Qué es mejor para combatir la ola de calor, ducha de agua fría o caliente

La ducha en verano.
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La ducha en verano.

Salir y entrar de la ducha es una de las rutinas más típicas de verano para sobrevivir a las olas de calor. Pero los debates entre quienes eligen el agua fría y quienes, ni con temperaturas extremas renuncian al agua caliente, aún no tienen un claro vencedor. ¿Qué opina la ciencia?

El efecto del agua fría en el cuerpo

Los beneficios de ducharse con agua fría son ampliamente conocidos. Quizás por ello, muchas personas eligen esta opción para empezar el día con energía, porque el chorro fresco sobre el cuerpo causa un pequeño shock que activa la vasodilatación y aumenta la frecuencia cardiaca. 

Además, el agua fría mejora la circulación, aliviando los síntomas de la hinchazón, y contribuyendo a mejorar la salud cardiovascular. También sobre la piel herida por picaduras o quemaduras, los expertos recomiendan aplicar agua fría. 

De hecho, un estudio de The Journal of Physiology afirma que "la ducha fría puede ser útil en entornos de competición, en particular aquellos que requieren un cambio breve o con altas temperaturas ambientales". Sin embargo, los expertos advierten que estos cambios tan drásticos de temperatura pueden provocar un shock, especialmente en los adultos mayores. 

Mecanismos naturales: vasodilatación y sudoración

Para combatir el calor, nuestro cuerpo cuenta con distintos mecanismos de defensa, que se conocen como termorregulación. 

Uno de ellos es la vasodilatación: cuando aumenta la temperatura, el sistema nervioso envía señales para que los vasos sanguíneos se dilaten y la sangre se conduce a la superficie de la piel, perdiendo calor más rápidamente. Precisamente esta es la razón por la que al someternos a una ducha fría, nos sentimos frescos inmediatamente, sin embargo, lo más probable es que consigamos justo el efecto contrario, que poco después, el cuerpo se caliente aún más. 

Además, las duchas frías frenan el sudor, que es otro mecanismo natural del cuerpo para eliminar la temperatura interna. Es como si hiciéramos creer al cuerpo que, en realidad, tiene frío, por lo que dejará de sudar. 

La temperatura perfecta para la ducha

Para disfrutar de los beneficios de una ducha fría en verano, sin provocar un efecto contraproducente, los expertos recomiendan las duchas de agua tibia. Así, el sistema termorregulador del cuerpo trabajará correctamente, aumentando el flujo sanguíneo hacia la piel, pero permitiendo una correcta sudoración, que reducirá la temperatura corporal interna. 

Además, recomiendan que, en los últimos segundos de la ducha, bajemos la temperatura del agua, dejando 10 segundos entre cambio y cambio para que el cuerpo se acostumbre. 

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