Internacional

La imagen de Putin queda "manchada" y los analistas esperan ahora "una Rusia más hostil y alineada con el ala dura de Prigozhin"

Los mercenarios lo son, en parte, porque no te puedes fiar de ellos, y esa lección la parece haber aprendido estos días Vladimir Putin. Los paramilitares del grupo Wagner avanzaron hacia Moscú en un camino frenado por la supuesta mediación del presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, y ahora parece que las aguas vuelven a su cauce. De momento, el líder de Wagner, Yevgeny Prigozhin, rompió este lunes su silencio para apuntar que su movimiento no fue "un golpe de estado", sino "una protesta", y su 'gran enemigo', el ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, ha reaparecido en un extraño vídeo difundido por el Kremlin en el que aparece pasando revista a sus tropas en Ucrania, pero sin una referencia temporal que indique que sea reciente.

El Kremlin quiere aparentar normalidad y anunció este martes la retirada del régimen de operación antiterrorista en la capital, Moscú, y la región homónima tras el fin de la crisis. Según las autoridades, la decisión ha sido adoptada "ante la ausencia de amenazas a la vida, la salud, la propiedad y otros intereses legalmente protegidos de la población. Mientras, el Gobierno ruso ha celebrado la mediación de Lukashenko y se ha empeñado en recalcar la fortaleza del régimen. Al tiempo, Putin ha conseguido ganar espacio de poder y mantener a Prigozhin a raya. Pero, ¿qué va a pasar ahora?

Pablo del Amo, coordinador de Descifrando la Guerra, explica a 20minutos que "ahora mismo todavía hay más preguntas que certidumbres, no sabemos muy bien por qué pasó lo que pasó. Pero no creo que fuera un golpe de estado porque no atacó a Putin. No sabemos realmente qué objetivos tenía". Ahora se abre, apunta, "una etapa de incertidumbre" aunque considera que ahora podamos ver "una Rusia alineada con el ala dura que representa Prigozhin. Esa sería una Rusia mucho más hostil".

Por su parte, David Gómez, analista en El Orden Mundial, sostiene que no hay que entender lo ocurrido "como un golpe de estado contra Putin", sino como "una lucha de poder entre las facciones que hay en las fuerzas rusas en Ucrania", con los chechenos y Wagner en un lado, que abogan por una escalada mayor, y la cúpula militar en el otro. El enfoque radica en cómo invadir el país vecino, y Gómez recuerda que Wagner lleva "meses pidiendo que se cambie a los altos mandos militares".

"Putin, sin ninguna duda, queda tocado" después de lo que ha sucedido, dice el analista, porque "ha basado su imagen en ese perfil de líder total, como árbitro también entre las distintas facciones que hay". Esta rebelión, por tanto, "hace que caigan los dos elementos sustanciales de su legitimidad". Lo que se ha visto es "la incapacidad del Kremlin para mantener la estabilidad" en Rusia. Pero el hecho de haber aplacado la rebelión a tiempo hace que su estrategia no vaya a cambiar demasiado y de hecho haya impuesto una especie de ley del silencio.

Del Amo no lo ve tan claro. "Quizás hacia fuera sí", dice sobre un Putin que se pueda tambalear. "La visión de hombre fuerte queda manchada, pero de puertas hacia dentro no lo sé, aunque la tentación sea decir que sí". Visto todo esto, dice Del Amo, los planes de Moscú no cambian y no va a centrarse solo en salir a empatar y quedarse solo con lo ya ganado: "Wagner lo componían entre 25.000 y 40.000 soldados, no es el grueso de la fuerza. No va a quedar dañada la capacidad ofensiva del Ejército ruso".

No obstante, Gómez considera que lo sucedido "a corto plazo no va a cambiar la guerra en Ucrania", aunque Wagner "fue importante en la toma de Bajmut" por poner un ejemplo. "Ahora las fuerzas rusas apenas han usado combatientes paramilitares en las líneas de defensa ante la contraofensiva" de Kiev, y la rebelión "tampoco ha provocado que se desplacen unidades" hacia Rusia. Ahora bien, el siguiente paso será integrar a algunos miembros de Wagner en las tropas rusas, "y ahí se verá si se pueden complementar". Coincide Del Amo, pero lo deja todo en manos de "cuánto pueda empezar a influir el ala dura" que representan Wagner o los chechenos. "Entonces veremos una Rusia mucho más proactiva en la guerra, y de hecho han acusado a Defensa de ser blandos".

