Capaces

El abuso de drogas, causa de discapacidad: "Hay que hacer campañas preventivas para informar a la población de los riesgos"

La relación entre la adicción a las drogas y los trastornos comórbidos es bidireccional
Getty Images

Más de uno de cada cuatro adultos que padecen un problema de salud mental grave también tienen un problema de uso indebido de drogas. No obstante, el abuso de sustancias es ya, en sí mismo, una enfermedad mental o cerebral crónica, además de un problema social, tal y como recoge el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM) y asegura José María Vázquez, psiquiatra del CAS de Sants (Agencia Salud Pública de Barcelona), responsable del departamento de Psiquiatría de la Asociación Bienestar y Desarrollo y vocal de la Sociedad Española de patología dual: "Durante la adicción hay una desconexión entre lo que la persona quiere hacer y lo que es capaz de hacer".

Las personas con un problema de adicción tienen asociado, con una alta prevalencia, otro trastorno comórbido, esto es, presentan un trastorno dual. "En un estudio con 1.356 pacientes, publicado en el Journal of Clinical Medicine en 2022, vimos que tres de cada cuatro personas que venían a tratamiento por drogadicción tenían otros problemas mentales: un 76,4% depresión, un 37,5% trastorno de pánico, un 30% psicosis y casi un 20% Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH)", afirma Vázquez.

Estos trastornos comórbidos suelen ser previos a la adicción a las drogas, es decir, hacen especialmente vulnerables a las personas que los padecen a caer en un abuso de sustancias. "Hay mucha evidencia significativa, con bases genéticas comunes, por ejemplo, entre el TDAH y el cannabis y la cocaína, el alcoholismo y la depresión, las drogas y la esquizofrenia…", asegura el psiquiatra.

El abuso de drogas, causa de discapacidad

No obstante, la relación entre la adicción a las drogas y los trastornos comórbidos es bidireccional. Padecer un trastorno mental puede facilitar que una persona caiga en un abuso de sustancias, pero también, tal y como explica Vázquez, "una persona que consume drogas va a tener más problemas cerebrales. La adicción altera el comportamiento y la bioquímica del cerebro, provoca cambios a lo largo del tiempo que se van agravando de forma progresiva y van alterando todos los aspectos biopsicosociales".

El consumo crónico de sustancias puede provocar, en función de la vulnerabilidad que tiene el individuo, una disfunción, asegura el psiquiatra. Esta alteración puede ser de carácter cardíaco, hepático, pulmonar, infeccioso, etc. Además, al producir cambios estructurales y cognitivos en el cerebro, el abuso de drogas puede provocar alteraciones en las funciones ejecutivas. "Puede causar el síndrome de Wernicke-Korsakoff, un tipo de demencia cognitiva irreversible provocada por un consumo de alcohol. Este consumo altera la fisiología del cerebro y de los demás órganos, con lo cual deja al individuo en una situación de discapacidad", explica Vázquez.

Las benzodiazepinas provocan una alteración cognitiva y eso aumenta el riesgo de caídas, traumatismos y otros problemas de salud orgánica

Por otro lado, puede causar trastornos mentales como trastornos psicóticos, esquizofrenia o trastornos de ansiedad y depresión: "Por ejemplo, el consumo de metanfetaminas por vía intravenosa, en un porcentaje muy elevado, deriva en cuadros iniciales de psicosis. En función de la vulnerabilidad de la persona, está psicosis se puede cronificar o no. También existe la psicosis alcohólica o por consumo de cocaína".

Asimismo, el consumo de drogas puede causar, en un momento dado, una discapacidad física: "España es el país de la Unión Europea que más benzodiazepinas consume. Estos medicamentos provocan una alteración cognitiva y eso aumenta el riesgo de caídas, traumatismos y otros problemas de salud orgánica". Además, pueden sufrir, con mayor frecuencia, lesiones y muertes debidas a accidentes. "Toda sustancia que, introducida en el cerebro, provoque una modificación de su fisiología, va a dejar al individuo en una situación de vulnerabilidad. No se puede conducir bajo los efectos del alcohol, pero tampoco bajo los efectos de la cocaína, los sedantes y otras sustancias, porque la capacidad mental va a estar distorsionada", añade.

Un consumo incapacitante

El abuso de drogas afecta a cada persona de una manera distinta. Las consecuencias varían dependiendo de aspectos biopsicosociales, pero también del tipo de sustancia, cómo actúa en el cerebro, la cantidad ingerida, etc. No obstante, a pesar de que cada tipo de droga produce un efecto distinto, subraya Vázquez, "todas son sustancias que actúan en el sistema nervioso central y, en función de cómo es el individuo, sus rasgos de personalidad, su estructura, su capacidad de abstinencia, de manejo del estrés, etc., hará que sean más vulnerables a uno u otro tipo de sustancias".

