El Camino de Santiago para las personas con discapacidad: una experiencia gratificante, aunque mejorable en accesibilidad

DisCamino
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El Camino de Santiago es una experiencia en la que se unen varias vertientes: histórica, cultural y espiritual. Todas las personas pueden vivirla y, como no, las personas con cualquier discapacidad, ya sea física, psíquica o sensorial. Existen muchas asociaciones y fundaciones que hacen posible que las personas con discapacidad cumplan su sueño de hacer el Camino, y cada vez más recursos en los que se puede encontrar mucha información sobre la accesibilidad y cómo prepararse antes, durante y después del mismo.

Uno de estos recursos es la web que la Fundación ONCE ha creado específicamente para ofrecer a las personas con discapacidad una herramienta donde puedan encontrar información sobre la accesibilidad en el Camino durante sus distintas etapas. Por el momento, la web está centrada en el Camino de Santiago francés, pero no se descarta incluir información sobre otras rutas. Así, en la dirección caminodesantiago.fundaciononce.es, las personas con discapacidad visual y que se movilicen en silla de ruedas encontrarán recursos para poder hacer las rutas de forma autónoma, así como información de las barreras de accesibilidad con las que se pueden encontrar o sobre alojamientos adaptados.

La experiencia de Gerardo, origen de DisCamino

Una de las entidades que ayuda a las personas con discapacidad a cumplir el sueño de hacer el Camino de Santiago es, precisamente, DisCamino. Se trata de una asociación que opera en Vigo y que ofrece asistencia y acompañamiento a las personas con discapacidad que quieran hacer esta peregrinación, tanto en la preparación previa como durante el recorrido. Así, realizan el Camino de varias formas. Una de ellas, con triciclos adaptados, en los que va la persona con discapacidad y, en la parte de delante, otra persona que hace las funciones de piloto. Y la otra, mediante la silla Joëlette, con una sola rueda, especial para rutas de senderismo, que se maneja por varias personas desde la parte delantera, trasera y laterales, mientras el usuario va disfrutando del recorrido.

La asociación DisCamino nace en 2009 de la experiencia personal de su fundador, Javier Pitillas, con Gerardo, un chico sordociego que hizo el Camino con un triciclo adaptado, conocido popularmente como Tándem. Pero esta aventura tiene una historia detrás, porque había que conseguir un tándem con unas condiciones específicas. En este caso, el piloto tenía que situarse en la parte de atrás, pues Gerardo necesitaba comunicarse mediante sus manos, y en un tándem normal, el piloto debía darse la vuelta para comunicarse con él, lo cual era imposible. Así pues, una vez que consiguieron un tándem que cumpliera con los requisitos necesarios, Gerardo pudo cumplir su sueño.

Una vez en la plaza del Obradoiro, cuando la ruta había llegado a su fin y las personas que le acompañaban se felicitaban por haberla terminado sin percances, Gerardo pronunció las palabras que darían comienzo a este proyecto: "Javier, busca a más gente con problemas como yo, para hacer el Camino muchos años". Así pues, "DisCamino no nació para que Gerardo pudiera hacer el Camino", explica Javier, sino "después de que él cumpliera su sueño, con el objetivo de que otros pudieran cumplirlo".

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Posteriormente, en 2012, la asociación produjo el documental 'El desorden de los sentidos', a raíz de la experiencia de Antonio, con parálisis cerebral, que recorrió junto a su padre el Camino en triciclo desde Roncesvalles. Así, en él se refleja la realidad de Antonio, y también la de Gerardo, y muestra cómo dos personas con discapacidad son capaces de enfrentarse a la ruta del Camino de Santiago francés en bicicleta.

Otro de estos peregrinos es Pablo. Pablo tiene hemiplejia, por lo que la mitad de su cuerpo está paralizada. Aun así, puede pedalear con las dos piernas, por lo que en ocasiones hace la función de piloto, ayudando a otra persona que lo necesite, y otras veces es copiloto, es decir, alguien le ayuda a él. Pablo reconoce que es muy diferente ser piloto que copiloto. "Cuando vas como piloto", dice, "tienes que estar atento a muchos factores y el estrés es mayor, pero cuando vas de copiloto, solamente haces ejercicio físico y lo único que hay que hacer es disfrutar". Pese a eso, para él, "la sensación de haber ayudado a alguien a cumplir su sueño es muy satisfactoria y positiva".

