El Partido Popular aprieta el acelerador para iniciar la campaña electoral con los gobiernos decididos. A cinco días para que den comienzo las dos semanas de campaña, al PP solo le queda por cerrar los gobiernos de Murcia y Aragón. Mientras tanto, en el PP se han seguido distintas estrategias dependiendo del territorio: en Valencia Carlos Mazón se apresuró a firmar un acuerdo con Vox, que finalmente también se ha suscrito en Extremadura, a pesar de las reticencias iniciales de su candidata, María Guardiola. Por otro lado, en Baleares, los de Abascal se abstendrán para facilitar un Ejecutivo popular y no exigirán entrar en el Gobierno.   

En Génova se emplean en restar importancia a sus pactos con Vox, pese a que estos sean el principal armamento de la izquierda para la campaña del 23-J. Fuentes de la dirección nacional se muestran convencidas de que sellar los dos últimos acuerdos en Murcia y Aragón no afectará al PP. Es más, en Murcia opinan que podría beneficiarles que se alarguen las conversaciones hasta la próxima semana les podría beneficiar, ya que creen que el electorado castigaría en las urnas la negativa de Vox a facilitarle un gobierno en solitario al PP que se quedó a dos escaños de la absoluta. En cualquier caso, cerrar estos acuerdos esta misma semana, antes del inicio de la campaña, evitaría que las negociaciones con Vox se colaran en los mítines de una campaña que da inicio de forma oficial el día 7. 

Lo cierto es que el PP ha cambiado su estrategia inicial: del querer dilatar el diálogo con Vox a acelerar dichos pactos en un mes. El ejemplo más simbólico es el de Extremadura, donde la candidata María Guardiola prometió a los extremeños que no dejaría a la formación de Santiago Abascal entrar en su gobierno, aunque se hubiera quedado a cinco escaños de la absoluta. Esa semana, Guardiola se alzó como el contrapunto de Carlos Mazón, que había llegado a un pacto rápido con Vox para gobernar juntos en la Comunidad Valenciana. 

En público, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, avaló los dos modelos de negociación con Vox en sus territorios. El popular compartió la tesis de Guardiola de que Vox no entrase en Extremadura con cinco diputados, mientras que justificó que sí lo hiciera en Comunidad Valenciana donde los de Abascal tienen 12 escaños. Pero unos días después de esas palabras ante los medios, y tras la intervención de la dirección nacional, Guardiola le entregó a Vox la cartera de Gestión Forestal y Mundo Rural. "Mi palabra no es tan importante como el futuro de los extremeños", justificó.

Con el pacto cerrado en Extremadura, los populares lograron solventar el ruido mediático que estaba generando este caso concreto ante un PSOE experto en emplear la carta del miedo a Vox. El objetivo ahora es cerrar pactos de la forma más silenciosa posible en Aragón y en Murcia, donde sendos barones populares se resisten a gobernar en coalición sirviéndose de los antecedentes en Baleares -donde Vox se abstuvo a cambio de un acuerdo programático- y en Cantabria -donde el Partido Regionalista facilitó el Gobierno al PP para evitar la entrada de Vox-. 

Al mismo tiempo, tratarán de combatir las críticas del PSOE por dichos pactos advirtiendo de que, si no quieren a los de Abascal en las instituciones, pueden tomar el ejemplo del cántabro Revilla o el suyo mismo, ya que el PP ha facilitado la alcaldía de Barcelona al PSOE.

"Sin bloques ni bloqueos"

Consciente del lastre que puede suponer sus acuerdos territoriales para su candidatura a las generales, Feijóo mostró este domingo su intención de gobernar "sin bloques ni bloqueos" en lugar de hacerlo "con un bloque de partidos frente a otro". "Mi objetivo es mucho más unir a los españoles que ser presidente del Gobierno; España está mucho más cerca de los acuerdos que en la política de bloques que ha querido representar el sanchismo". De este modo, Feijóo volvió a emplear su máxima de la campaña del 28M y pide un apoyo "masivo para que las minorías dejen de imponerse a las mayorías".