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Roberto Santiago, autor de 'La rebelión de los buenos': "Me enamoré de la novela negra leyendo a Patricia Highsmith"

Roberto Santiago, con su premiada novela.
JOSÉ GONZÁLEZ.

Roberto Santiago (1968) nació en el barrio madrileño de Carabanchel, así que no se ha tenido que ir muy lejos para ambientar su último libro, La rebelión de los buenos, Premio Fernando Lara de novela 2023 (Planeta). Son 700 páginas que se leen sin pestañear, donde un abogado sin dinero, defensor de causas pobres, fracasado en diversos menesteres y colgado de las pastillas, se enfrenta a un caso monumental: los tejemanejes y abusos de una farmacéutica.  Santiago admite que él, como tantos, también ingiere medicación a su aire, pero que gracias a este trabajo bien documentado ha empezado a tomar conciencia de que la auto prescripción es cosa mala.

Cuenta, asimismo, que se presentó al Fernando Lara porque si no se imponía una fecha de finalización de la novela que llevaba entre manos, no la terminaría nunca. Y sobre todo, porque estaba obsesionado con Francisco Umbral, de quien leía todo, y con Terenci Moix, a quien admiraba por igual, ambos ganadores de este galardón en 1996 y 1997. Quien tiene en su poder el Cervantes Chico 2021, por su obra infantil, no duda de que un premio alimenta el ego, pero sirve también para llegar a más lectores. De eso, él sabe mucho. Su saga Los Futbolísimos arrastra más de cinco millones de fans. También es guionista y director de cine con títulos como El penalti más largo del mundo y El club de los suicidas, entre otros. Pero ahora, que diría su admirado Umbral, toca hablar de su libro, de una revuelta de gente buena, perdida en causas perversas.

De los seis años que he invertido en esta novela, cinco los he dedicado a la documentación, que es lo que me encanta

Novelón el que ha escrito. Tengo entendido que le ha costado lo suyo.Me puse con ella cuando terminé Ana, (llevada a la televisión como Ana Tramel) hace seis años. Ha sido un proceso muy largo. Es verdad que en este tiempo he hecho otras cosas. Y que de estos seis años, cinco los he dedicado a la documentación, que es lo que me encanta de verdad. He invertido uno en escribirla.

Ha citado su novela anterior, Ana, que como esta versa sobre una abogada, también de pleitos pobres. ¿Por qué tiene usted esta querencia con el mundo judicial?Me apasiona el Derecho. Me matriculé, pero me di cuenta de que no era para mí. Me gustaban más las historias de abogados que estudiar Derecho. He vivido semanas enteras viviendo dentro de la Audiencia Provincial y Nacional escuchando a jueces y es apasionante como la gente enseguida se abre. Te hablo de jueces a los que no conocía de nada. Te ayudan mucho, y es verdad que el tema siempre me ha resultado muy atractivo. Soy un gran lector de thrillers judiciales, de los que en España hay poquísimos. En EEUU el tema de las demandas y querellas es muy cotidiano. En España, no, el sistema judicial es diferente. Hay un dicho entre los productores de cine que es que el sistema judicial español es aburrido. Yo no estoy de acuerdo. Depende de cómo seas capaz de reproducirlo. Tanto en Ana como en La rebelión he conseguido darle enganche, espectacularidad, interés... A mis alumnos les digo siempre que si no tienen ideas para escribir acudan a juicios. Detrás de un juicio siempre hay una buena historia que escribir.

¿Cómo se le ocurrió el tema de las farmacéuticas, un tema tan poco tratado en la literatura?Esto es como todo. ¿De qué escribe uno? Yo escribo cuando algo me motiva mucho. Cuando terminé Ana, un amigo periodista me puso en la pista de cuántas demandas hay en España y Europa contra farmacéuticas. Muchas sentencias no llegan a darse por acuerdos extrajudiciales, pero no hablo de una o dos, sino de cientos. Y me dije aquí hay algo, esa fue la semilla. Creo que este mundo, se habla mucho, pero ha sido poco tratado. Hace poco vi la serie Dopesick, sobre la crisis de los opiáceos. Y es verdad que echo en falta esta información porque es uno de los temas más gordos. Yo he hecho ficción, claro, pero han sido muchos años de hablar con mucha gente y ver mucha información. Todos los datos están basados en datos y hechos reales. El tema central y la demanda contra un medicamento de la que escribo, están inspirados en casos reales, que de manera sorprendente han sido capaces de saltarse todos los filtros.  ¿Cómo es posible que pase esto, esa es la pregunta? Yo no tengo respuesta, pero sí me hago esas preguntas en la novela.

