Javier Moreno Presidente de la delegación socialista española en el Parlamento Europeo
OPINIÓN

Una presidencia muy esperada

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el Consejo Europeo en Bruselas.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el Consejo Europeo en Bruselas.
EFE
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el Consejo Europeo en Bruselas.

España ha asumido la presidencia rotatoria de la Unión Europea con grandes expectativas sobre sus hombros. En el convulso contexto geopolítico que atravesamos, marcado por la recuperación pospandemia, la guerra en Ucrania, la emergencia climática y la ola de extrema derecha que recorre Europa, la llegada de uno de los grandes Estados miembros, con un gobierno progresista, europeísta y reformista ha despertado grandes esperanzas de hacer frente a los retos mencionados y seguir avanzando en el proyecto europeo.

El camino recorrido hasta ahora para ponerla en marcha ha sido largo y lleva mucho trabajo detrás en total coordinación con las presidencias precedentes, la checa y la sueca, y también con la belga, que será a quien España le pase el testigo.

Pero sin desmerecer a estos países que nos han presidido ni a los que vendrán después, la española reviste una gran importancia, porque será la última que podrá cerrar proyectos legislativos antes de que finalice la legislatura. Sobre la mesa, cuestiones tan relevantes como el Pacto europeo de migración y asilo, la reforma del mercado de la energía o la directiva contra la violencia de género.

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, ya ha marcado las prioridades que vertebrarán el semestre, que son sin duda los grandes desafíos que enfrenta el proyecto europeo en estos momentos.

La primera de ellas es reindustrializar Europa y garantizar su autonomía estratégica abierta. La sucesión en muy poco tiempo de una pandemia y una guerra en suelo europeo ha puesto en evidencia que estamos ante uno de los retos más urgentes que enfrentamos los europeos, el de no depender de terceros países en materias clave.

Estamos en el buen camino, el de la innovación y competitividad, y si seguimos haciendo las cosas bien, en menos de una década la Unión Europea puede convertirse en referente mundial de energía renovable, electrolizadores, servicios de conectividad digital, robótica…

En este contexto, y también en el marco de fortalecer las relaciones con América Latina, con quien compartimos valores, desafíos y una manera de ver el mundo, la Cumbre UE-CELAC será un acontecimiento de gran relevancia, así como el impulso que se dará para cerrar acuerdos con Chile, México y Mercosur

La segunda prioridad marcada por el Gobierno es la de avanzar en la transición ecológica. A lo largo de esta legislatura, la lucha contra el cambio climático ha sido una de las banderas de la socialdemocracia europea, que ha trabajado sin descanso en el Pacto Verde.

Más allá de que es una tarea indispensable para nuestra salud y nuestra pervivencia, la transición ecológica no solo nos permitirá ahorrar miles de millones en importaciones de combustibles fósiles, sino que hará más competitiva a nuestras empresas, generando más riqueza y oportunidades. Y también garantizará el futuro para la agricultura, porque a diferencia de lo que pregonan las fuerzas de extrema derecha, la ecología y la agricultura no son incompatibles, sino todo lo contrario, son grandes aliadas y el futuro de ambas están interconectados.

Es muy preocupante que en materia climática la derecha y la extrema derecha se hayan posicionado en el negacionismo, pero los y las socialdemócratas no cederemos ni un milímetro en esta batalla, porque el futuro de nuestro planeta está en juego.

La presidencia española también impulsará la reforma del mercado eléctrico, lo que conllevará una reducción en los precios de la electricidad y la aceleración de las energías renovables.

Pero todos estos avances no tienen sentido si no se traduce en beneficio y mejora de la calidad de vida de todas las personas. De ahí que otro de los objetivos marcados por Pedro Sánchez haya sido el de consolidar el pilar social para alcanzar mayor justicia social y económica.

Sí, trabajamos por una economía más competitiva, pero también más justa y solidaria. Para ello, es fundamental acabar con la evasión fiscal de grandes fortunas y grandes empresas, fijar estándares mínimos de tributación empresarial de todos los Estados miembros o reformar las reglas fiscales para mantener unas cuentas públicas saneadas, pero que permitan continuar con el proyecto de recuperación y reconstrucción que se está llevando a cabo tras la pandemia.

Uno de los cimientos de este pilar social es la igualdad de hombres y mujeres. A lo largo de esta legislatura, en el Parlamento Europeo hemos sacado adelante iniciativas para acabar con la brecha salarial, para aumentar la representación de las mujeres en los paneles de decisión de las grandes empresas y esperamos aprobar nuestra posición frente a la propuesta de la Comisión de crear una Directiva europea contra la violencia de género.

También los y las jóvenes ocupan un lugar relevante en las prioridades de la presidencia española. El desarrollo de la garantía juvenil o la propuesta recién aprobada en la Eurocámara para acabar con la precariedad de los becarios, son algunos de los ejemplos del trabajo que se está haciendo para garantizar el futuro de nuestros jóvenes, porque ellos y ellas son el futuro de Europa.

Y si hay una palabra que resume la cuarta de las prioridades, esa es unidad. Porque frente al contexto de incertidumbre y tensiones geopolíticas, la Unión Europa debe mantenerse unida en todos los ámbitos: en la guerra de Putin en Ucrania, en el pacto de migración y asilo, en la competencia comercial desleal, en la unión bancaria o en hacerle frente a las fuerzas de extrema derecha y los populismos que pretenden acabar con el proyecto europeo.

Estamos preparados para todo ello, porque como he señalado, se viene trabajando en desde hace más de un año, y ahora se trata de culminar muchos de los expedientes y seguir avanzando en otros tantos.

Quienes ponen en duda el éxito de esta presidencia porque en el camino se han cruzado unas elecciones generales, deben saber que no es la primera vez que ocurre, y que en esos casos, como sucedió durante presidencia francesa, los trabajos siguieron su curso.

Pero sí es importante que todos los actores implicados arrimen el hombro, especialmente las fuerzas conservadoras europeístas, porque no serán logros de nuestro gobierno, sino de toda la ciudadanía española. De hecho, esta presidencia no se quedará en el ámbito de Bruselas, Estrasburgo o Madrid, sino que vertebrará toda España con la celebración de encuentros ministeriales y eventos que implicarán a la ciudadanía de todas y cada una de nuestras comunidades autónomas.

Además, es una gran oportunidad para que el resto de Europa conozca la diversidad, la riqueza y las fortalezas de España.

Esa es la tarea que tenemos por delante y nuestro país la afronta sobre dos pilares sólidos: la responsabilidad y la ambición.

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