Es importante entender que esto está resquebrajando el poder militar ruso y afectando a su sistema político

Desde la UE, el Alto Representante, Josep Borrell, también se ha referido a los últimos acontecimientos. "Todo el mundo está al tanto de lo que ocurre en Rusia, es importante entender que esto está resquebrajando el poder militar ruso y afectando a su sistema político", sostuvo el jefe de la diplomacia europea. Para el dirigente español "no es bueno decir que una potencia nuclear como Rusia pueda afrontar una inestabilidad política". Eso sí, ha avisado de que a Putin se le ha rebelado "un monstruo que él mismo creó".

Por su parte, la titular de Exteriores francesa, Catherine Colonna, pide "mantener la cautela" porque hay cosas "que todavía no se saben" sobre los movimientos de Wagner. Mantuvo la misma línea la ministra alemana, Annalena Baerbock: "Todavía no está claro lo que está sucediendo. Y digo muy claramente lo que está sucediendo y no lo que ha sucedido, porque se trata solo de un acto en el espectáculo ruso". Para José Manuel Albares, por otra parte, lo que evidencia la situación es que "hay importantes divisiones" en la clase política rusa.

En ese escenario, los 27 han pactado añadir 3.500 millones de euros más para el Mecanismo Europeo para la Paz, a través del cual están enviando armas a Ucrania desde el inicio de la invasión rusa. Esa cifra se dará de aquí a 2027 y Borrell ha reiterado que el respaldo a Ucrania se mantendrá "el tiempo que sea necesario", e incluso podría intensificarse mientras dure la guerra. "Ha cambiado por completo la forma en que apoyamos a nuestros socios en materia de Defensa", sentenció.

Desde Occidente no quieren dar por cerrada la crisis en Rusia, y han insistido en alertar de los peligros de la división interna. "Seguimos de cerca la situación en Rusia. Los acontecimientos del fin de semana son un asunto interno de Rusia y una demostración más del gran error estratégico que cometió Putin con su anexión ilegal de Crimea y la guerra contra Ucrania", sostuvo desde Lituania el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. El dirigente noruego cree que tras los hechos de los últimos días es "más importante que nunca" mantener el respaldo a Kiev.

Además, Alemania ha confirmado que tiene planes para desplegar otros 4.000 militares en Lituania para ayudar a garantizar la seguridad del flanco oriental de la OTAN. "Estamos preparados", apuntó el ministro germano de Defensa, Boris Pistorius, confirmando una vez más el giro que ha dado Berlín en los últimos meses en lo que a política militar se refiere. La mirada, de hecho, está puesta en la próxima cumbre de la Alianza Atlántica que se celebrará los próximos 11 y 12 de julio en Vilna.

Ya sobre el terreno, las autoridades prorrusas de Donetsk contabilizaron al menos dos muertos y cinco heridos tras un bombardeo ucraniano contra la región. "En dirección a los distritos de Kiev, Kírov, Kuibyshevy y Petrovsky, los ucronazis dispararon 35 proyectiles de calibre 155 milímetros y un cohete del sistema lanzamisiles de largo alcance MLRS", explicó el alcalde de la ciudad en un comunicado. Al mismo tiempo, Moscú también ha elevado a alrededor de 50 los muertos a causa de las inundaciones provocadas por la destrucción de la presa de Kajovka, en la región de Jersón.

Desde Kiev informaron, paralelamente, de que sus tropas han logrado reconquistar hasta este lunes en el sur del país un total de 130 kilómetros cuadrados que estaban ocupados por Rusia. El mensaje del Gobierno de Zelenski es que la contraofensiva sigue su curso. En esa dinámica, el Ejército ruso, por su parte, frustró varios intentos de las fuerzas ucranianas de cruzar el río Dniéper a la altura de la ciudad de Jersón y crear una cabeza de playa bajo el puente Antonivka, tal como explicó el gobernador prorruso de esta región, Vladímir Saldo. Según Saldo, "realmente, en los últimos tres días grupos aislados del enemigo trataron de cruzar en lanchas el Dniéper y ocultarse bajo el puente".

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