Internacional

Así fue, hora a hora, la negociación más tensa entre Prigozhin y Lukashenko: "Hubo diez veces más tacos que léxico normal"

Lukashenko y Prigozhin.
Carlos Gámez

Entre insultos, demandas y concesiones se desarrollaron las negociaciones entre el jefe del grupo de mercenarios Wagner, Yevgueni Prigozhin, y el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, para poner fin a la sublevación del grupo paramilitar ruso contra la élite castrense.

En un discurso ofrecido a militares bielorrusos, Lukashenko ofreció un cronograma de estos sucesos a lo largo del pasado sábado. A las 08.00 hora local comenzaron "a llegar informaciones alarmantes sobre la situación en Rusia", según Lukashenko, que fue informado por el Servicio Federal de Seguridad y el Comité de Seguridad del Estado de que el presidente ruso, Vladímir Putin, quería hablar con él.

A las 10.10 horas Putin informó "exhaustivamente sobre la situación que tenía lugar en Rusia", indicó Lukashenko, quien pidió a su homólogo ruso que "no se apresurase". Putin estaba dispuesto a "machacar" a los sublevados. Sin embargo, Lukashenko le convenció para entablar negociaciones con Prigozhin.

"Respondió inmediatamente"

El jefe del Kremlin aseguró además que el Jefe de Wagner no cogía el teléfono y no quería hablar con nadie. Posteriormente, a las 11.00 horas, el presidente bielorruso preguntó a Putin cómo comunicarse con Prigozhin y estableció tres canales de comunicación con el jefe de Wagner: "Respondió inmediatamente".

Prigozhin expresa muy exaltado sus demandas: "la primera ronda de conversaciones duró 30 minutos entre palabrotas exclusivamente. Había diez veces más tacos que léxico normal", asegura Lukashenko.

El jefe de Wagner exigió la entrega del ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, y del jefe del Estado mayor, Valeri Guerásimov, a quienes acusó de haber traicionado a Rusia y de ser responsables de la muerte de miles de soldados en Ucrania.

"No se va a reunir contigo"

Ante las peticiones del jefe de Wagner, Lukashenko respondió. "Nadie entregará ni a Shoigú ni a Guerásimov en estas condiciones". "Conoces a Putin tan bien como yo, no se va a reunir contigo ni te va a responder por teléfono en estas circunstancias".

Tras dos rondas de conversaciones, Lukashenko comprendió que Prigozhin estaba listo a renunciar a sus demandas y le alertó de que, si moría al menos un civil, concluirían las negociaciones de inmediato. Además, le avisó de que si el avance de los wagneritas en dirección a Moscú continuaba, Minsk enviaría una brigada para defender la capital rusa "como en 1941", en referencia a la Segunda Guerra Mundial.

En tanto, las fuerzas regulares rusas prepararon varias líneas de defensa con más de 10.000 efectivos con el fin de defender Moscú. De esta manera, Lukashenko advirtió al jefe de Wagner que la sublevación podía provocar un derramamiento de sangre y que Rusia tenía suficientes fuerzas para "aplastarlo como a una chinche".

"Garantías de seguridad total"

A las 16.00 horas, Prigozhin trasladó a Lukashenko que estaba dispuesto a aceptar las condiciones y le pidió consejo sobre cómo evitar un ataque de las fuerzas regulares rusas contra la columna de mercenarios, ubicada ya a 200 kilómetros de Moscú.

El presidente bielorruso estableció así contactos con el director del Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB, antiguo KGB), Alexandr Bórtnikov, para coordinar la retirada de los wagneritas. Ofreció además "garantías de seguridad total" al jefe de Wagner que incluían el traslado a Bielorrusia para él y sus combatientes.

Finalmente a las 20.00 horas concluyeron las conversaciones. Prigozhin coordinó la retirada de sus hombres, dándose media vuelta comenzando el regreso a sus bases desde Moscú y la ciudad de Rostov del Don, en el sur de Rusia.

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