OPINIÓN

La nostalgia vende

Imagen de un abuelo con su nieto.
Imagen de un abuelo con su nieto.
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Imagen de un abuelo con su nieto.

Cualquier tiempo pasado fue mejor, esa es la frase por antonomasia de los nostálgicos, aunque no por ello sea cierto. Vivimos un momento donde muchas personas tienden a mirar hacia el pasado debido a que el futuro no es muy prometedor. Es un hecho que a medida que la gente va cumpliendo años se va volviendo más conservadora, es decir, quiere que no desaparezca lo que ha conseguido a lo largo de su vida. La perspectiva que tiene la mirada de haber pasado por buenos y malos momentos en el camino es una virtud que va ligada a la sabiduría. Ahora bien, el mundo no se puede frenar y debería seguir construyéndose desde la persistencia y la incertidumbre.

Hoy en día la nostalgia está de moda. Vende. Vemos cómo vuelven con éxito programas de televisión de hace dos décadas, las modas en la ropa, las readaptaciones de películas o las novelas ambientadas en el siglo XX. Algunos incluso han empezado a leer a grandes clásicos de la literatura. También en la prensa hay columnistas o artículos que rememoran tiempos pasados. Me encanta, disfruto mucho leyendo sobre cuestiones de antaño o viendo secuencias de series de mi adolescencia, pero reconozco que el camino no pasa por ahí.

Es un hecho que a medida que la gente va cumpliendo años se va volviendo más conservadora. Quiere que no desaparezca lo que ha conseguido a lo largo de su vida

La nostalgia suele ir acompañada de un sentimiento de pena, por eso es importante saber pilotarla. Ser nostálgico de corazón, pero no de pensamiento. Que el recuerdo permita tener la suficiente clarividencia como para disfrutarlo, pero sin que pueda llegar a afectar en el día a día. Ahí es donde cada cual tendría que trabajar para que los recuerdos moldeados no nublen la visión de futuro. Soy de los que piensan que cualquier tiempo pasado no fue mejor de lo que estamos viviendo en este mismo momento. Por eso mismo no creo que haya que revivir lo que un día nos hizo felices. Ahora bien, en esta etapa en la que estamos con tanto miedo al futuro, quienes tienen la llave del mercado han acertado apostando por el mercado de la nostalgia. La sociedad que consume y moviliza, esa que oscila de la treintena hasta pasados los sesenta, tiene el deber de recuperar la ilusión. Algo parecido a la que tenían en los años 80 aquellos que hoy en día disfrutan de la jubilación. El futuro promete.

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