Internacional

Bruselas evita valorar la entrada de los saudíes en Telefónica pero avisa: puede paralizar la operación si España lo pide

La compra por parte del operador de telecomunicaciones saudí STC de un 9,9% de Telefónica ha agitado el mercado de manera importante, pero de momento la Comisión Europea prefiere evitar el tema. Desde Bruselas este jueves han eludido cualquier valoración, y se han limitado a informar de que existen "mecanismos" en la normativa europea en el caso de que estas operaciones supongan un riesgo. De este modo, el movimiento podría paralizarse siempre y cuando España, como Estado miembro de la Unión, así lo solicite al Ejecutivo comunitario, que también ejercería como órgano meramente consultivo si fuera necesario.

Por lo pronto, en Bruselas son parcos en palabras sobre el asunto. "La Comisión Europea no está en posición de comentar transacciones individuales de esta naturaleza, por razones de confidencialidad", ha avisado la portavoz comunitaria de Comercio, Miriam García, durante la rueda de prensa en la sede de la Comisión.

Eso sí, se ha referido a la vigencia del llamado mecanismo de vigilancia de inversiones extranjeras directas (IED o bien FDI, por sus siglas en inglés), que lleva ya tres años vigente y que sirve como 'vigilante' en este tipo de operaciones. España podría acogerse a él si quisiera. ¿Para qué sirve? Según se recoge en Eur-Lex, proporciona un marco a escala de la Unión Europea para el control de las inversiones directas procedentes de terceros países por motivos de seguridad o de orden público.

La Comisión no está en posición de comentar transacciones individuales de esta naturaleza, por razones de confidencialidad

Llegado el caso, en su evaluación de las IED en materia de seguridad o de orden público, los Estados miembros y la Comisión pueden tener en cuenta sus efectos potenciales en las infraestructuras críticas, ya sean físicas o virtuales, incluidas las infraestructuras de energía, transporte y defensa, y las electorales o financieras, entre otras; las tecnologías críticas y productos de doble uso, como la inteligencia artificial, la robótica, las tecnologías de almacenamiento de energía y las biotecnologías; el suministro de insumos fundamentales, como la energía o las materias primas, y la seguridad alimentaria; el acceso a información sensible, en particular datos personales; la libertad y el pluralismo de los medios de comunicación.

Por otro lado, también pueden poner el foco en si el inversor extranjero está controlado directa o indirectamente por el Gobierno de un tercer país, incluidos los organismos públicos o las fuerzas armadas, el inversor extranjero ya ha participado en actividades que afecten a la seguridad o al orden público en un Estado miembro o existe un riesgo grave de que el inversor extranjero ejerza actividades delictivas o ilegales. 

En cualquier caso, añaden, si una IED no es sometida a control por el Estado miembro en el que se efectúa, otro Estado miembro puede formular observaciones si considera que dicha inversión puede afectar a su seguridad o su orden público. La Comisión puede emitir un dictamen cuando crea que pueden verse afectados varios Estados miembros. 

En el movimiento particular de STC con Telefónica, de la que los saudíes han negado que quieran el control completo, el Gobierno -ahora en funciones- se ha limitado a decir que está estudiando la operación y que preservará la presencia de la empresa como "estratégica".

David Hernández, analista en El Orden Mundial, explicó a 20minutos que Arabia Saudí desde que aprueba el plan Saudi Visión 2030 "se marca tres grandes objetivos: modernizar su economía y reducir la dependencia del petróleo; atraer nuevas inversiones extranjeras y potenciar el sector privado; y convertirse en una gran potencia económica, que no solo tenga una papel protagonista en el sector del petróleo". Desde Arabia entienden que el orden mundial "está cambiando y por eso se marca esos grandes objetivos estratégicos" para el medio y largo plazo.

Hernández destaca que hay varios sectores que el país quiere potenciar. "Uno de ellos es el turismo, como se ve por ejemplo en la parte deportiva, pero también las telecomunicaciones" porque Arabia Saudí quiere ser un importante "hub industrial para la región". Así, STC está controlada en un 65% por el fondo público, y es una de las grandes compañías de telecomunicaciones de Oriente Medio: "Está especializada en el campo del 5G y además está empezando a trabajar en África y en Europa". Pero da un paso más y sostiene que "la maniobra de España y Telefónica seguramente gira en torno a mirar incluso más allá, también en América Latina".

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