Diego Carcedo Periodista
OPINIÓN

Cansancio preelectoral

Una mujer se tapa la cara con las manos en señal de cansancio.
Una mujer se tapa la cara con las manos.
Pexels
Una mujer se tapa la cara con las manos en señal de cansancio.

Faltan ya pocas horas para que concluya la campaña electoral y se celebren las elecciones. Quien más quien menos está deseando que pase el domingo y se restaure la normalidad estival. En general, bien puede decirse que el interés por conocer el desenlace existe entre la mayoría de los ciudadanos. Pero del mismo modo puede entenderse también que impere un cansancio general. La campaña ha sido intensa, aburrida y, lo que es peor, sin ideas claras para que los indecisos sepan qué es lo que están votando. Sin olvidar la preocupación por la fecha elegida, en plena calorina y en época de vacaciones, que no ayuda a despejar las ideas.

Estos días hemos asistido a varios debates de características diferentes y hemos escuchado cientos de entrevistas con los candidatos cuyo balance puede calificarse de negativo. Los contrincantes en la lucha por asumir el poder la próxima legislatura se han desgañitado entrecruzando sus acusaciones entremezcladas con cifras, en el mejor de los casos polémicas, como si se tratase exclusivamente de un examen escolar sobre los errores y éxitos del curso que termina. Pero, la pregunta queda en el aire: ¿Y del futuro, qué?

Pues del futuro que nos preocupa, poco o casi nada. El pasado está bien recordarlo, aunque lo que más interesa es sin duda lo que nos espera, que incluye muchas preocupaciones y bastantes temores. Hay entre la sociedad muchos problemas que inquietan y para los cuales no se han escuchado ni debatido soluciones. Los partidos y sus líderes han dado prioridad a sus diferencias ideológicas y a sus refriegas en torno al pasado reciente y se han limitado a las referencias a unos programas farragosos que prácticamente nadie se detiene a leer. Los votantes necesitan ver y escuchar

Las informaciones que predominaron fueron los números contradictorios, que no incluyen la cesta de la compra ni el salario mínimo ni la encrucijada de las empresas y los autónomos. Además, los centenares de encuestas no ofrecen más garantías que las que brindan argumentos para los debates de taberna, que sin fútbol y con el agobio del calor están menos animados.

La realidad que se extrae con precisión es la desmesurada cifra de cartas con las votaciones de millares de personas para las que los sufridos carteros no encuentran en casa a sus destinatarios. Sin olvidarse de los miembros de las mesas cogidos fuera de su ámbito y conscientes de la responsabilidad social de cumplir con ese deber de tener que interrumpir su descanso y en muchos casos tener que improvisar desplazamientos precipitados y a menudo costosos.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento