Juan Luis Saldaña juan luis saldañaPeriodista y escritor
OPINIÓN

Por qué está mal visto tener ideología

¿Qué pienso yo sobre esto? Una pregunta complicada.
¿Qué pienso yo sobre esto? Una pregunta complicada.
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¿Qué pienso yo sobre esto? Una pregunta complicada.

La sensibilidad y la ideología se parecen a la mucosa: es funcional y todos la tenemos, pero no parece buena idea ir enseñándola por ahí. En tiempos de campaña electoral se percibe todavía con mayor claridad cómo los políticos tratan de no asumir una etiqueta ideológica que los encasille y huyen de ese tipo de debates como de la peste. Sin embargo, la realidad se impone y muestra que, si se rasca un poco, todos tenemos algo dentro que puede llamarse ideología.

Hay una ideología que conlleva trabajo, lecturas, pensamiento, cambio y predisposición al matiz y al debate. Esta ideología supone un esfuerzo y es, por cierto, la que peor vista está. Conviene esconderla si quieres medrar porque, de lo contrario, vas a ser un blanco fácil para recibir golpes, disparos y descalificaciones que, con mucha probabilidad, te sacarán del debate y te incapacitarán para la vida pública.

Hay una ideología que conlleva trabajo, lecturas, pensamiento, cambio y predisposición al matiz y al debate.

Existe otra ideología que podría llamarse líquida, siguiendo el afortunado concepto de Bauman. Es un conjunto de ideas que van con los tiempos, con la moda y las costumbres que nos llegan desde los medios de comunicación, las series de televisión, el cine y las opiniones. Ha sucedido siempre en la historia. Adherirse a estas ideas fluidas es sencillo porque se transita a favor de la corriente y no exige hacerse la pregunta “¿qué pienso yo de esto?”, ni, como defendía Ortega en La Rebelión de las Masas, un tiempo medible que has dedicado a algo para saber qué opinas.

Es interesante preguntarse a quién beneficia esta ideología de la moda y, sobre todo, quién la promueve. El poder plutocrático con la concentración de riqueza, las empresas tecnológicas como diosecillos y sus cabezas visibles como gurús de la tribu pueden ser una respuesta o, al menos, una factoría constante de modas y opiniones que habría que vigilar. Mientras tanto, el político trata de no encasillarse en ideas que cree que lo pueden perjudicar, quizá por inflexibles.

Yolanda Díaz pinta su propuesta de colores y fanfarria para que no la llamen comunista, el PP huye como de la peste de los conceptos “liberal” y “conservador” y se queda con la expresión “moderado” como un salvavidas insípido. El centro político es chufa, pero devora al que se acerca demasiado. El dúo tragicómico Margallo-Iglesias habla, de vez en cuando, de comunismo y democracia cristiana y, en efecto, ha quedado para vestir santos. Todos tenemos una ideología y, si no la trabajamos, nos quedamos con la que toca. El primer camino lleva a una isla desierta y el segundo a tolerar el populismo que mejor nos venga en cada momento. Tiempos complicados.

Juan Luis Saldaña
Periodista y escritor

Colecciono coca colas falsas en lata y hago fotos a las bolsas de plástico en los árboles. He publicado libros de poemas y relatos. Mi última novela es "Hilo musical para una piscifactoría". Se llevó al cine bajo el título de "Miau". He sido redactor en prensa, presentador en tele y radio y ahora me piden que opine. Licenciado en derecho, MBA, máster en periodismo y doctor en comunicación e información. He tenido una agencia de marketing, alguna experiencia de éxito en comercio electrónico y doy clases en algún máster sobre esto.

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