El proyectil había caído desde el aire, pero los sonidos de gritos y disparos llegaban desde la calle. A los primeros bombardeos le siguió un convoy de blindados repletos de soldados. Y a estos las excavadoras, que se se adentraban por las calles del campamento de refugiados de Yenín, en Cisjordania, destrozando el pavimento que encontraba a su paso y dejándolo sin agua y luz. Al otro lado, decenas de palestinos respondían con piedras, disparos y barricadas. Había comenzando la operación Casa y Jardín.

Tras varias semanas de calma tensa, este lunes el campo de Yenín se convirtió, una vez más, en el objetivo de las Fuerzas Armadas de Israel. La actuación militar por tierra y aire (en una ofensiva sin precedentes desde hace décadas) ha dejado ya diez muertos y más de cien heridos. El mandatario israelí, Benjamín Netanyahu, defendió este martes desde las inmediaciones del campamento que su objetivo es "frenar la actividad terrorista" que se estaría fraguando allí y que la "misión" durará "el tiempo que sea necesario".

Las autoridades palestinas niegan la acusación y consideran esto una "bárbara agresión". Cisjordania vive este año su mayor pico de violencia desde la Segunda Intifada: más de 150 palestinos muertos, incluidos una veintena de menores. La llegada de un Gobierno de extrema derecha a Israel, el aumento de asentamientos de colonos y el enquistamiento del conflicto amenazan con un nuevo levantamiento popular. 

Netanyahu defiende la operación en Yenín con "daños mínimos para los civiles"

"Este tipo de operaciones militares no se habían producido desde la última intifada", asegura a 20minutos Alfredo Rodríguez, director del Máster en Seguridad Internacional de la Universidad Internacional de la Rioja. "Israel teme que la radicalización extrema que se está produciendo entre los palestinos acabe en una Tercera Intifada, algo que se podría estar preparando y el Gobierno israelí quiere evitar a toda costa", agrega.

¿Qué ocurre en Yenín?

La operación Casa y Jardín, en la que hay implicados más de mil soldados, es parte de la estrategia llevada a cabo por Israel desde hace meses en este campo de refugiados, considerado el bastión de la resistencia armada Palestina. El campamento de Yenín es un símbolo para los palestinos desde que en 2002 fue escenario de una incursión durante la Segunda Intifada que acabó con 52 palestinos y 23 soldados israelíes muertos. Este lunes el Ejército israelí decidió volver a hacerlo protagonista y aumentar la ofensiva bombardeando y entrando al campamento, controlado militarmente por la Brigada de Yenín, que aglutina a algunas milicias de la zona.

Varias calles fueron destrozadas mediante excavadoras, lo que ha sido denunciado como una forma de castigar a toda la población del campamento. Además, los combates se concentraron en torno a la mezquita e Israel acabó lanzando ataques con drones para frenar la respuesta palestina.

Ya el pasado mes de enero el Ejército israelí realizó una redada en Yenín que se saldó con nueve palestinos muertos. El 19 de junio otra operación acabó con la vida de siete personas (dos de ellos menores) y más de 90 heridos en la misma localidad. Tras este hecho, se produjo una respuesta en forma de ataque cerca del asentamiento de Eli que acabó con la vida de cuatro israelís. La tensión siguió aumentado y cientos de colonos llevaron a cabo hace escasos días una oleada de ataques contra localidades cisjordanas, acabando con la vida de un palestino.

Aunque en esta ocasión el Ejército de Israel ha descartado que entre los muertos haya civiles y han asegurado que se trata de "terroristas", la Yihad Islámica ha asegurado que son personas de entre 16 y 23 años. Este grupo ha señalado que "los combatientes de la resistencia seguirán luchando" y que "todas las opciones están sobre la mesa para golpear al enemigo y responder a su bárbara agresión". El ala militar de Hamás reconoce haber respondido a las tropas israelíes, "logrando bajas directas entre las fuerzas y vehículos". No se descarta que, en las próximas horas, las milicias de Gaza decidan también responder con lanzamientos de cohetes desde la Franja.

