Juan Luis Saldaña Periodista y escritor
OPINIÓN

Sánchez y el súper disco chino

Los discos no dejan de girar. Súper Disco Chino de Enrique y Ana.
Los discos no dejan de girar. Súper Disco Chino de Enrique y Ana.
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Los discos no dejan de girar. Súper Disco Chino de Enrique y Ana.

Somos un país civilizado, con grandes garantías democráticas, un emplazamiento geográfico envidiable y una riqueza y tradición cultural de miles de años. Como en las mejores familias, tenemos trapos sucios, acciones y reacciones y nuestros traumas y complejos. Esta sucesión de procesos electorales ha supuesto un gran desgaste para todos. Es preciso recuperar fuerzas, calmarse un poco y reflexionar.

Algunos idealistas o derrotados incontinentes hablan de un gran pacto entre los dos grandes partidos, pero parece que todavía no estamos en ese momento de madurez o que, por nuestra propia naturaleza, no concebimos ese tipo de caminos. Ya habrá tiempo. Además, el papel de Bildu empieza a demandar un mínimo acuerdo entre los constitucionalistas. ¿Qué le pedimos a Bildu para que sea tomado en cuenta como un actor más? ¿Lo cumple? Un acuerdo en este sentido -y la buena voluntad de la formación política vasca dejando atrás el pasado con gestos más claros- favorecería un camino más despejado. Pero parece que la ambigüedad es rentable para los tres implicados.

Sánchez se comprometió a traer a Puigdemont a España para responder ante la justicia, pero quizá lo traiga para responder a otras cuestiones. No sabemos todavía cómo va a terminar el mapa de los pactos, pero sí que parece claro que el electorado español ha elegido a Sánchez como el mejor equilibrista capaz de mantener los platos girando sobre varillas sin que se caiga ninguno. Sánchez interpreta el super disco chino como hacían hace años Enrique y Ana en aquella canción curiosa que comenzaba como un villancico turbio: “¿Qué es aquello que reluce en lo alto del palillo? ¿Es un pájaro, un avión, un satélite, un platillo?¿Qué es aquello que da vueltas como el aspa de un molino? Es un rollo que es divino, es el súper disco chino”.

La parte constructiva queda reducida a cuatro tópicos o, como mucho, a decálogos poco profundos de propaganda electoral.

La derogación del otro y el miedo al rival parecen los dos vectores de activación de voto más importantes que han utilizado los dos grandes partidos. El sanchismo y el fascismo como armas de motivación dejan atrás una incapacidad de los partidos para proponer y construir. La mayor parte del mensaje se dirige a estos aspectos y la parte constructiva queda reducida a cuatro tópicos o, como mucho, a decálogos poco profundos de propaganda electoral. La capacidad de convertirse en espejo y reflejar las carencias propias en el rival es también una de las virtudes políticas más cotizadas en este momento.

Ser hábil en la estrategia y el debate, mover bien los hilos y jugar las cartas es una capacidad propia del que busca la permanencia en el poder. Eso no te hace buen gobernante, pero el debate se ha enfocado en otros términos. Reconocer la habilidad de un malabarista no lo convierte en buen director de circo, aunque eso ya no importa. El coro de mamporreros y periodistas de parte se lo tienen que hacer mirar, aunque no sé si están por la labor. A ver si se baja un poco el suflé y nos podemos ir unos días a la playa. Con estos bueyes hay que arar.

Juan Luis Saldaña
Periodista y escritor

Colecciono coca colas falsas en lata y hago fotos a las bolsas de plástico en los árboles. He publicado libros de poemas y relatos. Mi última novela es "Hilo musical para una piscifactoría". Se llevó al cine bajo el título de "Miau". He sido redactor en prensa, presentador en tele y radio y ahora me piden que opine. Licenciado en derecho, MBA, máster en periodismo y doctor en comunicación e información. He tenido una agencia de marketing, alguna experiencia de éxito en comercio electrónico y doy clases en algún máster sobre esto.

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