El escándalo en torno a la conducta pasada y reciente de Luis Rubiales centró casi por entero la atención estos días y desplazó incluso la que deberían despertar las negociaciones para la proclamación del presidente del Gobierno. El eco que también despertó la condenable conducta del ex responsable del fútbol español en numerosos medios de comunicación de Europa y América, especialmente de los Estados Unidos, demuestra que no se trata de algo que suscita interés morboso, sino también la preocupación que crea la falta de respeto a la mujer.  

Incluso reconociendo el interés indiscutible de esta noticia, sorprende que haya pasado poco menos que inadvertido el regreso del terrorismo, en esta ocasión, de la organización independentista radical catalana CDR, de lo que se deduce que sigue viva y activa, con su intento de sabotaje del comienzo de la Vuelta Ciclista a España. Por fortuna, no tuvo consecuencias graves: las fuerzas de seguridad lo evitaron a tiempo, pero podía haberse convertido en un desastre y no sólo deportivo.

Su intención era regar las carreteras por donde iba a discurrir la competición con tachuelas, que pincharían las ruedas de las bicicletas de los corredores -lo cual ya es algo deleznable- y, aún peor, con bidones de aceite, lo que convertiría en un peligro muy grave para la circulación también de otros vehículos, desde coches ocupados por personas indefensas a camiones de gran tonelaje. Por suerte, repito, no pasó nada.

Los detenidos por querer boicotear la Vuelta pretendían verter 400 litros de aceite

Pero la conclusión también es preocupante. Nos alegra recordar que ha desaparecido la amenaza del terror que durante cuatro décadas creó ETA, pero enerva comprobar las intenciones depravadas de algunos asesinos, que continúan maquinando e intentando ejecutar atentados contra la vida de los demás. Supongo que los partidos independentistas catalanes, de ideas democráticas, no están de acuerdo con estas actuaciones de los CDR, aunque resulta lamentable que ninguno haya condenado semejante iniciativa con la dureza que merece.