La gente se sorprende mucho cuando nos ve con este tipo de vehículos, porque no los conocen y no imaginan que se pueda hacer el Camino de esa manera

En este sentido, no podíamos dejar de preguntar a Javier si hay mucha diferencia entre hacer el Camino andando y en tándem. Según su punto de vista, "lo cierto es que sí que se nota la diferencia. Con el tándem recorres muchos más kilómetros que a pie. Pero pedalear no duele, caminar sí". Y añade: "Desde luego, las dos formas cansan".

Pero, como explica Javier, existen otras formas de hacer el Camino, como por ejemplo, en la silla de ruedas Joëlette. En este caso, la silla es manejada por una persona desde la parte de delante y otra desde atrás, aunque, en una ruta de estas dimensiones, también se necesita apoyo de otras dos personas por los laterales, debido a las distintas irregularidades que se pueden encontrar en el terreno, señala Javier.

Por otro lado, la asociación ofrece la posibilidad de que, los peregrinos que puedan, hagan el Camino dirigiendo su propia silla. Así, cada persona decide cómo quiere realizar su ruta. "No es lo mismo aquella persona que puede dirigir su silla que quien no puede hacerlo. Por eso, si el peregrino puede, nosotros le ofrecemos la posibilidad de ser partícipe de su propia experiencia, dirigiendo su silla", prosigue Javier.

En cuanto a anécdotas llamativas vividas durante el Camino, Javier dice que hay "muchas". "Sobre todo, la gente se sorprende mucho cuando nos ve con este tipo de vehículos, porque no los conocen y no imaginan que se pueda hacer el Camino de esa manera. Pero mucha gente que conocemos durante el Camino se han unido a otro que hayamos hecho después".

Así, "el objetivo prioritario es ayudar a las personas con discapacidad a hacer el Camino", remarca Javier, pero también "hacer difusión del proyecto y que gente que nos vea se anime a unirse a nosotros para ayudar y, si tienen alguna discapacidad, que se animen a hacer la ruta".

Es muy importante el trabajo en equipo, pues si queremos llegar lejos, como es alcanzar la Catedral de Santiago, hemos de ir acompañados

El Camino de Santiago con otra mirada: la de las personas ciegas

No hace falta tener la vista para hacer el Camino de Santiago. Es una experiencia que se puede disfrutar con los otros sentidos. A través del tacto y el olfato se puede disfrutar de los paisajes y de la naturaleza que nos rodea a cada paso del recorrido y, como no, a través del gusto, de la gastronomía de cada pueblo por el que pasamos.

Esto bien lo saben Ismael Martínez Liébana, filósofo ciego y profesor en la Universidad Complutense de Madrid, y Alberto Gil, escritor también ciego.

Ismael ha realizado en tres ocasiones el Camino de Santiago francés. Su amigo Alfredo le propuso el reto de escribir un libro sobre sus experiencias en el Camino. Así, Alfredo le acompañó en esta última expedición y de ahí surgió el libro titulado 'El Camino de Santiago con otra mirada. Un peregrino ciego en la ruta jacobea'. En él, Ismael reflexiona sobre cómo ve el Camino a través de los otros sentidos. Así pues, habla de las distintas sensaciones musculares y olfativas; de lo que se percibe a través del oído, como las voces, los cantos de los distintos pájaros o aves, o el tacto de los árboles. Y, como no podía ser de otro modo, ofrece explicaciones filosóficas de manifestaciones culturales superiores, como la amistad o el espíritu de superación.

Ismael Martínez recibiendo un premio
Ismael Martínez recibiendo un premio
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Alberto también ha hecho este mismo Camino en dos ocasiones. Primero, en una expedición organizada por la ONCE, y posteriormente, en otra organizada por la fundación también para personas con movilidad reducida.

