Internacional

La UE 'abraza' a América Latina y prioriza una "alianza" duradera frente a las diferencias con Ucrania y Mercosur

Foto de familia de la cumbre UE-CELAC.
EFE

No hay relación perfecta y la de la UE con América Latina tampoco lo es, mucho menos en una fase que se parece bastante a una reconciliación. La primera piedra de esta nueva dinámica se ha intentado poner este lunes en Bruselas, en la primera jornada de la cumbre Unión Europea-CELAC con la que los 27 les han dicho cara a cara a los países de Latinoamérica y el Caribe que quieren ser su "socio preferente", incluso pese a las diferencias relativas a la invasión rusa de Ucrania o al acuerdo de Mercosur.

Este es el primer encuentro de más alto nivel en los últimos ocho años y han pasado 10 desde el primero en este formato, que se dio en Santiago de Chile en 2013. La invasión rusa de Ucrania muestra importantes diferencias entre las partes, y la UE lo asume. "Sabemos que hay distintas opiniones y sensibilidades, pero haremos todo lo posible para apoyar la idea de que una paz justa se basa en el respeto a principios de justicia y de la Carta de Naciones Unidas", esgrimió el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, a su llegada, antes de añadir que no pretende "dar lecciones a nadie". El otro cisma es el bloqueado acuerdo con Mercosur, cerrado en 2019 pero pendiente de ratificación por parte de los países.

La guerra, desde luego, no pone de acuerdo a las partes y la CELAC ha afeado a la UE que ponga el foco "de una manera desproporcionada" en la invasión rusa de Ucrania. Los países lationamericanos y caribeños piden, de este modo, "una paz negociada", algo que ha reivindicado en los últimos tiempos por ejemplo Brasil. "Hay que recurrir a una diplomacia madura", pidió el primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, presidente de turno de la CELAC, quien asimismo recordó que Ucrania "no es el único lugar de guerra y conflicto" en el mundo.

La cita ha estado marcada en rojo en el calendario para España, que preside ahora mismo el Consejo de la UE. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, expresó que no puede pasar tanto tiempo para que estas reuniones se celebren. "Tenemos sólidos nexos históricos, culturales, económicos y sociales", comentó, haciendo además hincapié en el caso español. "Hoy más que nunca es preciso renovar nuestra común confianza" en el multilateralismo, "singularmente en la resolución pacífica de los conflictos, en los principios de Naciones Unidas, en la protección de los Derechos Humanos, en el respeto a la integridad territorial de los Estados, en la libertad de los pueblos", añadió Sánchez.

Uno de los líderes más críticos con la posición de Europa en los últimos años ha sido el primer ministro neerlandés, Mark Rutte. "Muchos países de Latinoamérica apoyan la resolución que condena la agresión rusa. La lección es que nosotros, en Europa, no solo con Latinoamérica pero también con África y partes de Asia hemos sido bastante arrogantes las últimas décadas en nuestra política exterior", sostuvo. Y la cumbre además no ha estado exenta de polémica, sobre todo por la presencia de la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, que pese a estar sancionada por la UE pudo acogerse a la excepción que suponen estos encuentros en cuanto a las medidas, y pidió el "fin del bloqueo criminal" que, dice, sufre su país por parte de la Unión.

Antes del pistoletazo de salida de la cumbre la UE dejó claras sus intenciones con el anuncio por parte de la Comisión Europea de un compromiso para una inversión de 45.000 millones de euros hasta 2027 para poner en marcha proyectos relacionados con nuevas tecnologías e industrias limpias y de esa forma, aseguró Ursula von der Leyen, convertirse en el "socio preferente" de Latinoamérica, más en un contexto en el que la Unión lucha contra la influencia rusa en la región. Bruselas quiere, al fin y al cabo, que el otro lado del océano sea parte de su zona de influencia y no esté a merced de los designios de Vladimir Putin.

"Ya hay más de 135 proyectos en trámite, desde hidrógeno limpio hasta materias primas críticas, desde la expansión de la red de datos de alto rendimiento hasta la producción de las vacunas de ARNm más avanzadas", resumió Von der Leyen, acompañada del presidente brasileño, Lula da Silva, y el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, en representación del país que ahora lidera el Consejo de la UE. El Ejecutivo comunitario, con todo, ve clave "dar forma a la agenda de inversión en beneficio de ambos continentes" a través de un "nuevo enfoque" para los grandes proyectos de infraestructuras, un área que hasta ahora parecía reservada para gigantes como China o incluso la propia Rusia.

La lección es que nosotros, en Europa, no solo con Latinoamérica pero también con África y partes de Asia hemos sido bastante arrogantes

Y de lo general a lo particular, pues la Unión también ha aprovechado la coyuntura para firmar un acuerdo con Argentina para obtener materias primas críticas como el litio y el cobre, fundamentales en el desarrollo tecnológico, a cambio de dar impulso a las energías verdes. "Es un paso importante en el despliegue de la Agenda de Inversión Global Gateway de la UE y nos ayudará a alcanzar nuestros objetivos en materia de clima y energía", sentenció Von der Leyen, que hizo lo propio con otro de los pactos, logrado con Honduras, El Salvador y Ecuador, en este caso centrado "en el diálogo" geopolítico, precisamente sobre los movimientos rusos y la guerra en Ucrania. "Tiene que ser una relación fluida", apuntó el Alto Representante, Josep Borrell.

Latinoamérica pide "una relación equilibrada"

En esa línea, el presidente argentino, Alberto Fernández, continuó expresando que la relación entre las partes tiene que ser "equilibrada" y sin que se someta a lo que pretenden otros actores como EEUU o China. El que es además presidente pro tempore de Mercosur reconoció las "asimetrías" entre América Latina y la UE, pero pidió "no caer en la nueva bipolaridad" que a su juicio dibujan Washington y Pekín. Fernández ve posible que esta cumbre sea "el punto de inicio" de unas nuevas relaciones con Europa, porque son, terminó, "el camino a seguir".

Lula da Silva, por su parte, añadió que respecto al acuerdo con Mercosur no caben chantajes ni nada parecido desde el lado de la Unión. "Queremos asegurar una relación comercial justa, sustantiva e inclusiva. La conclusión del acuerdo Mercosur-UE es una prioridad y debe estar basada en la confianza mutua, no en amenazas", comentó. En un mensaje bastante contundente, el líder brasileño también ha advertido a los gobiernos europeos de que la defensa de los valores medioambientales que "todos" comparten "no pueden ser excusa para el proteccionismo".

Después de casi una década sin verse "al mismo nivel" la UE y Latinoamérica han iniciado lo que para los dos es visto como "un nuevo camino", pero el paso todavía no es el mismo. Ahora, la meta de ambas partes es que la cita se pueda repetir a corto plazo, sin tener que esperar a que el contexto internacional lo exija: consideran que no habrá avances relevantes si no hay regularidad en estos cónclaves.

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