Santiago ha echado seis años en escribir este libro.
JOSÉ GONZÁLEZ.

Eso es lo curioso, que resulta atractivo pero no parece sencillo obtener datos en un mundo tan cerrado.Hay gente a la que efectivamente no menciono ni mencionaré y ha colaborado conmigo. Lo que he hecho es leer mucho; artículos, reportajes, ficción. Y luego, gracias a algún amigo periodista me he puesto en contacto con este mundo. A partir de allí, mi instinto no es destapar un gran escándalo, sino convertirla en una historia de ficción. Es apasionante porque todo el mundo está deseando contarte cosas, que no están de acuerdo con ciertas prácticas de sus empresas. Más o menos anónimos. El ser humano tiene la necesidad de contar, y eso para un escritor es oro. De momento, ninguna farmacéutica se ha dado por aludida. Yo solo pongo luz sobre una realidad que he conocido.

Esta novela tiene, aparentemente, una película o una serie. ¿Lo ha pensado usted también que es guionista? Lo he escrito como artefacto literario, como una novela 100%. Pero es verdad que hay un estilo visual. Tiene muchos giros constantemente, para la trama audiovisual ayuda. No hay nada cerrado, pero sí me han llamado, aunque no puedo decir quién. Supongo que puede dar el paso de una manera natural, a pesar de que lo he fabricado como una novela. Para mí el final era ese: completo, absoluto, ocurre entre 2019 y 2019, no se habla de la pandemia, pero todo el mundo sabe lo que viene después. Yo ahora mismo no pienso en una continuación de la novela e, incluso, una precuela. A mí lo que más me apasiona son los personajes, o sea, saber más de ellos, de cómo eran antes. Sobre todo de los protagonistas, Jeremías y Trinidad.

Donde yo siempre me siento reconocido a mí mismo es escribiendo

El título de su libro es muy optimista. ¿Por qué está la literatura llena de personajes malvados?Nunca se puede ser bueno de manera absoluta. Todos tenemos que mostrar contradicciones. Pero sí, quizás es una sensación mía que queremos personajes buenos, esperanzadores, que nos iluminen, que nos agiten y nos inciten a rebelarnos. Que por la urgencia de solventar las cosas, de llegar a fin de mes, de cumplir, no tenemos tiempo para preguntarnos si este sistema se puede mejorar a fondo. Por allí va el tema de este libro y el hecho de que los personajes sean "buenos".

De todos los frentes que maneja, la literatura infantil, la novela de adultos y el cine, ¿en qué orden pone sus preferencias?A ver. Donde yo siempre me siento reconocido a mí mismo es escribiendo. Evidentemente, no es lo mismo escribir una novela negra como esta, a escribir una infantil. Pero el germen es el mismo: algo que necesite contar, da igual que sea de farmacéutica, como de los abusones en el colegio que se meten contra los más débiles, en la literatura infantil. La motivación que yo veo es algo que necesite contar. Ahí está mi potencial, el que yo pueda tener. He tenido suerte porque también he dirigido películas, y quién sabe, es algo muy nutritivo y puede que vuelva a hacerlo. Pero no puedo elegir. Escribir para mí es lo mismo, contar una historia, iluminar la realidad que nos rodea, intentar proyectar preguntas para que el lector o el espectador se las hagan también.

