Prescindió de sus apellidos, García Galisteo, por el sonoro Sevilla, donde nació a principios de los años treinta. La edad de las folclóricas no siempre es fácil de precisar porque más de una, entre ellas Carmen, aseguraba que tuvo que añadirse algún añito para sacarse el "carnet de artista".

Desde muy joven se inició en el mundo del espectáculo que le resultaba muy cercano, ya que su padre era compositor y letrista. La niña cantaba y bailaba y pronto el cine le abrió sus puertas.

Fue "la novia de España" y triunfó con su belleza y su arte en las pantallas del cine patrio de los años cincuenta, su época de mayor gloria, y después se fue acoplando, con mayor o menor fortuna, por los vaivenes de los sesenta y el destape de los setenta. Hollywood también llamó a su puerta y participó en grandes producciones internacionales.

Más de sesenta películas figuran en su palmarés. Hasta que, alejada del cine y los escenarios durante muchos años, tuvo un resurgir televisivo en el popular sorteo de la ONCE en Telecinco donde fueron famosos sus despistes y errores siempre muy bien acogidos por la audiencia: "Son cosas de Carmen". De allí a Televisión Española en Cine de Barrio donde recibía las visitas de sus colegas con los que hablaba de viejas películas y se sentía tan cómoda y relajada como en el sofá de su casa.

Dos matrimonios y un hijo, que ha estado pendiente de ella hasta sus últimos momentos, resumen su vida privada que ha llenado muchas páginas de las revistas del corazón. Una vida que no fue siempre de color de rosa. Pero no era mujer de escándalos y los espectáculos los reservaba para la pantalla.

El hijo de Carmen Sevilla entiende las críticas recibidas por no hacer un funeral público de la artista

Entendía bien el papel de la prensa y mantenía buena relación con los periodistas. Supo manejar su fama. Era un personaje popular y querido. Sus últimos años envuelta en las brumas del alzhéimer la alejaron de ese mundo que tanto amaba mucho antes de este martes en el que se certificó su fallecimiento.