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Felipe González propone dejar gobernar a la lista más votada tras el 23-J "cuando no haya otra opción"

Felipe González, en una imagen de archivo del PSOE
SERVIMEDIA

A 20 días de las elecciones generales, el expresidente del Gobierno Felipe González ha abogado este lunes por dejar gobernar a la lista más votada, al tiempo que ha subrayado que es partidario de los pactos, especialmente de los de "centralidad", ya que ha advertido de que cuando estos desaparecen, el país "se debilita", "se polariza" y "pierde credibilidad".

González ha hecho esta reflexión en el artículo 'Pónganse de acuerdo', publicado en el monográfico de Nueva Revista 'Pactar es progresar', en el que señala que en España hay propuestas de pactos "que podrían tener sentido si no estuviéramos atrapados en bloqueos políticos".

"Hace seis meses tendrían más sentido que ahora, que es más difícil. Busquemos soluciones en las que la lista más votada sea aceptable cuando no haya otra opción", afirma. De momento, todas las encuestas -salvo el CIS- otorgan al PP de Alberto Núñez Feijóo la primera posición en las elecciones generales.

En 1996, cuando el PSOE quedó segundo tras los comicios, González tenía posibilidades de pactar con los nacionalistas de CiU y PNV, pero el expresidente anunció que no repetiría en el cargo, dejando así vía libre al PP de José María Aznar, que finalmente fue el que pudo conformar gobierno.

En el artículo, González se pregunta qué se puede pedir a cambio de permitir gobernar: "No pedir nada -responde-. Si no pides nada, tendrán que llegar a acuerdos en cada proyecto de ley y en el presupuesto. ¿Por qué no se transmite esa experiencia política acumulada?".

El expresidente socialista ha asegurado que los pactos han sido "una constante" en toda su experiencia política, sobre todo en la Transición, en la que destaca que se alcanzaron "hitos" de negociación como los llamados Pactos de la Moncloa.

Y subraya además que es partidario "especialmente de los pactos de centralidad", ya que, a su juicio "fortalecen no solo la democracia, sino también el destino de un país". "Cuando estos pactos de centralidad desaparecen, el país se debilita, se polariza, pierde fuerza y credibilidad, tanto interna como internacionalmente. Y ahí es donde estamos ahora", añade González, que pone de ejemplos Estados Unidos y países de América Latina como Brasil.

En su opinión, "si alguien piensa que pactar es eliminar el conflicto propio de funcionamiento de una sociedad democrática, se equivoca", y que "si alguien piensa que la gente castiga al que pacta, se equivoca mucho más".

"Porque lo que yo percibo hoy, como lo percibía hace 40 ó 45 años, es que los ciudadanos sienten un enorme alivio cuando ven que, en lugar de estarse peleando por cuestiones personales, por destruir al otro, los políticos se ponen de acuerdo. Los ciudadanos no les dicen a los políticos en qué hay que ponerse de acuerdo, sería estúpido que se lo dijeran, pero quieren que pacten", apunta.

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