Alberto hace referencia a lo importante que es tener una buena preparación física para una ruta de este tipo. Así, explica que, un mes y medio antes de realizar el primer recorrido, buscó a una persona voluntaria que le acompañara y, durante todas las tardes, se dedicó a caminar por Madrid Río por lo menos 15 kilómetros. Aún así, dice que el Camino "fue muy duro". "Madrid Río es un territorio más o menos llano, pero durante el Camino hace falta una mayor resistencia, pues hay muchas cuestas", añade Alberto. Y continúa diciendo: "No es lo mismo andar 20 kilómetros un día que 110 en una semana. Además, el suelo puede llegar a ser muy abrasivo y afectar bastante a los pies. Por lo tanto, hay que llevar el mejor calzado posible, buenos calcetines e hidratar los pies muy bien". Por su parte, Ismael ya tenía esta preparación previa, pues es una persona a la que le encanta hacer deporte y participar en carreras, marchas rápidas y actividades de este tipo.

Alberto Gil
Alberto Gil
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Durante el Camino, Alberto fue acompañado por un amigo que tenía un resto visual funcional, siempre agarrado a su brazo. No tuvo ningún problema en ese sentido, aunque quiere promover el uso de la barra direccional, que, según su experiencia, es mucho más cómoda para hacer este tipo de rutas. Se trata de un artilugio que mide dos metros y va sujeta por tres personas: una persona que ve y que marca el ritmo, las subidas, las bajadas y los giros, y dos personas ciegas. Así, "no es necesario llevar el brazo encogido para ir agarrado a tu guía, sino que lo llevas extendido porque la barra va a la altura de la cadera", explica Alberto.

En su caso, Ismael también usaba una pequeña cuerda, como las que utilizan los atletas ciegos en las carreras, a la cual se atan los brazos de la persona ciega y de su acompañante, y esto le permitía ir más suelto. Pero también había tramos del Camino en los que se atrevía a ir suelto totalmente, usando lo que se conoce como bastón telescópico, especial para rutas de montaña. Así, Ismael iba tocando el borde del camino con dicho bastón e iba detectando las distintas irregularidades, mientras Alfredo le iba dando indicaciones.

En cualquier caso, para Ismael, en este tipo de rutas es muy importante "el trabajo en equipo, pues si queremos llegar pronto es mejor ir solo, pero si queremos llegar lejos, como es alcanzar la Catedral de Santiago, hemos de ir acompañados".

En cuanto a los mejores momentos del Camino, Alberto menciona los finales de cada etapa y, sobre todo, la llegada a Santiago. Para él, ese momento es de una gran importancia debido a sus creencias. "Llegar a la plaza del Obradoiro, entrar a la Basílica, abrazar al Santo, encontrarte a otros peregrinos, asistir a la Misa del Peregrino… son momentos que producen una sensación indescriptible. Una vez llegas allí, te olvidas del cansancio, de las ampollas y de todo". Sin embargo, para Ismael, los mejores momentos surgen durante la ruta, como por ejemplo, "disfrutar de la naturaleza, de la compañía, de las personas con las que te encuentras y conocer más a la persona con la que estás".

Son momentos que producen una sensación indescriptible. Una vez llegas a la plaza del Obradoiro, te olvidas del cansancio, de las ampollas y de todo

Respecto a anécdotas llamativas, Alberto cuenta la que vivió con una familia con la que se cruzó: "Había unos padres con dos hijos gemelos. Los chicos iban hablando y se quedaban alucinados porque yo era capaz de identificarlos por sus voces, pero la gente que ve siempre los confundía".

Por su parte, Ismael cuenta en su libro lo que le ocurrió con una camarera, que le preguntó que "cómo la imaginaba". Entonces, de manera jocosa y pedagógica, le contestó: "Los dos accedemos por igual, aunque por vías distintas, a las cosas mismas; y tan real, tan cosa misma es tu voz, que tienes, como real y cosa misma es mi figura corporal, que tengo. Por tanto, del mismo modo que al ver mi figura corporal estás teniendo tú un acceso directo a la cosa misma que soy yo, al escuchar tu voz, estoy teniendo yo, a mi vez, un acceso directo a la cosa misma que eres tú".