El consumo de drogas es especialmente preocupante en la juventud, una etapa en la que "el cerebro está en proceso de neurodesarrollo, madurando y creando conexiones neurales y, si introduces una sustancia, evidentemente va a afectarse". Por este motivo, explica el psiquiatra, "es tan importante trabajar sobre la población infantojuvenil y los adolescentes y dar campañas formativas e informativas adecuadas". "Tenemos que prestar atención al consumo de sustancias en esta población", subraya.

Muchos de nuestros pacientes, con el tiempo, solicitan informes clínicos porque llega un momento en que no pueden realizar su trabajo

Por otro lado, la drogodependencia produce consecuencias a largo plazo. "La adicción provoca cambios a lo largo del tiempo en el cerebro, que no van a revertir de golpe. Por eso, es tan importante que la persona se mantenga en tratamiento, para asegurar una mejor capacidad de deshabituación y de reinserción social", asegura Vázquez. La reinserción de estas personas es más difícil cuando, además, tienen asociada una enfermedad mental comórbida: "Tienen muchos peores resultados que las que tienen una u otra por separado".

De hecho, las secuelas físicas y psíquicas de una drogodependencia pueden incluso justificar una incapacidad absoluta para realizar cualquier tipo de trabajo. "Muchos de nuestros pacientes, con el tiempo, solicitan informes clínicos porque llega un momento que no pueden realizar su trabajo", explica Vázquez. "El consumo de sustancias, cuando, además, hay una comorbilidad psiquiátrica, asociada a la comorbolidad orgánica y social lleva al individuo a un descenso en la escala social y su incapacidad para enfrentarse a las condiciones vitales, entre ellas, el trabajo", añade.

Las personas con discapacidad, más vulnerables

El abuso de drogas puede derivar en una discapacidad, pero, en el sentido inverso, las personas con discapacidad también son más vulnerables al consumo de sustancias por distintas razones, ya sean derivadas del desgaste emocional causado por la discapacidad, una pérdida de autoestima, o por motivos de discriminación social, laboral, etc.: "Las personas que están en una situación de declive social van a estar todavía más expuestas a la problemática". Además, en el caso de personas con una discapacidad intelectual, que presentan "una capacidad de respuesta mermada por su propia discapacidad, van a ser más influenciables porque, además, conviven en una red social que es muy dinámica y compleja". En estos casos, a la vulnerabilidad derivada de la propia discapacidad se suma la vulnerabilidad causada por el consumo de sustancias. 

En cualquier caso, estas personas, subraya Vázquez, necesitan un "diagnóstico transversal": "Se evalúa si es una adicción pura o con otra comorbilidad, qué trastornos orgánicos tienen asociados, qué disfunción social tienen y hacemos una orientación diagnóstica y tratamiento". En personas con una discapacidad intelectual, cuenta el psiquiatra, "se evalúa la evolución de la discapacidad en el tiempo". "Cuando nosotros vemos que hay una alteración de tipo neurocognitivo, hacemos interconsulta con neurología y trabajamos con asociaciones para trabajar la rehabilitación cognitiva, todo es fundamental", añade.

Hay que ver a la persona como un ente y aplicar los mejores conocimientos científicos para ver cómo podemos mejorar su calidad de vida

Además, Vázquez destaca la importancia de llevar a cabo una psiquiatría positiva, que "intente comprender y promover el bienestar de la persona a través de intervenciones no solamente psiquiátricas, psicofarmacológicas o terapéuticas, sino que impliquen también características psicosociales del individuo. Se debe dar un abordaje integral e integrador de la persona, individualizado, hay que ver a la persona como un ente y aplicar los mejores conocimientos científicos para ver cómo podemos mejorar su calidad de vida".

Formación e información

En el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, el psiquiatra subraya la necesidad de "priorizar los recursos para atender a las personas que, además del consumo de drogas, tienen otras comorbilidades y, por tanto, un peor pronóstico. También para las familias y los profesionales: "Cada vez somos menos psiquiatras, los recursos están quedando empobrecidos. Tenemos un grave problema sanitario y la administración tiene que volver los ojos hacia nosotros, establecer políticas adecuadas y consultar al profesional de trinchera para que verdaderamente vean cuáles son nuestras necesidades". "Es prioritaria una reforma de las políticas relacionadas con los tratamientos y los dispositivos de adicciones porque estamos soportando una presión asistencial brutal", añade.

Por otro lado, para prevenir estas situaciones, Vázquez apuesta por formar e informar. "Hay que hacer campañas preventivas adecuadas a la población que tenemos, sabiendo previamente cómo es, cuáles son sus necesidades, sus valores, qué están haciendo en la realidad, qué alternativas les podemos dar, etc. para informar sobre los riesgos. Debemos salir de los despachos y acercarnos a la población para que aprendan a tomar decisiones", afirma.