¿Se ha radicalización la causa palestina?

En septiembre del año pasado decenas de jóvenes vestidos de negro y armados recorrieron las calles de la ciudad vieja de Nablus. A través de redes sociales se anunciaban como una nueva milicia llamada Lion's Den. No era la única que aparecía en los últimos años. "Este tipo de grupos son una respuesta de la ciudadanía palestina ante el enquistamiento de un conflicto de más de 70 años que no solo no mejora, sino que se encuentra peor", asegura a este medio Natàlia Queralt, analista sobre Oriente Próximo de El Orden Mundial.

"La ocupación a la que está sometida la comunidad palestina por parte de Israel repercute en todos los aspectos de su vida diaria", señala Queralt, que reconoce que ante el incremento de asentamientos y la impunidad internacional del Gobierno israelí, la población civil "termina respondiendo con violencia a la violencia que ejerce el Estado de Israel".

Según Queralt, a la situación de ahogamiento que viven se le suma la "ocupación de la propia Autoridad Palestina", la organización que les representa. Su líder, Mahmud Abás, sigue en el poder desde 2005 y se niega a realizar las elecciones. Además, las discrepancias entre las dos grandes facciones, Hamás y Fatha, también ha abierto una fuerte división en la causa palestina. "A la Autoridad Palestina se le ve como corrupta y colaboracionista con Israel en temas como la seguridad. No tienen legitimidad, sobre todo por parte de las generaciones más jóvenes", agrega. 

Hace un año y medio diferentes milicias palestinas se unieron bajo la Brigada de Yenín y según Israel han convertido el campamento en "un foco de terrorismo". Varias facciones han pedido a la comunidad internacional que detengan "la agresión" y tanto Hamás como la Yihad Islámica han advertido que si continúa la operación militar habrá una "amplia escalada". 

"Instruimos a nuestros muyaidines y células desplegadas en toda Cisjordania y Jerusalén para atacar al ocupante en todos los lugares donde tenga presencia y con todos sus medios disponibles", anunció el mando en Cisjordania de las Brigadas de Al Qasam, brazo armado de Hamás. Este mismo martes un palestino que conducía un vehículo en Tel Aviv atropelló a varios peatones, dejando siete heridos.

Ataque terrorista en Israel: al menos siete heridos en un atropello múltiple en Tel Aviv

Un Gobierno más extremista

La operación a gran escala se ha producido después de que Netanyahu reuniera a su gabinete de seguridad para discutir la situación en Cisjordania. La ultraderecha, con la que gobierna desde noviembre, había presionado públicamente para que se actuara y el movimiento colono había lanzado también una campaña sobre los "focos de terror".

El Ejecutivo de Netanyahu gobierna junto a Sionismo Religioso, una coalición que está escorada a la ultraderecha con posiciones abiertamente racistas, antiárabes y homófobas. Otro socio de Gobierno es Itamar Ben-Gvir, actual ministro de Seguridad Nacional que ha defendido la deportación de árabes "desleales" y años atrás abogaba directamente por matarlos. Acusado 50 veces y condenado ocho por disturbios, vandalismo, incitación al racismo y apoyo a una organización terrorista, se hizo famoso por defender a colonos radicales, atacantes de palestinos y líderes de organizaciones judías extremistas.

"Posiciones que antes eran marginales ahora están en el Gobierno", recuerda la analista de El Orden Mundial. "Los representantes de los colonos israelíes tienen ahora poder e influencia en el Gobierno y, de hecho, defienden la idea del Gran Israel, que trata de recuperar el Estado bíblico y construir uno donde no haya lugar para palestinos, que es la población autóctona e indígena de ese territorio".

Para Queralt, los sucesivos Gobiernos tanto de derecha como de izquierda que han gobernado Israel han seguido construyendo asentamientos y "han hecho que sea irrealizable una solución", complicando la convivencia y "dejando atrás la solución de los dos Estados".