Alberto dice que volvería a repetir la experiencia. Pero esta vez, junto a una sola persona, a su ritmo, sin la rigidez que conlleva hacerlo con un grupo organizado y sometido a ciertos horarios. "No tienes posibilidad de relacionarte con nadie, porque estaba todo muy medido. Me quedó esa espinita de hacer el Camino de una forma más auténtica", concluye.

Las personas con discapacidad intelectual, también presentes en el Camino

Uno de los colectivos a los que se hace poca mención cuando se habla del Camino de Santiago es el de las personas con discapacidad intelectual. Pero, aunque no se les mencione todo lo que se debería, también están ahí y quieren cumplir este sueño.

Esto lo saben muy bien en la asociación Plena Inclusión Castilla La Mancha. Desde hace ocho años, la entidad organiza una peregrinación a Santiago, en la que participan personas con discapacidad intelectual y del desarrollo, junto con sus familiares, cuidadores o personas de apoyo. La última edición tuvo lugar entre los días 16 y 22 del pasado mes de julio, y participaron unas 40 personas.

La idea de poner en marcha esta iniciativa surgió de la experiencia personal de Daniel Collado, director gerente de Plena Inclusión Castilla La Mancha. Durante los primeros meses después de su llegada a la gerencia, Daniel se vio abrumado por el estrés, debido al pico de actividad de aquellos momentos. Para recuperar el equilibrio y descansar adecuadamente, comenzó a caminar. Lo que comenzó como una forma de lidiar con el estrés se convirtió en una pasión, y decidió que esta experiencia también podría ser enriquecedora para los usuarios. Así, iniciaron la primera edición de esta peregrinación con un grupo de 35 integrantes, entre personas con discapacidad y sus familiares o cuidadores.

Me gusta porque vas conociendo gente de todos lados: franceses, portugueses, etc. A veces me gusta apartarme un poco del grupo y disfrutar de la intimidad de los paisajes

En este sentido, Daniel explica que las personas con discapacidad que participan en la peregrinación suelen tener "una buena resistencia". Aun así, "contamos con un autobús de apoyo por si surgiera alguna dificultad, y eso hace que las personas pierdan el miedo a participar, pues saben que si se presenta algún percance van a tener este apoyo". De hecho, "hay personas que han repetido la experiencia", añade.

Uno de estos peregrinos con discapacidad intelectual es Rafa, de 33 años. Según nos cuenta, lleva cuatro años haciendo el Camino con Plena Inclusión Castilla La Mancha. En su caso, en todas las ocasiones ha participado él solo, sin ningún familiar o persona de apoyo.

Así, Rafa comenta que disfruta mucho haciendo el Camino. "Me gusta porque vas conociendo gente de todos lados: franceses, portugueses, etc. A veces me gusta apartarme un poco del grupo y disfrutar de la intimidad de los paisajes". Y también dice que está muy contento con el apoyo que le da Plena Inclusión. "De nota, les doy un 10", añade riendo. Y, para cuando se pueda, se está planteando el reto de hacer el Camino en bicicleta.

Plena Inclusión Castilla La Mancha
Rafa junto a otros compañeros de Plena Inclusión Castilla La Mancha
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La organización pretende que esta experiencia sea abierta a todas las personas que quieran participar. En este sentido, Daniel explica que "cualquier persona que no tenga que ver con nosotros puede unirse". Solamente pide un único "requisito". "Que no vengan con la idea de que van a ayudar a personas con discapacidad que lo necesitan, sino a compartir y a conocer cómo son las personas con discapacidad y a perder el miedo a convivir con personas con alguna diferencia".

En cuanto a los mejores momentos, sin ninguna duda, menciona el de la llegada a la plaza del Obradoiro: "Es un momento de satisfacción, tanto para los que son creyentes como para los que no". Y como peores, "cuando hay algún síntoma de flaqueza o cansancio, o aparecen las temidas ampollas".

Las personas con discapacidad intelectual tienen mucho que aportar, y es muy importante hacerles sentir como uno más y que no se les vea como raros o diferentes

Respecto a anécdotas llamativas con el grupo, narra lo que les ocurrió con unos chicos con los que se cruzaron. "Comenzaron a alabar la labor que hacíamos con las personas con discapacidad, y nos propusieron hacer una colecta para nosotros. Pero nosotros les explicamos que ellos son personas que tienen sus propios trabajos y su propio proyecto de vida. Fue muy bien intencionado por su parte, pero hubo que explicarles que las cosas no funcionaban así".

