OPINIÓN

Largo y cálido

Una mujer se protege del sol con un abanico este miércoles en Ourense.
Una mujer se protege del sol con un abanico este miércoles en Ourense.
EFE/ Brais Lorenzo
Una mujer se protege del sol con un abanico este miércoles en Ourense.

El calor se cierne sobre la piel como algo medible, cuantificable, abrasador: pero la memoria del calor es relativa. Hay quien nunca ha vivido un calor asfixiante, como quien nunca ha tocado la nieve, pero ha imaginado las llamas del infierno, las hogueras en las que ardían herejes, Sodoma y Gomorra arrasadas por el fuego, o el más banal horno de la cocina abierto. En el calor se da un rastro de castigo y también de purificación que se cuela entre las historias y las leyendas: sea como sea, esta semana solo quienes pasan de los 73 años pueden afirmar sin mentir que vivieron otro día más tórrido: todos los demás llegamos aquí sin comparación posible.

Para quienes quieran contrarrestar el calor real con más calor imaginario pueden perderse en algunas páginas que se convierten en invernadero y solarium: el polvo que se cuela en la garganta de los personajes fantasmales de Pedro Páramo, de Juan Rulfo, el calor pegajoso, vegetal, que recorre el Capote de Otras voces, otros ámbitos, el calor agradable, mediterráneo y perverso de Buenos días, tristeza, de la Sagan. Otro verano adorable que se convertirá en tragedia cercenará la vida de los protagonistas de El gran Gatsby, de Scott Fitzgerald, o de los frívolos diletantes de El talento de Mister Ripley, de Patricia Highsmith.

Los crímenes, de los que este verano anda sobrado en la realidad, se convierten en juegos y acertijos si los leemos en la playa

 Los crímenes, de los que este verano anda sobrado en la realidad, se convierten en juegos y acertijos si los leemos en la playa, con la arena húmeda en los pies y entre las páginas combadas. La España terrible, cubierta de campos de cereal y de miseria, se cuela entre los cuentos de Ignacio Aldecoa, con sus segadores silenciosos y resignados al dolor y a la piel quemada.

Lean (o vean, porque se adaptó al cine con Eric Bana como protagonista) Años de sequía, de Jane Harper, si quieren descubrir como nos acercamos, en paisaje y problemas, a una Australia devastada por el cambio climático. Y sobrevivan: este verano hay que contarlo.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento