Joan Ferran Historiador y articulista
OPINIÓN

Baldeo urbano

Barcelona inicia el despliegue de la segunda y última fase del nuevo contrato de limpieza
Una trabajadora de limpieza en Barcelona.
20M EP
Barcelona inicia el despliegue de la segunda y última fase del nuevo contrato de limpieza

Algo se mueve en la ciudad de Barcelona. Desconozco si el alcalde, Jaume Collboni, es fan de Marie Kondo. Sí, de la gurú japonesa capaz de vender esos miles de libros que se basan en recomendar ‘ordenar tu propio espacio’ y en divulgar el método KonMari. 

La joven nipona ha colocado más de cuatro millones de ejemplares de su obra ‘La magia del orden’ y ha explicado, en infinidad de realitys televisivos, su pasión por el katazuke. Término japonés que podríamos traducir al castellano como limpiar y ordenar; o al catalán, con el polisémico término endreçar que tanto gusta al alcalde Jaume Collboni. 

Sea merced a las enseñanzas de la señora Kondo, o como consecuencia de lo que detectan las encuestas municipales, lo cierto es que el ayuntamiento barcelonés se ha puesto manos a la obra. Ha anunciado, para comenzar a adecentar la ciudad, un refuerzo de las brigadas de limpieza, de las inspecciones y un aumento de las sanciones. Este baldeo urbano, como medida de choque, merece un sonoro aplauso; ahora bien, deberá complementarse con una campaña de concienciación cívica. 

De nada sirve echarle dinero a los problemas si la dejadez campa a sus anchas; de poco sirve una sofisticada y moderna maquinaria de limpieza sin la complicidad de los vecinos. Educar y responsabilizar al ciudadano debe formar parte de la solución. 

Cuanta razón tenia el filósofo griego, Zenón de Elea, cuando afirmaba: “Dichosa la ciudad donde se admira menos la hermosura de los edificios que las virtudes de sus habitantes”.

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