Happy Taylor Deluxe

Y lo bien que me lo paso yo titulando estas columnas… Hoy hablo de hacerse mayor, del sigiloso éxito de Taylor Swift y del fin de la era Sálvame con el réquiem que el Deluxe entonará esta noche.

Por partes, y como diría Brays Efe: "¿Por qué todas sois fans de Taylor Swift? Estáis todas como locas por comprar entradas. Días y días… Yo os conozco. ¿De dónde salen los discos de Taylor en vuestras casas?". Estoy muy puesto al día en lo que a música se refiere pero no era consciente de la cantidad de seguidores que la novia de América tiene en nuestro país. ¿Tantos como para agotar las entradas de su único concierto en España en 20 minutos? ¿Tantos como para llenar el Bernabéu? La única explicación lógica es que la gente sea ‘swiftie’ en silencio. ¿Es Taylor un guilty pleasure?

Luego, ayer visité Mediaset y no dudé en pasear por el que, durante algún tiempo, también fue mi lugar de trabajo: estuve en el plató de Mila Ximénez, el de Sálvame, y… ¡Está desmantelado! Telas, cajas, todo a medio desmontar… El fin de la era ha llegado. Es real. ¡Qué penita! Podrá gustarte o no, pero como las Mama Chicho, Médico de Familia o Uno para todas es parte de la historia de este país. Hay que reciclarse para vivir y el entretenimiento más gamberro siempre tendrá adeptos.

Lo de mi cumple es lo de menos: hoy hago un año más y ya van 31 desde aquel prolífico verano del 92 (¡ejem! ¡ejem!) donde España brillaba internacionalmente y se llenó de cosas bonitas. ¿Continuaré tan bien el próximo año o habrán recortado mis libertades? ¿Seguirá siendo nuestro país sinónimo de crecimiento, vida y color como en la época de Curro y Cobi o después del 23-J regresaremos por imposición (y miedo) al blanco y negro? Me preocupa. Y mira que yo soy de abrazar todos los colores, pero en esta ocasión el verde desesperanzador me sobra.