La Unión Europea no puede descuidarse, y lo sabe. La situación en África es delicada, especialmente en el Sahel, y además la UE se encuentra en el proceso no solo de buscar nuevos aliados, sino también de confirmarse como un actor geopolítico influyente que pueda sentarse en la misma mesa -aunque por ahora sea en una silla más endeble- que EEUU, China o Rusia. Sobre esa base se ha dirigido este martes el Alto Representante, Josep Borrell, al pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo, en una semana además marcada por la celebración del debate sobre el Estado de la Unión, que capitaneará este miércoles la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

"La política que hemos llevado a África no ha sido ni mucho menos la acertada", ha dicho el jefe de la diplomacia europea, quien reconoce que la UE se ha centrado demasiado "en la parte securitaria". Eso sí, quiso hacer un análisis mucho más profundo sobre las dinámicas del continente, que entre otras cosas, dice, empieza a estar "sobrepoblado". Con todo, "tenemos que repensar la manera en la que estamos allí presentes, cómo y por qué", aunque no toda la culpa, sentenció, "se le puede echar a los países europeos".

Preguntado sobre las situaciones de Gabón y de Níger, Borrell ha sostenido que "todos los golpes de estado son iguales, pero todos son diferentes entre sí". Además, pidió no centrar solamente la mirada en la ayuda humanitaria, porque esta tiene una vertiente que provoca que se pueda "desviar" hacia otros fines; implícitamente, puso el foco en el hecho de que algunos regímenes autoritarios se puedan enriquecer con ella.

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"Hay voces que se alegran de la situación de Francia en el Sahel, y por eso se impone una solidaridad de la UE con Francia", prosiguió, precisamente sobre el sentimiento antifrancés que está despertando del todo en muchos países africanos. "Ha sido un objetivo fácil Francia para los militares que se han aliado con el grupo Wagner", sostuvo, haciendo una mención al grupo paramilitar apadrinado por la Rusia de Putin. Borrell reconoció ese rechazo a Francia, pero considera que no es algo generalizado en el continente vecino. "No hay que darle más espacio a estos mensajes antieuropeos que muchas veces son financiados desde fuera, por ejemplo desde Rusia".

Sobre los intereses estratégicos de la UE en el Sahel, Josep Borrell esgrimió ante el pleno que "es una región estratégica, pero no por los minerales que produce o las materias primas", matizó, tratando de marcar distancia entre los intereses europeos y de China, que sí se está aprovechando de ese contexto. "Nuestra presencia allí ha sido para ayudar a la consolidación de regímenes políticamente estables que puedan luchar contra la inseguridad y propiciar el desarrollo económico", añadió, y no huyó de decir que a la UE le preocupa en el sentido "de los movimientos migratorios".

Nuestra presencia ha sido para ayudar a la consolidación de regímenes estables

Un Sahel "fuera de control político" sería para la Unión "un problema mayor" porque la frontera quedaría "volátil y desguarnecida y el desarrollo del terrorismo amenazaría nuestra seguridad". Borrell quiso dejar claro que "esa parte de África está directamente relacionada con nuestra seguridad. No podemos abandonar el Sahel, pero sí repensar la manera en la que estamos, para qué, con qué recursos". El jefe de la diplomacia europea quiso dejar claro que la dinámica de la Unión nada tiene que ver, al menos ahora, con las que muestran Pekín o Moscú.

Borrell consideró en su momento que se habían firmado "muchos cheques en blanco" para África, aunque ahora esa ayuda ya está controlada. "Cuando los gobiernos se desvían la suspendemos", recordó el Alto Representante. "Lo que nos piden los países africanos es que les ayudemos financieramente. ¿No debemos hacerlo?", se cuestionó el dirigente español, que volvió a asumir que "hace falta un pensamiento menos táctico y más estratégico" en el Sahel.