Borja Terán Periodista
OPINIÓN

La respuesta de un concursante de 'El Grand Prix' a Ramón García y lo que dice de todos nosotros

Ramón García y el concursante de Brión (Coruña) en El Grand Prix
Ramón García y el concursante de Brión (Coruña) en El Grand Prix
RTVE
Ramón García y el concursante de Brión (Coruña) en El Grand Prix

-¿Estás casado?- No. ¿Tienes novia? -Tampoco. -¿Novio? -Tampoco. Ramón García pregunta a un concursante de El Grand Prix por si quiere saludar o mandar un mensaje a algún familiar. Y sus preguntas y sus respuestas se han convertido en noticia e incluso han sido aplaudidas en las redes sociales con emoción, pues aún no estamos acostumbrados a que en un show de entretenimiento de estas características se produzca esta conversación tan inclusiva.

El actual prime time de la televisión familiar sigue instalado en la presunción de heterosexualidad. Cuando ya sabemos o deberíamos saber que la sociedad es más plural que el simplismo de dar por hecho que un chico debe tener novia o una chica debe tener novio. De hecho, el estado civil o sentimental no debería definirnos como personas.

Aunque más representativa que la pregunta de Ramontxu es la propia respuesta del concursante. Ahí está la clave: en su contestación. "Tampoco". Y ya está. Eso dice más de los avances de sensibilidades que muchos discursos rimbombantes. 

En otra época, que vamos dejando atrás (aunque no lo parezca por algunos ruidos de la política del enfrentamiento), la pregunta de si "tienes novio" hubiera despertado guasa en la grada y marcado en el rostro del participante los pavores del qué dirán por culpa de una colectividad instruida en la mofa del prejuicio. Una cultura de la risita tóxica que estigmatizaba y oprimía mientras señalaba con el dedo. 

En 2023, el joven participante de El Grand Prix responde con un natural 'tampoco'. Sin más. Eso es España. Nuestra sociedad camina desde hace tiempo hacia ahí, frenada de vez en cuando por nostálgicos que alientan a legitimar odios. Quizá con el objetivo de rentabilizar los miedos que afrentan desde el desconocimiento. 

El gran éxito del retorno de El Grand Prix a TVE se cimenta en todo lo contrario. En una televisión cargada de castings artificiosos y cortados por el patrón de telegénicos, el triunfo de este programa siempre ha estado unido a su capacidad de mostrar la disparidad desde la espontaneidad de un país compartiendo juegos. Un país conociéndose sin prejuzgar a través de la llaneza de unos pueblos que se disfrazan, se pringan, se caen, se levantan y se emocionan orgullosos de cómo son, mientras celebran la alegría de la colorista diversidad que nos une. 

Borja Terán
Periodista

Licenciado en Periodismo. Máster en Realización y Diseño de Formatos y Programas de Televisión por el Instituto RTVE. Su trayectoria ha crecido en la divulgación y la reflexión sobre la cultura audiovisual como retrato de la sociedad en los diarios 20 minutos, La Información y Cinemanía y en programas de radio como ‘Julia en la Onda’ de Onda Cero y 'Gente Despierta' de RNE. También ha trabajado en ‘La hora de La 1' y 'Culturas 2' de TVE, entre otros. Colabora con diferentes universidades y es autor del libro 'Tele: los 99 ingredientes de la televisión que deja huella'.

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