El autor firma con esta, su segunda novela para adultos.
JOSÉ GONZÁLEZ

La literatura es silenciosa y el cine ruidoso. ¿Con qué estado se identifica más?Escribir en soledad, así es como soy feliz. Y es lo que voy a hacer siempre. Aunque no me publicaran nada, nunca más lo seguiría haciendo. Lo otro, el cine, es diferente estás todo el día rodeado, y te alimenta muchísimo, pero es todo lo contrario. Para la salud mental, si pudiera elegir, el 90% lo dedicaría a la escritura y de vez en cuando, haría algo audiovisual, estar en contacto con un gran equipo de gente que me aporte muchas cosas.

¿Cuánto hay de uno en sus personajes?Este grupete tienen un fondo bueno, pero cada uno nace en un sitio distinto. Yo soy de Carabanchel, tenía muchas ganas de que una persona que nació allí saliera en un libro. Vampirizamos a las personas que conocemos en la vida para inventar personajes. A veces son detalles: cómo se ponen las gafas, su escepticismo. He mezclado cosas que me han atraído y otras. Me gustaría creer que el protagonista tiene algunas cosas mías, como esa capacidad de observación, la tenacidad, la cabezonería llevada al límite. Por el contrario, me da pavor la violencia que emplea el protagonista. Ese perfil me ha servido para explorar esa parte. Yo también tengo una relación complicada con mi padre, que me ha marcado muchísimo, pero que tenía ganas de explorar. 

Cerraré la saga 'Futbolísimos' cuando sienta que no disfruto y que no tengo nada más que contar

Los adolescentes tienen en la novela un papel muy relevante. ¿Se mezclan aquí sus dos públicos, el adulto y el más joven?No tengo hijos, pero estuve un año entero conviviendo y dándoles clases a adolescentes. Fue de lo más intenso que he tenido. Muchos de ellos en la edad del pavo, te sacaban de quicio, pero al mismo tiempo eran esponjas. La construcción de Luna es con lo que más he disfrutado. 

Hablando de los más jóvenes, Los Futbolísimos (llevada al cine) son una seña de identidad incuestionable en su currículum. ¿Le quedan muchas vidas a sus niños futboleros?Igual que Los Simpson no crecen, los míos siempre tienen la misma edad. Cerraré esta saga cuando sienta que no lo disfruto ni tengo nada más que aportar. Me lo paso muy bien y me divierto muchísimo y tengo un montón de ideas. La sociedad en la que estamos, los periodistas también, quieren que te especialices en una sola cosa. Yo voy haciendo cosas tan diferentes, porque no lo tengo planificado. Voy cambiando de género, sigo mi olfato.

¿Con cuál de sus niños se identifica más?Con Pakete, porque es muy observador y es malo en el fútbol; con Tomeo, el defensa central, que es introvertido yo era muy grande y eso me acomplejaba cuando era pequeño. También tengo algo de Angustias, yo era muy miedoso, siempre quería tener una luz encendida. Del miedo no hay que avergonzarse.

¿Cree que la literatura juvenil goza de suficiente apoyo y prestigio?Evidentemente, uno de los valores esenciales es la igualdad entre chicos y chicas y personas que vienen de lejos. Eso está presente en este género. Leo mucha literatura infantil y juvenil. Hay una edad dorada: Patricia García-Rojo, Mónica Rodríguez, Nando López... En literatura de adultos, me encantan Lorenzo Silva, Dolores Redondo... Me enamoré de la novela negra leyendo a Patricia Highsmith, es la que me ha marcado más en vida. ¿Cómo se puede escribir así de bien?

En el cine, ¿qué preferencias tiene?Veo todo tipo de cine. Sigo yendo siempre que pueda. Voy a las salas con mis sobrinos. Ahora mismo me veo más en el género del thriller. Devoré de joven Encuentros en la tercera fase. Rodrigo Sorogoyen que lo conozco mucho, Fernando León de Aranoa que fue mi compañero de clase...

Portada del libro: 717 páginas. Pvp: 22,90 euros. Editorial Planeta.
Periodista Cultural '20minutos'

Licenciada en Periodismo por la Complutense. Trabajé en los principales medios de Aragón (Heraldo, televisión regional, El Día...); en el grupo Hearst: Supertele, Elle, Diez Minutos, Agency Hearst (publicidad editorial). En la editorial Roca. Unidada Editorial: Fuera de Serie.

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