Internacional

Los líderes de la UE mantienen la división y no alcanzan el consenso en migración por el bloqueo de Hungría y Polonia

El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán.
EUROPA PRESS

El tema migratorio sigue siendo motivo de división en la Unión Europea y los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 se van de la cumbre del Consejo Europeo en Bruselas sin alcanzar el consenso total. Esa brecha se apoya, de nuevo, en la posición díscola de Hungría y Polonia, que han tensado el cónclave durante horas. No hay por tanto conclusiones entre todos los socios y se da una patada hacia adelante para retomar el debate en los próximos meses. La firma de un pacto común de migración y asilo, no obstante, sigue siendo una prioridad para lo que queda de legislatura europea.

Este cisma se da solo unas semanas después de que los ministros del interior alcanzasen un compromiso de acoger un mínimo de 30.000 migrantes cada año, una cifra baja si se tiene en cuenta que han llegado por ejemplo unos 4 millones de ucranianos desde el inicio de la invasión rusa. A esto se añade una contribución financiera de al menos 600 millones de euros anuales a la reserva de solidaridad de aquellos gobiernos que no acepten dar asilo a la parte que les corresponda. En total, se daría una compensación de 20.000 euros por cada traslado rechazado. Se da eso sí la alternativa de que los países miembros que rechacen acoger a personas puedan dar apoyo logístico para los traslados.

Hungría y Polonia llegaron a Bruselas marcando su propia agenda y asegurando que no aceptan un sistema de cuotas, al tiempo que dicen defender que cada Estado miembro "acoja a quien considere". En cambio, desde la presidencia del Consejo Europeo apuntaron que sí se da una coincidencia de posiciones entre los 25 socios restantes.

Tras esquivar el acuerdo durante estos días, el asunto se volverá a poner sobre la mesa ya con la presidencia española del Consejo en marcha y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aseguró en rueda de prensa que el objetivo es "construir sobre la base de los avances ya logrados" en los últimos meses bajo la presidencia sueca. España quiere "concretar un paquete de medias comunes que vayan en beneficio de los ciudadanos europeos", terminó Sánchez sobre este punto tan delicado.

Tras pactar el jueves, como ya se esperaba, un apoyo a Ucrania durante el tiempo que sea necesario (aunque no abordaron sus perspectivas de adhesión a la UE), con el objetivo de que Kiev pueda "defenderse a largo plazo, a disuadir actos de agresión y a resistir los esfuerzos de desestabilización", los líderes de los 27 también cerraron el viernes la posición común para las relaciones con China. Era uno de los puntos más suaves de la cumbre y se ató en cuestión de minutos. 

Concuerdan en que el gigante asiático es "a la vez socio, competidor y rival estratégico" y quieren que la 'sociedad' a nivel comercial se mantenga a la vez que la UE "reduce dependencias y vulnerabilidades" respecto a Pekín. Llaman eso sí a que se evite un choque con Taiwán y reafirman la posición europea de "una sola China". Su conclusión va de la mano de la presentada por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que instó a colaborar con China solo en aquellas áreas que sean beneficiosas para la Unión. 

Por otro lado, en los márgenes del encuentro un grupo de 10 países, entre ellos España, ha abordado los retos de la posible ampliación de la Unión, no solo en términos de incluir a más países, sino también a la hora de ver cómo un bloque mayor puede afectar a la arquitectura propia del proyecto. En todo caso, fuentes de la delegación española aseguran que esta es "la primera piedra de un debate a largo plazo". Ahora la siguiente cita de líderes, salvo sorpresa, ya será después del verano... y muchos esperan que con menos revoluciones en algunos asuntos.

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