Eva Saldaña Directora Ejecutiva de Greenpeace España
OPINIÓN

Emergencia climática: ahora toca actuar y votar por lo que más quieras

Activistas de Greenpeace han descolgado este martes una lona de 14 metros en la Puerta de Alcalá preguntándole a las personas candidatas a dirigir el país tras las próximas elecciones "¿El cambio climático os la suda?". Después los bomberos han retirado la lona y bajado a los activistas de los andamios que rodean la estructura.
Activistas de Greenpeace descolgaron una lona de 14 metros en la Puerta de Alcalá
Activistas de Greenpeace han descolgado este martes una lona de 14 metros en la Puerta de Alcalá preguntándole a las personas candidatas a dirigir el país tras las próximas elecciones "¿El cambio climático os la suda?". Después los bomberos han retirado la lona y bajado a los activistas de los andamios que rodean la estructura.

Hemos visto una campaña electoral cargada de odio y miedo, en la que se han cruzado muchas líneas rojas que no deberían ser traspasadas. Algunas de ellas, seamos conscientes, ponen en juego nuestros derechos más fundamentales y la sostenibilidad de la vida

España se encuentra entre los países del mundo que más están sufriendo los impactos del cambio climático. Las últimas investigaciones de la Universidad de Exeter lo confirman: “España se calienta a un ritmo más rápido que la media mundial: se prevé una subida de 2 ºC en los próximos 20 años”.

Estamos entrando en un terreno desconocido para la humanidad, con el cambio climático mostrándose en toda su crudeza: termómetros estallando por las altas temperaturas, personas aterrorizadas huyendo de las inundaciones en Zaragoza, 16 grandes incendios forestales en lo que va de verano, como el más reciente en la isla de La Palma, con sus vecinos resistiéndose a abandonar sus casas, y la gente del campo perdiendo cosechas por la sequía galopante. Hacer frente a la emergencia climática es existencial para la humanidad. Y lo peor es que esta crisis no viene sola, se trata de un ovillo enmarañado de muchas crisis: caída en picado de la biodiversidad, brecha creciente de desigualdades, restricción de los derechos fundamentales y del espacio democrático, superación de siete de los nueve umbrales para la vida... Cada día que pasa, las consecuencias del cambio climático son más graves y afectan sobre todo a quienes menos responsabilidad tienen. El cambio climático mata. Hoy.

Nos lo estamos jugando todo y la ciencia nos señala que tenemos poco tiempo. La acción climática no debería ser una cuestión de izquierdas o derechas: es una cuestión de salud, de economía, de la calidad de nuestras viviendas, del diseño de nuestras ciudades, de la cooperación entre países y, en definitiva, de futuro, nuestro futuro y el de las generaciones que vendrán. Pero la realidad que tenemos delante nos muestra claves muy distintas. Lo vimos claramente en el debate electoral con tres candidatos a la presidencia y un ausente. Es muy evidente que los pactos que deberán llevar a cabo las formaciones de izquierdas y de derechas, si atendemos a sus programas electorales, producen resultados radicalmente opuestos. Aunque la lucha frente a la emergencia climática debería ser prioritaria para cualquier alianza aspirante a gobernar un país, vemos muy nítidamente un bloque de izquierdas que propone avanzar en la lucha frente al cambio climático, y otro de derechas, con Vox en el gobierno, que nos situaría rumbo al colapso.

Pues bien, pongamos foco en la esperanza, porque la hay. Como decía Einstein, “la crisis es una oportunidad para progresar”. Estamos a tiempo de evitar mucho sufrimiento y de aprovechar las soluciones para ayudar también en otras direcciones, como la desigualdad y la injusticia.

Desde Greenpeace hemos valorado en detalle los programas electorales. Si el bloque de derechas lleva a cabo sus propuestas, muy especialmente con las exigencias de la ultraderecha, los retrocesos y la deriva tendrían consecuencias funestas a nivel social, económico y de pérdida de liderazgo, provocando una situación cercana a la distopía.

Si el bloque de izquierdas coge el timón con fuerza y pone en práctica sus propuestas, podría convertir el país en el líder europeo de la transición ecológica, teniendo en cuenta la biodiversidad, los territorios y la participación social. Podríamos comenzar a ver el medio ambiente en el centro de las políticas económicas, con liderazgo en la protección y la conservación de bosques y océanos, ambición en la lucha contra los incendios, una gestión del agua en clave de emergencia climática y a la espera de que se pusieran de acuerdo en la tan necesaria transición agroecológica.

La izquierda impulsa un modelo económico de bienestar y cuidados y parece decidida a apostar por la fiscalidad verde y justa. Habrá que ver si prevalece la “Europa fortaleza” y de la “autonomía estratégica” del PSOE, donde las inversiones de defensa compiten con inversiones en clima, o si SUMAR podrá cambiar el rumbo hacia una política migratoria y juntos promover una Europa que defienda la seguridad humana, los derechos de todas y el cuidado del planeta.

La transición ecológica es mucho más que un cambio tecnológico: es un cambio de paradigma hacia un modelo en el que todas las personas participan, abandonan la mentalidad depredadora y construyen relaciones de mutuo beneficio y de integración y restauración de los ciclos naturales. Es una nueva era que busca el bienestar, la igualdad, la solidaridad, la justicia y la tan olvidada paz.

Si queremos que el planeta, las personas y la democracia estén en el centro de las políticas públicas, es imprescindible que la ciudadanía empiece a disputar el diálogo social con más fuerza y a formar parte de la toma de decisiones. Desde Greenpeace, junto a miles de personas activistas que luchan en distintos rincones del planeta, vamos a seguir empujando incansablemente para alcanzar un mundo en el que quepan muchos mundos, con vidas dignas para todas dentro de los límites planetarios.

El negacionismo es inmoral; el retardismo, irresponsable. Es la hora de políticos y políticas valientes y con liderazgo. Pero, sobre todo, necesitamos una sociedad unida que produzca un salto cuántico en la democracia para que alcance una nueva dimensión frente a la emergencia climática. Nelson Mandela decía: “Que tus elecciones reflejen tus esperanzas, no tus miedos“. Salgamos el domingo a votar de forma consciente y responsable. Por nosotras, por quienes estuvieron aquí antes que nosotras, por nuestros hijos e hijas, por nuestra tierra, por lo que más queremos.

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