Al preguntarle qué enseñanza se lleva de convivir todos estos años con personas con discapacidad, Daniel responde que "todo esto es un descubrimiento para quien no tiene contacto con estas personas. Tienen mucho que aportar, y es muy importante hacerles sentir como uno más y que no se les vea como raros o diferentes".

La accesibilidad en el Camino de Santiago: cómo la ven los peregrinos

Cuando preguntamos acerca de las condiciones de accesibilidad, hay opiniones para todos los gustos. Las personas entrevistadas se han basado principalmente en la experiencia del Camino de Santiago Francés, que es el más conocido.

Así, Javier Pitillas, de DisCamino, es consciente de que el trazado del camino es "una historia de años y es algo que no se puede romper. Entonces, lo que hay que hacer es señalizar muy bien las alternativas posibles para que las personas con discapacidad puedan pasar con su silla, sin perderse y sin modificar el recorrido".

El Camino no deja de ser un reflejo de la propia vida, donde hay momentos de preparación, sacrificios, renuncias y, finalmente, retos superados

Por otro lado, señala que es necesario mejorar la accesibilidad en cuanto a infraestructuras. Por ejemplo, "en algunos albergues nos hemos encontrado que el baño, efectivamente, está adaptado, pero sin agarraderas para que la persona pueda sujetarse y no caer. Y en otros, nos hemos encontrado con que la ducha estaba sin adaptar, con el grifo a metro y medio de altura y los usuarios no pueden llegar a él". Por su parte, Pablo cree que "los albergues están bastante bien adaptados en general, pero siempre hay cosas que mejorar. Es un proceso largo, para el que necesitamos la colaboración de todas las entidades implicadas".

En este sentido, Alberto Gil, persona ciega total, opina que este recorrido "no es excesivamente dificultoso" y "al ser el más realizado, quizás sea el que esté mejor preparado en cuanto a accesibilidad y acondicionamiento". Sin embargo, Ismael Martínez, también ciego total, echa en falta en los albergues encaminamientos en el suelo, por los que la persona ciega puede saber el camino que ha de seguir, tocándolos con su bastón. En este sentido, afirma que "está muy bien que se pongan carteles en braille, pero no sirven de nada si, por ejemplo, los aseos quedan muy lejos de la habitación y la persona ciega no tiene una indicación por donde ir".

Para finalizar, las personas entrevistadas quieren animar a hacer el Camino a aquellas personas con discapacidad que aún no se han decidido a vivir esta experiencia. Así, Ismael hace alusión a la "fuente de placer y de disfrute que es el Camino, sobre todo las distintas sensaciones que ofrece", y afirma que es muy "enriquecedor" hacerlo acompañado. En su caso, Alberto Gil dice que "cualquiera puede hacerlo, da igual la condición de edad, discapacidad o cualquier otra circunstancia". En este sentido, añade que "el Camino no deja de ser un reflejo de la propia vida, donde hay momentos de preparación, sacrificios, renuncias y, finalmente, retos superados". Y concluye diciendo: "Las personas que hacen el Camino pueden tener varios fines: cultural, histórico, religioso… pero la característica común es la de superación y ejemplo de vida".

Por su parte, Javier Pitillas quiere decirle a las personas con discapacidad que "se puede, que muchas personas lo han hecho. Y, si otros lo han hecho, ¿por qué no vas a poder hacerlo tú? Así que llámanos y te ayudaremos a cumplir tu sueño". Y también Pablo, su compañero de aventuras, afirma que "la discapacidad no es un impedimento para hacerlo", y hace mención al lema que tienen en DisCamino: "Que nadie te diga que no puedes hacerlo, ni siquiera tú mismo".

Periodista. Ha sido directora del programa 'El valor de otras voces', de Radio María, en el que se trataba el tema de la discapacidad en todos los ámbitos. Colabora en la sección 'Capaces' en el diario 20minutos. Y además, es ciega total.

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