Vargas Llosa regresará a terreno conocido en otoño con una novela sobre la utopía y la música en Perú

Mario Vargas Llosa, recientemente, y a su pesar, protagonista de historias no relacionadas con la literatura, como su ruptura con Isabel Preysler y su hospitalización por Covid, vuelve al terreno que domina y que le engrandece conforme pasa el tiempo y su inventiva crece. 

Su editorial en España, Alfaguara, ha anunciado, en plena ola de calor, el acontecimiento que sacudirá el otoño y no precisamente de frío, sino de ilusión. Las librerías acogerán a partir del 26 de octubre su próxima novela, Le dedico mi silencio, una suma magistral entre la ficción y el ensayo para hablar de uno de los asuntos que más obsesionan al Nobel: la utopía.

Y lo hace desde un rincón poco explorado en su argumentario, como es la música. "El vals, nacido en los callejones de Lima, integró al Perú. Aquí cuento esa historia y con ella agradezco un secreto amor que me ha acompañado toda la vida: el que siento por la música criolla, y en especial, por el vals de mi país".

Estas palabras de Nobel, a sus 87 años, adelantan lo que será, sin duda, uno de los libros más importantes de la nueva temporada, cuatro años después de publicar Tiempos recios (Alfaguara).

El protagonista de este esperado título es Toño Azpilicueta, experto en música criolla, quien descubre a un guitarrista virtuoso, Lalo Molfino, que envuelve su talento en valses, polkas, marineras y huaynos peruanos. Pero la música no es solo una expresión artística en este nuevo volumen. Es la palanca que utiliza Vargas Llosa para crear una revolución social capaz de unir a un país fragmentado.

Para ello, el autor hispano-peruano traslada su narración a comienzos de los 90, en pleno estallido terrorista de Sendero Luminoso, acallado por los sones de Lalo Molfino, por cuya vida el protagonista sentirá un interés creciente, que es, asimismo, el interés por un escondite de la cultura peruana casi desconocido, la música criolla.

Quien recibiera el Nobel en 2010, último escritor en lengua castellana en obtenerlo, deja atrás un año marcado por las crónicas sociales que descubrieron su ruptura sentimental con Isabel Preysler tras ocho años de lo que parecía un amor imperecedero; también por su vuelta al seno familiar, en particular, la reconciliación con su exmujer Patricia Llosa, y el retorno a la normalidad con sus tres hijos; y finalmente, por haber superado de nuevo el COVID 19, que le mantuvo durante unos días ingresado en un hospital y a sus legiones de lectores, con el corazón en un puño.

Puede que este libro sea el broche a un año extraño para Vargas Llosa, quien ha sido nombrado académico de la lengua en Francia, uno de sus países de adopción y ha retomado con brío lo que más le hace brillar: su escritura.

Le dedico mi silencio será publicada simultáneamente en todos los territorios de habla hispana.