El rompecabezas de la UE por cuadrar sus cuentas: busca un nuevo reajuste económico tras superar la pandemia y asistir a Ucrania

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en la Eurocámara.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en la Eurocámara.
PHILIPP VON DITFURTH / DPA / EUROPA PRESS
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en la Eurocámara.

La pandemia, la crisis derivada de esta; la guerra en Ucrania, y la crisis derivada de esta. La Unión Europea ve cómo la historia, al final, es cíclica, y el bloque ha tenido que adaptarse en los últimos años a unas circunstancias excepcionales. Ahora, con una ventana abierta hacia Kiev por la que pasa ayuda militar, pero sobre todo económica Bruselas tiene que ver cómo puede cuadrar sus propias cuentas. La invasión rusa ha hecho que el apoyo a Zelenski sea constante... y además el plan es que se mantenga tanto tiempo como dure el conflicto. "El tiempo que sea necesario", repiten los altos cargos.

Eso sí, el Marco Financiero Plurianual, que es el presupuesto a largo plazo de la UE (ahora para el periodo 2021-2027) tendrá que ajustarse, pero de momento no por culpa del envío de fondos con un nuevo destino: Ucrania. Hasta la fecha ha habido seis marcos financieros plurianuales (MFP), incluido el del período 2021-2027. Con el Tratado de Lisboa, el MFP pasó de ser un acuerdo interinstitucional a ser un Reglamento. Establecido para un período mínimo de cinco años, el cometido del MFP es garantizar la evolución ordenada de los gastos de la Unión dentro del límite de sus recursos propios. 

Prevé disposiciones que el presupuesto anual de la Unión debe respetar. El Reglamento MFP establece límites máximos de gasto para grandes categorías de gasto, llamadas rúbricas. Con el Covid y la llegada de los fondos de recuperación el MFP actual cogió todavía más cuerpo, y ahora, guerra mediante, la revisión del funcionamiento del presupuesto a largo plazo y, en su caso, las propuestas de modificación, están previstas, a más tardar, para el 1 de enero de 2024, una fecha que el Parlamento ha pedido que se adelante. La pregunta es: ¿cuadran las cuentas en Bruselas?

"No habría que hablar de desequilibrios, pero está claro que, como pasó con la pandemia, la estrategia de antes de la guerra ya no vale. Los planes ahora tienen que ser otros porque estamos destinando muchas ayudas a Ucrania", asumen las fuentes comunitarias consultadas por 20minutos, que creen que el cambio tiene que ser acertado precisamente "para poder mantener el apoyo" a Kiev "sin generar una agujero" en las cuentas de la UE.

Eider Gardiazábal, eurodiputada del PSOE y miembro de la Comisión de Presupuestos del Parlamento Europeo, explica que la estrategia "tendrá que darse a largo plazo" y con todos los fondos "bajo un mismo paraguas". En eso trabajan ahora las instituciones, pero no hay riesgo de que no cuadren las cuentas de la UE. "De momento eso no pasa", asegura la eurodiputada, consciente eso sí de que el escenario podría cambiar si el conflicto se alarga durante varios años. 

Todo el plan se ha hecho contando con las estimaciones que se tienen sobre Ucrania

"Casi todo lo que recibe Ucrania son créditos, dinero de subvenciones prácticamente no hay. A esto hay que añadir lo que ya había en toda la parte de política exterior", resume Gardiazábal. "Ahora mismo no descuadra las cuentas; esto podría pasar si en algún momento Ucrania cae en bancarrota y no puede devolver los préstamos". Pero ese escenario no se valora porque, además, el seguimiento es constante -y la respuesta de Kiev existe- y todo el envío de fondos está coordinado con el FMI. "Todo el plan se ha hecho contando con las estimaciones que se tienen sobre Ucrania", sostiene porque "se supone que Ucrania va a tener capacidad de reconstrucción y no va a tener problemas para devolver los préstamos".

Además, desde el punto de vista de los Estados miembros queda claro que el objetivo es seguir apoyando a Kiev. "Están en la posición de que hay que ayudar a Ucrania sí o sí, por solidaridad y por interés propio. Por lo tanto en ese sentido no hay debate", concluye la eurodiputada. "Hasta ahora se ha ido trabajando en esas ayudas de una forma un poco desestructurada y sobre necesidades, pero ya hay un plan a medio plazo mejor organizado, con préstamos y con subvenciones, un poco parecido al plan de recuperación europeo". La clave está en que "los ucranianos tengan una perspectiva y una predictibilidad más claras".

Las ayudas no han dejado de llegar a Kiev

Desde que comenzó la invasión rusa, la UE y sus Estados miembros han puesto a disposición de Ucrania más de 77.000 millones de euros, según los datos facilitados por Bruselas. Esto se desglosa en:  38.300 millones de euros en ayuda económica, 17.000 millones de euros en ayuda a refugiados en la UE, 21.160 millones en ayuda militar y 670 millones de euros en el Mecanismo de Protección Civil de la Unión.

Ya en 2022 se aprobaron 7.200 millones de euros en ayuda macrofinanciera a través de préstamos y subvenciones. "Esta asistencia financiera tiene por objeto promover la estabilidad en Ucrania y hacer frente a sus necesidades de financiación más apremiantes y urgentes", resumen. Asimismo, el pasado mes de diciembre, el Consejo adoptó un paquete legislativo que permitirá a la UE proporcionar ayuda financiera a Ucrania por un importe de 18.000 millones a lo largo de 2023. Su objetivo es proporcionar ayuda financiera a corto plazo, financiar las necesidades inmediatas de Ucrania, apoyar la rehabilitación de infraestructuras críticas, prestar apoyo inicial para una reconstrucción sostenible tras la guerra, y, en última instancia, apoyar a Ucrania en su camino hacia la integración europea.

Para Luis Rodrigo de Castro, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad CEU San Pablo, es importante tener en cuenta que si se abre de nuevo el debate para la adhesión se van a tener que mantener las ayudas. "Al final si queremos que un país se integre en la UE y tenga nuestros estándares tiene que cumplir los criterios de convergencia económica", resume. "Hay una línea de financiación para la adhesión". 

Además, Rodrigo de Castro da por hecho que "la tónica no es que la ayuda a Ucrania vaya a parar" porque, dice, "a lo mejor lo que no se quiere es que sea Ucrania la que entre en una especie de fatiga europea". De todo eso "son conscientes las instituciones, de la oportunidad histórica de atraer a Ucrania al bloque, sin saltarse los pasos pero generando confianza". Así, el profesor sentencia que "no se hará una alfombra roja, pero tiene que haber garantías sobre todo para que el Estado que se vaya a adherir entre adaptado pero también para que los que ya estamos dentro asumamos las implicaciones de esa entrada".

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