Madrid

El perfil del usuario de 'carsharing' en Madrid: de clase media y para complementar la red de transporte público

Un vehículo de 'carsharing' en el centro de Madrid.
Seat

El uso del carsharing (alquiler de vehículo compartido) sin estacionamiento fijo en Madrid es más elevado en barrios de renta media a pesar de ser zonas con una mayor concentración de vehículos privados por hogar. Así lo precisa el estudio El carsharing en las ciudades: una estrategia de doble filo, del Observatorio Social de la Fundación La Caixa, el cual también sugiere que los usuarios que más recurren a esta modalidad de vehículo compartido y principalmente eléctrico lo hacen para complementar la red de transporte público

El proyecto de investigación, seleccionado en la convocatoria Social Research 2020, ha sido liderado por los investigadores Natalia Fabra, Catarina Pintassilgo y Mateus Souza, del EnergyEcoLab de la Universidad Carlos III de Madrid, quienes destacan que las opciones de transporte público son más escasas en los barrios de renta media. Por ello, concluyen que la mayoría de los usuarios del carsharing recurren a este servicio ante las insuficientes alternativas de movilidad pública. 

Los datos en la periferia son muy diferentes. Los barrios situados en los alrededores del centro de la ciudad suelen concentrar un mayor número de vehículos privados. Es en estas zonas donde la tasa de uso del carsharing se eleva. "Para los clientes que viven fuera del centro, esta alternativa de movilidad resulta particularmente atractiva frente al vehículo privado para contrarrestar las insuficientes opciones de transporte público", indica Catarina Pissantilgo, coautora del estudio e investigadora del EnergyEcoLab de la Universidad Carlos III de Madrid.

Para llevar a cabo este proyecto de investigación, se ha analizado una base de datos de código cerrado y de carácter exclusivo con el universo de desplazamientos realizados en Madrid durante el año 2019 a través de una de las principales empresas que en ese momento operaban en la ciudad y alrededores.

Ocio y trabajo 

Este análisis ha revelado que aquellos que utilizaron este servicio con más frecuencia solían ser clientes de renta media con fines de ocio y también destaca la prevalencia de clientes de rentas más altas, los cuales hacen uso del servicio para desplazarse al trabajo. El día de la semana en el que se detecta el mayor número de viajes es el viernes.

Asimismo, este servicio de coche compartido sin estacionamiento fijo se ha convertido en una opción muy popular en julio, mes en el que el tráfico convencional disminuye. Los meses de septiembre, octubre y marzo son otros tres momentos del año en el que se detecta un aumento del número de usuarios del servicio de carsharing.

En cuanto al momento del día en el que se registra un mayor uso, a las 13.00 horas se observa un pico, seguido de las 17.00 y las 18.00 horas, así como a las 7.00 horas. "Resulta interesante comprobar que el peso del carsharing es relativamente mayor en momentos de menor tráfico, por ejemplo, durante los fines de semana o en el mes de julio, lo cual puede explicarse por el hecho de que el pago es función del tiempo de uso", explica Natalia Fabra, coautora del estudio y miembro del equipo de EnergyEcoLab de la Universidad Carlos III de Madrid.

Una renta de 20.000 euros anuales

El proyecto también analiza la correlación del uso del carsharing y la renta, y en este sentido los autores han constatado que este servicio de movilidad compartida solo está disponible en barrios de renta media y alta. Entre otras conclusiones, los investigadores han corroborado que la renta neta anual media de la muestra empleada en la investigación rondaba los 20.000 euros, cifra superior a la media del municipio de Madrid, situada en 16.700 euros. "Este servicio es más económico que tener un automóvil en propiedad, pero sigue siendo más caro que el transporte público. Ello explica por qué el carsharing es particularmente atractivo en zonas de renta media", añade el investigador Mateus Souza.

Los autores apuntan que, gracias a los patrones de uso, este tipo de movilidad contribuye a atenuar el tráfico rodado y, por consiguiente, a reducir la congestión del tránsito urbano. A ello se suma que este tipo de transporte es mayoritariamente eléctrico y, por tanto, no contaminante. Ahora bien, los mismos investigadores reconocen que la consecución de estos efectos dependerá de cómo se utilice este tipo de servicio: si es en sustitución del vehículo privado o del transporte público.

El estudio señala que, si el uso del carsharing aumentara el número de propietarios que decidieran vender o renunciar a sus coches, se produciría una reducción del número de vehículos particulares contaminantes en circulación, lo que contribuiría a aliviar la congestión urbana. En contraposición, si este tipo de transporte compartido se empleara como sustituto del público o de los desplazamientos a pie o en bicicleta, se podría generar el efecto contrario. "Por estos motivos, porque los efectos pueden ser contrarios, resulta tan importante comprender cuáles son las pautas de uso del servicio y contribuir a identificar de mejor manera los efectos que tiene sobre la movilidad y el aire limpio en las ciudades", concluye la investigadora Natalia Fabra.

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