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La UE debatirá este miércoles sus prioridades para otro año marcado por la guerra y con la mente puesta en las elecciones de 2024

Ilustración: debate del estado de la UE.
Henar de Pedro

Era 14 de septiembre de 2022 y Ursula von der Leyen llamó desde Estrasburgo a "renovar la promesa europea" mientras Putin atacaba Ucrania. Esa promesa era (y es) para Kiev, pero también para unos europeos que ven en la historia una cuestión casi puramente cíclica. Un año después la foto es muy, pero que muy parecida a la de entonces y el debate sobre el Estado de la Unión vuelve este miércoles al Parlamento Europeo para analizar cómo va es "renovación" de la que habló la presidenta de la Comisión y que tiene un ojo puesto más allá de las fronteras del bloque. ¿Está la UE en el buen camino? 

Cuando Ursula von der Leyen abra su libreta para dirigirse a los eurodiputados -es el undécimo debate de este tipo que se celebra- encontrará como primero punto la situación en y con Ucrania. No podía ser de otra manera. Los dos ojos, o al menos uno y medio, de la UE siguen puestos en Kiev. Desde que comenzó la invasión rusa, la UE y sus Estados miembros han puesto a disposición de Ucrania más de 77.000 millones de euros, según los datos facilitados por Bruselas. Esto se desglosa en: 38.300 millones de euros en ayuda económica, 17.000 millones de euros en ayuda a refugiados en la UE, 21.160 millones en ayuda militar y 670 millones de euros en el Mecanismo de Protección Civil de la Unión.

Ya en 2022 se aprobaron 7.200 millones de euros en ayuda macrofinanciera a través de préstamos y subvenciones. "Esta asistencia financiera tiene por objeto promover la estabilidad en Ucrania y hacer frente a sus necesidades de financiación más apremiantes y urgentes", resumen. Asimismo, el pasado mes de diciembre, el Consejo adoptó un paquete legislativo que permitirá a la UE proporcionar ayuda financiera a Ucrania por un importe de 18.000 millones a lo largo de 2023. 

Ese respaldo, insisten en las instituciones europeas, se mantendrá "el tiempo que sea necesario". No hay fatiga bélica, aunque en algunos momentos esta parecía que estaba cerca de llegar; pero la UE y los Estados miembros rechazan su propio agotamiento; "se ayuda a Ucrania por solidaridad pero también porque va en el propio interés de la Unión", comentó en su momento la eurodiputada socialista Eider Gardiazábal. Von der Leyen, no obstante, tendrá que ser muy quirúrgica sobre el tema durante su comparecencia en la Eurocámara, porque esa ayuda constante "necesita estructurarse mejor".

Sobre todo porque en el medio y largo plazo la UE está dispuesta a reabrir el debate de la ampliación, empujada especialmente por Ucrania... pero no solo. Hasta ahora no parecía práctico volver a tratar el asunto y los mandamases rehuían casi cualquier mención; pero ahora parece irrenunciable. Entre los 27 hay consenso para la apertura de negociaciones de adhesión antes de que acabe el año, cumpliendo así el primer reclamo de Volodimir Zelenski. Eso sí, no habrá vía exprés de entrada ni un calendario cerrado. "Es una cuestión de méritos", insiste Bruselas, que de paso desmiente al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, quien fijó en 2030 el punto para un avance importante en la ampliación del bloque.

En este escenario, Von der Leyen tendrá que tener guiños con los Balcanes Occidentales. La fila de candidatos es cada vez más larga, y estos países llevan dos décadas en ella entre avances tibios, promesas incumplidas y bloqueos que en algunos casos se han eternizado. Montenegro es el aspirante más avanzado en las negociaciones, y su tamaño también ayuda a que pueda ser el siguiente entrar, pero tanto en Podgorica como en otras capitales como Belgrado, Skopje o Tirana esperan mensajes optimistas y que llenen de contenido los progresos que sus ciudadanos llevan esperando.

En ese camino la Unión Europea también busca aliados fiables en el mapa geopolítico, y quiere acercarse a América Latina, pero también necesita estrechar (o mejorar) sus lazos con África. La situación en el Sahel preocupa a la UE y es probable que no falten menciones a ella en el mensaje de la dirigente alemana, aunque el peso caiga sobre todo en el papel que haga el Alto Representante, Josep Borrell, quien aborda el tema este martes también ante el pleno. Níger y Gabón son los últimos capítulos que alertan a una Unión cada vez más consciente de que su estrategia con el continente vecino ha sido errónea.

En el horizonte se ven ya las elecciones europeas, que se celebran entre el 6 y el 9 de junio de 2024. De hecho, este SOTEU (por las siglas en inglés) es el último precisamente antes de la cita con las urnas y contará con las intervenciones de todos los líderes de los grupos políticos, así como de otros eurodiputados y eurodiputadas. La presidenta de la Comisión Europea tendrá la opción de responder a todas las cuestiones que se planteen en el pleno. Temas como la transición ecológica o la transición digital, así como el Estado de derecho estarán sobre la mesa, aunque el contenido del debate como tal depende del discurso de Von der Leyen.

El debate sobre el Estado de la Unión se celebra todos los años -desde 2010- excepto aquellos en los que hay elecciones europeas, por lo que en 2024 no tendrá lugar. Esto hace pensar que quizás se trate del último discurso de este tipo que pronuncie Ursula von der Leyen, aunque es favorita para seguir al frente de la Comisión Europea después del paso por las urnas. Con el de este año, la presidenta de la Comisión habrá pronunciado cuatro, los mismos que José Manuel Durao Barroso y Jean Claude Juncker. 

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