Internacional

La UE y América Latina salvan a medias sus diferencias sobre Ucrania pero abren un "nuevo camino" en sus relaciones

Vista de la cumbre UE-CELAC en Bruselas.
Dario Pignatelli

En la Unión Europea hay una unidad más o menos inamovible respecto a la invasión rusa de Ucrania, pero los 27 han aprendido estos días que en el resto del mundo no es así; se lo ha demostrado América Latina durante la cumbre de la UE con la CELAC y lo ha hecho con una declaración conjunta que ha salvado sobre la bocina las diferencias entre las partes a la hora de condenar tajantemente la guerra de Putin "a las puertas de Europa", como repiten en Bruselas.

Nicaragua bloqueó el comunicado hasta el final -y se quedó fuera de la firma, de hecho-, y de él también se habían desmarcado en un primer momento tanto Cuba como Venezuela, ya conocidos por su cercanía con el Kremlin. Y de hecho recibieron el aviso incluso del presidente chileno, Gabriel Boric: "Hoy día es Ucrania, pero mañana podría ser cualquiera de nosotros", aseguró, y dejó claro que solo "una parte", en referencia a Rusia, "está violando el Derecho Internacional.

No obstante, más allá del texto, en los discursos se vio que todavía hay distancia en cuanto a la guerra y para ello valieron las palabras del presidente colombiano, Gustavo Petro. "Indudablemente existe una invasión imperial o imperaliaista sobre Ucrania. Pero, ¿cómo se llama la que hubo en Irak, en Libia o en Siria? ¿por qué esta tiene esta reacción y las anteriores de este siglo no?", comentó durante su intervención. En la UE, en ese escenario, son conscientes de que hay "diferentes sensibilidades" en torno al conflicto provocado por el Kremlin.

En cambio, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha querido quitar importancia a que Nicaragua no suscribiera el pacto. "Las discusiones que hemos mantenido han demostrado la unanimidad menos uno de la CELAC. Estaban realmente alineados sobre el texto", expresó a su salida de la reunión. En el comunicado final, los países participantes en la cumbre condenan la guerra en Ucrania tras varias horas de debate.

"Expresamos nuestra profunda preocupación por la actual guerra contra Ucrania, que sigue causando un gran sufrimiento humano y exacerba las fragilidades de la economía global, limita el crecimiento, aumenta la inflación", recoge el documento firmado por 27 miembros de la UE, es decir, todos, y 32 de la CELAC, quedándose fuera la ya mencionada Nicaragua. Desde Bruselas niegan que el lenguaje utilizado "se haya suavizado" a petición de los países más alineados con el Kremlin.

"Nos necesitamos unos a otros, y esto es un reinicio entre viejos amigos", sostuvo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que dio importancia a esta alianza especialmente en tiempos complicados como los actuales. En la comparecencia, eso sí, no estuvo presente el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, -España ostenta la presidencia rotatoria del Consejo-, que salió con mucha prisa del encuentro para llegar a un mitin de campaña en el País Vasco. 

Von der Leyen, en sus palabras, hizo hincapié en la necesidad de la UE de invertir en el desarrollo de América Latina para que el vínculo sea duradero. En ese punto dio valor a los acuerdos alcanzados con varios países en el marco de esta cumbre: ahora se muestra "confiada" para que las negociaciones para el acuerdo con Mercosur -que se encuentra bloqueado- se puedan acelerar y quede ratificado "antes de que acabe este año". Considera la dirigente alemana que esta reunión "ha estado llena de buenas noticias".

El presidente argentino, Alberto Fernández, elevó el tono asegurando que "la cuestión sobre las diferencias de Ucrania es más una especulación periodística que la realidad" porque, añadió, "la inmensa mayoría de la CELAC condenamos la invasión rusa". Y este, dijo Fernández, "no ha sido un tema que nos haya impedido avanzar en las relaciones" entre América Latina y la UE.

Más acuerdos bilaterales

En paralelo a la cumbre la UE sigue firmando acuerdos bilaterales con países latinoamericanos y este martes rubricó un pacto con Chile para obtener materias primas críticas como el litio y el cobre, fundamentales en el desarrollo tecnológico, a cambio de ayudar a Santiago a impulsar su industria, sus energías renovables y la creación de nuevos puestos de trabajo. Además, Bruselas hizo lo propio con Uruguay, alcanzando un pacto para impulsar la producción de hidrógeno y energías renovables y al mismo tiempo trabajar en la potenciación de inversiones europeas en el país. Ambos acuerdos son parte de la estrategia Global Gateway, con la que la UE quiere competir con China para atraer nuevos socios.

Por otro lado, la UE se compromete a levantar las sanciones contra Venezuela siempre que se celebren "elecciones democráticas e inclusivas" en 2024. Es la conclusión que se ha sacado tras una reunión organizada en los márgenes de la cumbre por el presidente francés, Emmanuel Macron, con la propia Rodríguez y representantes de la oposición venezolana. Eso sí, ahora para la UE lo importante es "cómo avanzar a la vez en el levantamiento progresivo de las sanciones y normalizar el proceso, liberando presos políticos y haciendo que todos los líderes se puedan presentar a las elecciones".

La cumbre se ha visto en Bruselas como "la casilla de salida" y no como un encuentro aislado. La UE quiere reforzar a largo plazo sus relaciones con Latinoamérica, pero una de las conclusiones del encuentro es que las partes son socios, no hermanos gemelos; no ven igual asuntos importantes como la guerra en Ucrania o los acuerdos comerciales a gran escala. América Latina pide igualdad de condiciones. Ahora falta por ver si la Unión está en disposición de dársela: el objetivo es no tener que esperar otros ocho años para repetir la foto entre "aliados".

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