OPINIÓN

La triste herencia de Ximo Puig

El jefe del Consell, este miércoles, en la sesión de control en Les Corts.
Ximo Puig, secretario general del PSPV, en Les Corts.
BIEL ALIÑO / EFE
El jefe del Consell, este miércoles, en la sesión de control en Les Corts.

Ximo Puig podía justificar su descalabro en las elecciones autonómicas con la errática política de Pedro Sánchez. Ahora no. La pérdida de la Diputación de Valencia es responsabilidad directa del secretario general del PSPV. Así lo dejó muy claro Jorge Rodríguez el pasado viernes. Puig ha sido incapaz de reconducir su relación con el alcalde de Ontinyent por el bien de su partido y ha dejado en la intemperie a Carlos Fernández Bielsa, al que no ha perdonado su intromisión en la configuración de las listas valencianas para las elecciones generales.

La política de tierra quemada de Ximo Puig es aún más grave teniendo en cuenta que estamos en medio de una campaña electoral. Mientras Pedro Sánchez se esfuerza en movilizar el voto e impedir la abstención tras el gatillazo de las autonómicas y municipales, su secretario general en Valencia hace justo lo contrario, desmoralizar a los votantes socialistas. Todo el mundo es conocedor de la poca simpatía que tiene Puig por Sánchez. Seguro que no le molesta, como a otros barones, que se estrelle el día 23.

Este sainete tiene más protagonistas. En concreto dos más: Fernández Bielsa, que igual debió forzar la presidencia de Natalia Enguix, de Ens Uneix, y esperar la caída de Puig de la secretaría general para negociar; y Jorge Rodríguez. Es difícil justificar la cesión indirecta de la diputación al PP por sus desavenencias con Ximo Puig por mucha inversión que lleve a la capital de la Vall d’Albaida. Para una mayoría de votantes de izquierdas serán monedas de plata. Rodríguez pone en peligro lo logrado en Ontinyent con mucho mérito y todo en contra por su justificable inquina contra el líder de los socialistas valencianos.

Es difícil justificar la cesión indirecta de Jorge Rodríguez de la diputación al PP por sus desavenencias con Ximo Puig

Triste herencia la de Ximo Puig. El que se presentó en su día como el gran valedor del pacto del Botánico marcha al Senado con un PSPV desmoralizado. No solo por lo ocurrido en la Diputación. Su actitud derrotista durante la pasada campaña electoral, en la que apenas se implicó, causó estupor entre muchos socialistas. Con todo, Puig sigue teniendo la batuta del partido. Seguro que quiere pilotar su sucesión; seguro que todo este episodio obedece a ello.

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