Elecciones vascas, catalanas y europeas: el endiablado calendario que complica las negociaciones de Sánchez para su investidura

(I-D) El portavoz del PSOE en el Congreso, Patxi López, la diputada socialista y expresidenta de Baleares, Francina Armengol el presidente del Gobierno en funciones y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y la líder de Sumar, Yolanda Díaz.
(I-D) El portavoz del PSOE en el Congreso, Patxi López, la diputada socialista y expresidenta de Baleares, Francina Armengol el presidente del Gobierno en funciones y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y la líder de Sumar, Yolanda Díaz.
Eduardo Parra / Europa Press
(I-D) El portavoz del PSOE en el Congreso, Patxi López, la diputada socialista y expresidenta de Baleares, Francina Armengol el presidente del Gobierno en funciones y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y la líder de Sumar, Yolanda Díaz.

En el PSOE han criticado mucho el plazo de un mes que la socialista Francina Armengol, ahora presidenta del Congreso de los Diputados, dio para celebrar la investidura de Alberto Núñez Feijóo. Desde el Gobierno aseguran que se debió a que lo solicitó así el presidente del PP, al que acusan de meter a España en una especie de "parálisis", ya que consideran imposible que pueda armar una mayoría parlamentaria. Pero lo cierto es que estas semanas van a ser aprovechadas desde Moncloa para negociar la investidura del presidente en funciones, Pedro Sánchez. Una fecha que se maneja para esa cita es la de la tercera o la cuarta semana de octubre.

Las negociaciones no serán fáciles. Y hay varias premisas que lo explican. La primera es el endiablado calendario electoral que se avecina. España ha votado este año en dos ocasiones -las autonómicas y municipales de mayo y las generales de julio-, pero en algunas comunidades lo volverán a hacer a no mucho tardar. Es el caso del País Vasco, cuya legislatura concluirá el mes de julio del año que viene. En Cataluña las urnas quedan un poco más lejos -en 2025-, pero la debilidad del Govern -lo ocupa ERC con el apoyo puntual del PSC- acerca la posibilidad de una legislatura más corta. Además, en mayo de 2024 se celebrarán también elecciones europeas, en las que Carles Puigdemont se juega la reelección en el Parlamento Europeo.

Estas últimas no son baladí, puesto que ser eurodiputado le ha otorgado al expresident fugado una inmunidad de la que disfrutó hasta julio de este año, además de sustento económico. Quizá esta sea una causa que explica que, tras años alejado del pragmatismo, Puigdemont celebre la "responsabilidad" que le otorga "estar en el centro del tablero". Los siete diputados de Junts son clave para desequilibrar la balanza entre la derecha y la izquierda en el Congreso, pues ambos bloques oscilan entre los 171 y los 172 diputados. Sin ir más lejos, esta semana el expresident ha reclamado su cuota de protagonismo. Ha censurado que hablen por él y ha convocado una rueda de prensa el próximo martes para hacer públicas sus condiciones para investir a Sánchez.

Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) tampoco lo pondrá fácil. Las elecciones municipales fueron un revés para los republicanos y deben presumir de lo que logran en las negociaciones con el Gobierno. Ahora, además, deberán competir con Junts para hacerlo. El ejemplo perfecto fue el acuerdo para hacer presidenta del Congreso a Armengol. Los catalanes dieron una rueda de prensa y fueron más allá que Junts al lograr arrancar la palabra "desjudicialización" a la coalición.

En el País Vasco, la guerra entre PNV y EH Bildu se recrudecerá aún más. Los 'abertzales' no superaron a los 'jeztales' en las generales, pero tienen más diputados al haber arrancado un escaño en Navarra. Tras décadas, el PNV ve peligrar su hegemonía y es ahora cuando, como ERC o Junts, deberán sacar a relucir al máximo lo que consigan al ser uno de los apoyos más firmes del Gobierno central. En este marco se puede entender la carta publicada esta semana por Íñigo Urkullu, actual lehendakari.

En un texto publicado en el diario El País, el dirigente autonómico planteaba la celebración de una convención constitucional con el objetivo de reinterpretar de la Carta Magna. Así, Urkullu aboga por un planteamiento que permita "avanzar" en el autogobierno vasco, y dirigir la cuestión territorial hacia "un modelo plurinacional del Estado". La respuesta desde el Ejecutivo fue clara: "legítima" pero no compartida. Sin ir más lejos, el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, la consideró "positiva" al ubicarse "dentro del marco constitucional", pero matizó que no era la propuesta del Gobierno.

Así las cosas, Sánchez tiene ahora un mes por delante para trabajar. La orden es que sean contactos discretos para lograr contentar a la nueva mayoría de la investidura, que incluye a Sumar, ERC, Junts, EH Bildu, PNV, BNG y, quizá, Coalición Canaria. Aunque los ánimos en el PSOE son positivos y creen que evitarán una repetición electoral que volvería a mandar a los españoles a los colegios en enero del próximo año.

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