenían los mismos méritos o más. El 48% de las encuestadas asegura que en alguna ocasión le han asignado tareas de responsabilidad inferior a las que le corresponderían por su categoría profesional.

El estudio ha detectado que las mujeres tienen en general una situación laboral más desfavorable que los hombres. Así, el 83% de los hombres lleva más de cinco años trabajando en la ejecución penal, mientras que en el caso de las mujeres solo superan los cinco años el 68%. En cambio, las mujeres se piden más permisos, licencias o reducciones de jornada para conciliar la vida personal y laboral: el 24,7% de ellas lo ha hecho en los últimos cinco años, mientras que solo lo ha hecho el 14% de los hombres.

Las mujeres también tienen menos tareas de supervisión o mando, un 20%, respecto el 32% de los hombres. Por último, las mujeres tienen más dificultades subjetivas para cambiar de puesto de trabajo, puesto que solo el 20% dice que pueden hacerlo, ante el 30% de los hombres que tiene posibilidades de cambiar de lugar de trabajo.

El 90% de las trabajadoras del ámbito de la ejecución penal que ha sufrido un episodio de violencia machista por parte de un compañero de trabajo no lo ha denunciado.

Para invertir esta dinámica, durante los próximos meses, se instaurará en todos los centros de trabajo la figura del “referente del protocolo”. Esta persona será quien acompañe y oriente a la víctima en la derivación a los recursos especializados de apoyo y ayuda. Lo hará desde el anonimato y el acompañamiento. En definitiva, será quien activará el protocolo de la Generalitat para estos casos.

Esta es una de las medidas que se pondrán en marcha con el objetivo de “garantizar entornos laborales seguros, cómodos y libres de machismo”. Así lo ha explicado la consellera de Justicia, Gemma Ubasart, este viernes durante la presentación de los resultados de la encuesta y de las propuestas de mejora. “Estamos comprometidas con el cambio cultural en clave de género y con la transformación feminista del país. Haciendo públicos los datos, sumamos a un cambio que es imparable e imprescindible”, ha afirmado.

En la 'Encuesta sobre actitudes y comportamientos discriminatorios y de violencia machista en el ámbito laboral de la ejecución penal' han participado 1.518 trabajadores, el 26% del total: 41,2% hombres, 58,3% mujeres y 0,5% no binarios. Ha sido elaborada por el Observatorio Catalán de Justicia en Violencia Machista, la Comisión Técnica para la Igualdad de género y la Prevención de las violencias Machistas en la Ejecución Penal con la Universitat Pompeu Fabra, de la mano de los investigadores Jorge Rodríguez Menés, Ana Safranoff y Elena Larrauri Pijoan.

Paula Montero, directora de Asuntos Penitenciarios de la conselleria, ha subrayado la necesidad de tener evidencia empírica sobre la realidad: “la diagnosis previa es imprescindible para diseñar actuaciones y medidas correctoras”. “Habitualmente se habla mucho de violencia machista en el ámbito familiar o social, pero no tanto de lo que pasa en los entornos laborales. Y cuidar de los profesionales también es una responsabilidad legalmente atribuida a las empresas y, por supuesto a las administraciones públicas”, ha explicado Montero, que también ha insistido en “la importancia de tener estructuras y sobre todo apoyo institucional”.

Cambio cultural

Además de la figura del referente del protocolo, desde el SMPRAV se impulsarán otras medidas que responden a tres grandes ejes de intervención. Las medidas que se proponen, algunas de ellas ya en marcha y otras en un momento preliminar o pendiente de otras actuaciones previas, se estructuran en tres grandes ejes de intervención: apoyo institucional a las actuaciones vinculadas al desarrollo de políticas de género; refuerzo de una cultura institucional no sexista y apoyo y acompañamiento a las profesionales afectadas.

Así, en todas las unidades y centros de justicia juvenil existe la figura de las referentes de género, así como un grupo motor que potencia las actuaciones en esta materia. Concretamente, en la ejecución penal hay 60 referentes de género. En todos los centros penitenciarios se han creado los consejos para la Igualdad con la presencia de un mando del equipo directivo para dar relevo a análisis y acuerdos que se puedan tomar. El despliegue del segundo Plan de igualdad de la Generalitat de Cataluña incluirá medidas específicas para el cuerpo de técnicos especialistas de servicio interior de prisiones y que prevé actuaciones también en la prevención de violencia machista. También está previsto incidir sobre el uso de la comunicación no sexista y con perspectiva de género en el conjunto de protocolos, manuales y procedimientos internos de organización y funcionamiento, en aplicación de la Guía sobre lenguaje y comunicación no sexista.

Por otro lado, ya se ha publicado un decálogo de adhesión de la Secretaría con la tolerancia cero ante las conductas machistas. Se mantiene el impulso de la formación en materia de igualdad y perspectiva de género, incluyendo la perspectiva de género como materia obligatoria en la formación inicial. Se reforzarán las campañas de sensibilización y concienciación para que las mujeres identifiquen y reconozcan las diferentes manifestaciones de la violencia machista. Se impulsarán medidas para conseguir que todos los profesionales actúen ante la visión de una conducta discriminatoria, sexista o de violencia machista, pasando de un rol de espectador a un rol de actor implicado. Uno de los objetivos prioritarios es incorporar a los hombres en estas acciones de sensibilización y concienciación de la violencia machista.

Un dato preocupante de la encuesta es que la gran mayoría de las mujeres no presentaron ninguna queja ni denuncia interna, ni externa, ni tampoco recurrieron a ninguna herramienta o protocolo de la organización cuando sufrieron alguna forma de violencia severa. Son todavía muy pocas las mujeres que denuncian estas experiencias, especialmente si el perpetrador es un compañero, puesto que este tipo de victimizaciones se denuncian menos que las sufridas por parte de usuarios y clientes del servicio.

Para ayudar a que las mujeres pidan ayuda y/o denuncien estas situaciones que sufren en el entorno laboral, se tiene que pensar en nuevas estrategias para proteger y apoyar a las mujeres en el trabajo, dice el informe. Con este objetivo se ha emprendido una campaña de publicidad y difusión del Protocolo para la prevención, la detección, la actuación y la resolución de situaciones de acoso sexual, por razón de sexo, orientación sexual, identidad de género o expresión de género en la Administración de la Generalitat de Cataluña. También se han creado circuitos de activación del protocolo en la estructura de la Secretaría, se ha hecho difusión con una campaña de sensibilización llamada '¿Y tú qué papel juegas?', con información dirigida también a las posibles mujeres que han sufrido las agresiones, y se han seleccionado profesionales que serán referentes del protocolo en todos los centros de trabajo.

En el marco de la violencia machista y/o lgtbifòbica ejercida por las personas internas en los centros penitenciarios contra los profesionales, en primer lugar ya se registran los incidentes de manera segregada y con un análisis propio; y también se ha creado un procedimiento de actuación interno, que aglutina de manera coordinada medidas de carácter regimental y de seguridad, de tratamiento penitenciario o de denuncia a las instancias judiciales.

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