Cómo identificar si nuestro perro sufre depresión

Un perro mirando por una ventana en una foto de archivo.
Un perro mirando por una ventana en una foto de archivo.
Amit Karkare / PIXABAY
Un perro mirando por una ventana en una foto de archivo.

Aunque en muchos casos no somos conscientes, nuestros animales de compañía son capaces de sentir numerosas emociones que también sentimos las personas, especialmente si hablamos de perros, quienes han convivido durante miles de años a nuestro lado y cuyo proceso de domesticación los ha unido a nosotros a través de un fuerte vínculo.

Si notamos que nuestro fiel compañero canino muestra signos de tristeza o decaimiento, es natural que nos preocupemos por su bienestar y nos cuestionemos si está experimentando depresión. 

La realidad es que, al igual que en los seres humanos, los perros pueden atravesar momentos depresivos debido a diversas causas, desde cambios en su entorno hasta la aparición de emociones complejas previamente desconocidas.

Observar bien de cerca a nuestra mascota y ver cómo evoluciona va a ser esencial ante este tipo de situaciones, ya que no debemos pasar por alto ningún comportamiento inusual.  Si durante varios días vemos que nuestro perro continúa triste, el mejor consejo que podemos seguir es acudir a nuestro veterinario de confianza.

Síntomas de la depresión en perros

Es importante destacar que, aunque los síntomas pueden parecer similares, la depresión en perros no se debe confundir con momentos de tristeza. "La depresión puede durar días e incluso semanas, mientras que la tristeza puede ser un episodio puntual", aseguran los expertos de AniCura, red de clínicas veterinarias. "Por ello, es imprescindible observar las señales que el animal da y actuar de manera rápida para evitar que dicha situación empeore o se cronifique".

Según los veterinarios, algunos de los síntomas de la depresión más comunes en perros incluyen la pérdida de apetito, la apatía, la disminución de la actividad, gemidos, llantos, aullidos o la falta de interés en el juego.

"También son síntomas el aumento del sueño, la postración, los episodios de miedo, momentos de agresividad, el estrés, la falta de interacción con el entorno, la incontinencia, la ansiedad o la tendencia a esconderse", enumeran.

Las causas de la depresión en perros

Pero, ¿qué puede causar que nuestro perro tenga depresión y muestre estos síntomas? Las causas subyacentes de esta enfermedad en perros pueden variar, por ello, si sospechamos de que nuestro perro tenga depresión, lo primero que debemos hacer es acudir al veterinario para realizar una evaluación completa y descartar posibles enfermedades que puedan estar afectando a su comportamiento.

Es imprescindible observar las señales que el animal da y actuar de manera rápida para evitar que empeore o se cronifique

Una vez descartada cualquier enfermedad, es hora de averiguar qué es lo que está causando depresión a nuestro compañero de cuatro patas. Aunque pueden ser muchas las causas que originan este estado emocional en perros, algunas de las más frecuentes incluyen cambios en la estructura familia, como la separación de una familia anterior o la incorporación de nuevos miembros como bebés o animales.

La adopción de cachorros separados de sus madres y hermanos también puede generar tristeza y depresión hasta que se adaptan a su nuevo hogar, así como los castigos, el trauma debido a experiencias estresantes o la soledad.

"En caso de observar síntomas de depresión en perros, será necesario acudir al veterinario para obtener un diagnóstico profesional y un tratamiento específico para cada caso", aseguran desde AniCura. "Sin embargo, en caso de tener dudas, podemos realizar algunos cambios en su día a día o realizar diferentes actividades con las que fomentar su estimulación y lograr su recuperación".

A la luz de los resultados del estudio, parece que las mujeres se sienten más predispuestas y cómodas hablando en voz alta con los animales, utilizando una prosodia exagerada, como la que se usa con los bebés.
Una mujer durante un paseo con su perro.
Freepik

Entre estos cambios, podemos ampliar el tiempo de los paseos, compartir más tiempo con nuestro perro, interaccionar con él mediante el juego, adiestramiento o actividades diferentes que resulten más estimulantes, reducir el tiempo en  el que se queda solo en casa o modificar hábitos en su rutina.

En los casos más severos, podemos suministrarles fármacos como antidepresivos o ansiolíticos "siempre y cuando el veterinario lo recomiende tras un diagnóstico previo". "Es importante destacar que el suministro de fármacos debe ser la última opción a probar y siempre bajo prescripción médica", concluyen desde AniCura.

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