Francisco Gan Pampols Teniente general retirado
OPINIÓN

Los quinientos días

  • "Mientras Ucrania y la Federación Rusa compartan frontera y tengan intereses antagónicos el conflicto persistirá".
El presidente de EE UU, Joe Biden, camina junto al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, durante la cumbre del G7 en Hiroshima, Japón.
El presidente de EE UU, Joe Biden, camina junto al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, durante la cumbre del G7 en Hiroshima, Japón.
AP
El presidente de EE UU, Joe Biden, camina junto al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, durante la cumbre del G7 en Hiroshima, Japón.

Al margen de los informes e imágenes que nos llegan día a día sobre la guerra de Ucrania, lo único cierto es que el conflicto se está alargando, que la destrucción sigue creciendo y que el número de muertos, heridos y refugiados es insoportable. En un reciente estudio poblacional se estima que de los cuarenta y cuatro millones de ucranianos que residían en el territorio antes de 2014, actualmente viven en Ucrania (incluida la zona ocupada por Rusia) menos de treinta millones, lo que supone en términos prácticos que se ha perdido un tercio de la población, con lo que ello significa para la futura recuperación una vez el conflicto acabe, que acabará como todos los conflictos, aunque la forma en que lo haga puede cubrir un amplísimo espectro, desde el armisticio a la paz acordada. Abundando en lo anterior, un estudio del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales utilizando datos de 1946 a 2021 recopilados por la Universidad de Uppsala, evidenció que el 26% de las guerras interestatales —y esta lo es— terminan en menos de un mes y otro 25% en un año. El estudio también evidenció que, si las guerras interestatales duran más de un año, se extienden a más de una década en promedio.

Por otra parte, es necesario tener en cuenta que esta guerra acabará, pero no el conflicto que la ha originado, aun en el supuesto de que Ucrania consiga derrotar al ejército ruso y le obligue a abandonar todo el territorio de Ucrania, hipótesis posible, aunque no demasiado probable en el corto y medio plazo a tenor de los resultados conocidos en el campo de batalla. Mientras Ucrania y la Federación Rusa compartan frontera y tengan intereses antagónicos el conflicto persistirá, y podría prolongarse dolorosamente en el tiempo con escaramuzas y acciones de destrucción en profundidad hasta la extenuación, impidiendo una normalización de relaciones y una reconstrucción imprescindible para el futuro de Ucrania. 

El presidente Biden ha dicho en vísperas de la cumbre de Vilna que el ingreso de Ucrania en la OTAN deberá esperar a que la guerra termine, lo que en términos prácticos significa que, de momento, no a pesar de la presión continua ejercida por algunos miembros de la OTAN, especialmente los que perciben la amenaza como más próxima y directa (Estonia, Letonia, Lituania, Polonia…) y exigen más garantías sobre la defensa colectiva. No obstante, y a pesar de no considerar el ingreso, se baraja la posibilidad de ofrecer a Ucrania una serie de garantías lo suficientemente disuasorias para Rusia y que, llegado el caso pudieran ofrecer un 'paraguas' protector a Ucrania. Para ello, lo primero y más importante es conseguir un alto el fuego y el inicio de unas negociaciones de paz del mismo modo en que se hizo en la guerra de Yom Kippur en 1973, que permitieron consolidar los mecanismos de relación entre los beligerantes y alcanzar los acuerdos de Camp David en 1976, lo que supuso la pacificación —temporal— de Oriente Medio.

Lo hasta aquí dicho no sugiere en modo alguno dejar de apoyar a Ucrania en todo lo que requiera para sostener su legítimo derecho de país agredido, pero sí que alienta a las cancillerías de los países comprometidos en ese auxilio a explorar vías diplomáticas que permitan detener el conflicto lo antes posible, evitando las consecuencias de una escalada indeseada y la pérdida de vidas humanas. No sé si somos conscientes del nivel de destrucción que se ha producido, de los plazos que se barajan para la normalización y de la catástrofe poblacional que se avecina, lo que sí debemos de tener en cuenta es que esta guerra no se resolverá en el campo de batalla únicamente y que los resultados que se acaben obteniendo no serán en ningún caso los deseados por los dos contendientes, y no sé si para los que sostienen el conflicto de uno y otro lado. Hay que hacer posible lo deseable, y para ello es imprescindible impulsar un esfuerzo unificado y sólido que permita acercar posturas y ofrecer una solución, que inicialmente será de mínimos, pero que como todo acuerdo será susceptible de mejora y perfeccionamiento. Ucrania y los ucranianos se lo merecen y la Federación Rusa y el pueblo ruso, también. 

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