Adiós a los campamentos de verano de Madrid: "Ojalá pueda seguir viendo a mis nuevos amigos fuera de las actividades"

Jugar, aprender inglés y hacer nuevos amigos. Son los tres pensamientos que rondan en la cabeza de los niños que acuden a los campamentos de verano que organiza el Ayuntamiento de Madrid. Desde principios de agosto, han pasado por los diferentes centros en los que se organizan cerca de 14.000 menores. Sin embargo, esta ha sido la última semana que los colegios públicos de la capital acogerán este tipo de actividades, puesto que la programación terminará este viernes. Los asistentes miran la fecha con cierta nostalgia, ya no podrán seguir pasando tiempo con sus compañeros.

Los motivos para que este viernes sea el último día de los campamentos de verano son tres. Así fue estipulado por el anterior equipo de Gobierno, la demanda baja a partir del 15 de agosto y los equipos docentes comienzan a reunirse en los colegios para organizar el curso que comienza en septiembre, según indican fuentes del área municipal de Políticas Sociales, Familia e Igualdad. 

Aunque ahora sea un momento de cierta nostalgia para los niños que han asistido a estas actividades veraniegas, el balance que hacen desde el Consistorio es positivo. El delegado del área municipal de Políticas Sociales, Familia e Igualdad, ha calificado la edición como todo un "éxito".

Jose González

Parte de ese positivismo radica en que esta temporada "se han ocupado casi la totalidad de las plazas" ofertadas. Los niños, de entre 3 y 12 años que han acudido a los campamentos, han podido disfrutar de partidos de fútbol, balones prisioneros, escondites ingleses... Sin embargo, hay una actividad que se ha llevado el premio a preferida: el día de piscina. "Los miércoles vamos todo el día a bañarnos, comemos bocadillos y hacemos un montón de juegos", explica Valeria, una niña de 11 años que desde principios de mes ha estado yendo al CEIP Juan Gris, en el distrito madrileño de Villa de Vallecas. "Es mi día favorito de la semana", añade.

Ser niño en un campamento urbano

Estos campamentos, además de ser un alivio para los padres, ya que les permite conciliar el trabajo con las vacaciones de sus hijos, son una oportunidad para aprender inglés y hacer nuevos amigos. Gabriel, por ejemplo, otros años ha asistido acompañado de otros niños que ya conocía. Sin embargo, esta vez ha ido solo. "Estoy haciendo un montón de amigos aquí", explica. "Son gente muy maja", añade. "Se lo recomiendo a otros niños porque se puede conocer a mucha gente guay", comenta.

José González

Una situación similar vive Valeria, que espera poder quedar con sus compañeros cuando acabe el campamento. Aunque es la primera vez que asiste a las actividades organizadas por el Ayuntamiento, se ha sentido como en casa. "Mis nuevos amigos también son de Vallecas, así que me encantaría poder quedar con ellos aunque termine el campamento", explica.

Estos campamentos suponen también un PLUS para los niños con necesidades especiales que acuden allí. Y es que es una forma de que salgan de su zona de confort y se relacionen con otras personas de su edad. Algo que, además, les sirve de aprendizaje a sus compañeros para entender la realidad que viven estas personas. "En infantil tenemos dos casos de niños con necesidades especiales y estamos muy contentas con la reacción de sus compañeros", explica Lidia, una de las monitoras de los más pequeños. "Son los propios niños los que le cuidan, están pendiente de él", añade. "Desde el principio, les han intentado incluir en todo", concluye.

Jose González

Estos niños tienen un horario muy marcado. "Es como ir al cole, pero sin que sea aburrido", explica Ángela, otra de las niñas que ha estado yendo a estos campamentos desde la primera quincena de julio. Cuando llegan al centro, desayunan: "tostadas o galletas". Luego, practican "juegos deportivos", aprovechando que el calor todavía no aprieta. Después de comer, como las temperaturas ya han subido, entran en las aulas "para no sudar tanto ni tener tanto calor", expone Ángela.

La peculiaridad de estas escuelas de verano es que también sirven para estudiar inglés. "Hacemos algunos juegos en español y otros en inglés", explica Valeria, que asegura que está "aprendiendo un montón". "A mí mre cuesta un poco, pero más o menos me manejo", explica Gabriel. "Tengo el A2, que no es ni bueno ni malo", añade.

Un nivel de inglés similar al de Ángela, que dice que "ni fu ni fa" hablándolo. No obstante, comenta que está "notando que está aprendiendo". "Es como estar en el cole, pero haciendo juegos todo el rato", apunta.