Gente

Entrevista

Rosa Valenty: "No le temo a la muerte, sino a algunos vivos"

Rosa Valenty.
CEDIDA

A Rosa Valenty le siguen chispeando los ojos cuando alguien le habla de teatro. En las tablas ha hecho de todo: cabaret, comedia e incluso consiguió que La Revista regresara con éxito al Teatro La Latina con El chico de revista. A sus 72 años, aquella catalana ingenua y entrañable que llegó a Madrid en busca de un sueño, sigue igual de divertida, coqueta y apasionada. Disfruta la vida, aunque a veces duela, quizás porque es abanderada de causas imposibles.

Si no la conociera, ¿cómo se definiría?Soy una mujer libre. Una mujer que, pudiendo haber utilizado todas las armas habidas y por haber en todos los aspectos, siempre ha optado por la prudencia y el bienestar de sus hijos.

¿Hubiera cambiado su futuro?Sí, por supuesto. Hubiera conseguido muchísimas más cosas, hubiera cumplido muchas otras metas que la imaginación me marcaba, pero creo que no era lo mío. He sido absolutamente generosa con personas que tal vez han sido las equivocadas.

¿Ser fiel a sus principios le ha salido caro?Tal vez, pero estoy orgullosa de ser quien soy, de haber decidido siempre de forma coherente y no haber pisado nunca ninguna línea roja durante tantos años de profesión. Y estoy muy agradecida a las personas que me ayudaron y estuvieron siempre a mí lado. Otras, en cambio, me hicieron mucho daño.

"Estoy orgullosa de haber decidido siempre de forma coherente y no haber pisado nunca ninguna línea roja"

¿Pesan más las decepciones o las manos tendidas?Afortunadamente a mí me llenan los recuerdos de la gente que no me dejó caer en el peor momento de mi vida. Estoy hablando de esa etapa tan oscura y complicada que fue con Moncho Borrajo. Gracias a esa situación absolutamente injusta pude quitar alguna que otra careta, gente que pensé que iba a apoyar a una mujer independiente, con dos hijos, que solo quería trabajar.

¿A quién se refiere?A uno de mis grandes amores. Pensé que tendría otro comportamiento conmigo. Fue un hombre muy importante para mí, al que quise mucho durante catorce años, y que de alguna manera me decepcionó.

¿Guarda rencor en su maduro corazón?No puedo vivir con odios porque cada mañana me despojo de las malas vibras para poder seguir hacia adelante, pero en lo más profundo de mi corazón cuando recuerdo a Borrajo me pueden salir algunas lágrimas y no quiero.

¿No cree que ha llegado el momento de un encuentro?Yo vivo el presente y no me suelo quedar anclada en el pasado. Una vez le escuché decir en referencia a nuestro enfrentamiento que seguramente había estado mal asesorado, que quizás se había equivocado en algunas cosas. Yo lo único que sé es que pasé los peores tres años de mi vida y que fue María Teresa [Campos] la que consiguió devolverme la luz que se había apagado.

¿Cómo ha vivido su muerte? (Llora) Pues con mucha pena porque era una mujer buena que ayudaba a quien lo necesitaba. Me contrató para Qué tiempo tan feliz y me recordó que era una artista que merecía el respeto del público. Todas estas maestras se me están marchando y es una tristeza muy grande.

"María Teresa Campos consiguió devolverme la luz que se había apagado"

¿Tiene miedo a la muerte?No, la verdad es que no le temo en absoluto: se me murió una abuela en mis brazos y viví muy de cerca la muerte de Pepe Rubio, estuve acompañándole hasta el último momento. Soy más de temerle a algunos vivos.

¿Ya no cree en el amor?Sí, por supuesto, pero no es una cuestión que me preocupe demasiado. He tenido la suerte de amar a hombres maravillosos y ahora, aunque no me cierro, tampoco creas que tengo muchas ganas. Además, yo soy muy especial en ese sentido porque primero tenemos que ser amigos, sentirme libre para hablar y ser, y después ya empezar algo más serio.

¿Ha tenido amores prohibidos?No, la verdad es que no. Y si los he tenido, no me acuerdo. Lo único que puedo decirte en ese sentido es que en una ocasión un hombre casado, famoso, me puso por delante un cheque en blanco y me dijo: “No tengo tiempo para enamorarte, pero me gustaría pasar una noche contigo”. Le respondí que no porque siempre he podido mantenerme económicamente, aunque alguna racha haya sido peor.

¿Mira al pasado con ira o con amor?Siempre con amor y agradecimiento. Cuarenta años de carrera han dado para muchos momentos, algunos buenos y otros regulares, pero es el lugar en el que quiero estar. Creo que también es necesario dar las gracias a esa prensa que siempre está ahí, que apoya a los artistas, que les da su sitio. Yo nunca he cobrado por ninguna exclusiva. Llegué a salir en Interviu totalmente gratis porque pensé que si el maestro César Lucas te escogía, ya era suficiente pago.

Ahora trabaja en el Bingo Las Vegas, ¿no echa de menos los escenarios?Por supuesto. Estoy muy agradecida a la familia que compone la sala porque me ayudaron también a volver a sonreír en un momento delicado, pero no te puedo engañar: cuando pienso en subirme a un escenario se me generan mariposas en el estómago. Soy artista por encima de todo, amo mi profesión y cuarenta años me avalan. Y me gusta mucho sentir el cariño de la gente, a los colectivos que siempre he ayudado.

Fue pionera en apoyar al colectivo LGTBIQ+…Sí, leí manifiestos en Chueca cuando todavía no había ni bares. Creo en la diversidad social, en que todo el mundo debe amarse en libertad y en que todos, sin excepción, merecemos ser iguales. Por eso siempre he estado implicada en todo aquello que necesitaba un altavoz.

¿Es una mujer feliz?
Yo creo que totalmente feliz no lo es nadie. Intento sobrellevar la vida con la mejor de las sonrisas. Por la mañana me levanto, tomo mis vitaminas, hago mis ejercicios, me hago un batido de proteínas y me digo: “vamos, rosa, hay que vivir”. Y eso es lo que hago. Aunque mi tronco se doble, nunca se rompe.

loading...