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La reina Letizia cumple 51 años con más popularidad que nunca: sus momentos más espontáneos de los últimos meses

Un pequeño gesto, apenas perceptible para el espectador, evitó que la reina Letizia fuera manteada por las jugadoras de fútbol españolas cuando ganaron el Mundial el pasado 20 de agosto. Jenni Hermoso, Olga Carmona, Aitana Bonmatí, Alexia Putellas... iban a por ella cuando la mano de Letizia les 'pidió' elegantemente que cesaran en su amistoso impulso. 

Hasta ese instante, la reina había saltado, besado, bailado, abrazado y cantado en el campo de juego con todas como la primera fan. Su espontaneidad se desató de tal manera que en lugar de la protocolaria espectadora que había asistido al triunfo desde el palco, parecía la madre de alguna de ellas. En esa final inolvidable, España se trajo de Sidney su primer Mundial y Letizia, su apoteosis personal.

Hoy día 15 de septiembre, Letizia Ortiz Rocasolano cumple 51 años. La agenda de la Casa Real indica que no tiene ningún acto previsto, por lo que teóricamente la reina celebrará en la intimidad de su casa este nuevo otoño. 

Su hija mayor, la princesa Leonor, ha terminado las maniobras dentro de su formación en la Academia Militar de Zaragoza, donde está desde el día 17 de agosto. Podría ser, por tanto, que obtenga el permiso de las autoridades militares para volver a su casa y festejar con su madre un año que ha sido tremendamente productivo para ella en términos de popularidad.

Podría decirse que cumplir los 50 supuso abrir un grifo hasta ahora moderadamente surtido de agua. Y el caudal se ha desatado, cual manantial fresco y abundante. Letizia, tildada en ocasiones de no estar a la altura de su suegra, la reina Sofía, y de sus modales discretos y silenciosos, ha dado, sin embargo, una vuelta de tuerca al guión. Sus maneras cercanas, así como su estudiado estilo de vestir y de peinarse, la han situado en el estrellato de las personas más influyentes y aplaudidas. 

Si no fuera porque nadie en la Casa Real (excepto su sobrina, Victoria Federica) tiene redes sociales, la de Letizia, de existir, sería un hervideros de likes. Para muestra, un botón. El traje fucsia que vistió durante la entronización de Carlos III en mayo pasado, firmado por Carolina Herrera, obtuvo en pocas horas más de 180.000 likes en la cuenta de Instagram de la marca, muchos más de los que recibió el muy comentado vestido nupcial de Tamara Falcó, también de la diseñadora venezolana.

Para recorrer y constatar el auge del protagonismo en este último año de Letizia, hemos seleccionado algunos de sus momentos más simpáticos y naturales. Los que nadie espera de una reina en una monarquía que es permanentemente comparada con otras, cuyos miembros alternan más en la calle, como la holandesa, con su amiga, la risueña Máxima a la cabeza; y la danesa, cuya soberana, Margarita, fuma en público y se confecciona sus propios vestidos de flores, amén de quitar títulos oficiales a los suyos sin despeinarse.

Así, en marzo pasado, fue Letizia quien animó a su marido a que tocara el cajón flamenco en la inauguración del Congreso de la Lengua en Cádiz, a las puertas del teatro Falla. Ella se sentó también sobre uno, pero su entallado vestido de Hugo Boss impedía la postura necesaria para hacer sonar este curioso instrumento, que, sin embargo, dejó la alegre imagen de Felipe llevando el ritmo de la música un poco azorado.

Uno de los momentos estelares de la reina este año ha sido el 50 aniversario de Informe Semanal, que ella condujo durante el verano de 2003 en sustitución de la presentadora principal. Letizia, que lleva siempre en su currículum el aroma del periodismo, dedicó un parlamento de elogio a este espacio mítico con un discurso grabado en una estancia de la Zarzuela y sin que nadie hubiera intervenido ni en una coma. Cada frase, cada silencio, fueron de su cosecha.

Recordó la reina con enorme emoción el caso que más la estremeció de todos cuantos conoció a través del programa: el de la niña Omaira que murió tras la erupción del volcán Nevado días después de estar sumergida y aprisionada bajo el agua.

En mayo pasado no pudo asistir a una de sus citas predilectas, la inauguración de la Feria del Libro de Madrid, por la cercanía de unos comicios electorales que vacían la agenda de la Casa Real. Aun así, Letizia, vestida de manera informal y con zapato blanco, visitó por sorpresa El Retiro en plena feria, se paró en muchas casetas, compró novedades y clásicos, saludó a escritores, habló con los dueños de una tienda de literatura gay y cargó personalmente con todas sus preciadas bolsas (que pagó de su bolsillo): Nuccio Ordine; El uso de la foto, de la Nobel Annie Ernaux ; El paseo, de Robert Walser; La ciudad de Dios, de Paolo Pasolini; Cartas a Hawthorne, de Herman Melville, y Ensayos literarios de H.P. Lovecraft.

En junio se hizo viral el encuentro entre la reina y la escritora Marta Bustos, que perdió la visión de sus ojos en un accidente doméstico mientras fabricaba jabón casero en la pandemia. Letizia pidió a Bustos que le firmara su título: "Me gustaría que me lo dedicaras", le dijo ante la sorpresa de la joven y la rapidez con que la escena se propagó por las redes sociales.

En la última semana, Letizia volvió a tener un destacado momento, cuando en Pamplona unos niños les regalaron a ella y al rey unos pañuelos rojos de San Fermín con sus nombres grabados en dorado. Solícita, y a pesar de los 30 grados que caían, la reina le colocó a su marido el suyo al cuello, lo que provocó una oleada de aplausos entre los pamploneses.

A los actos oficiales, hay que añadir que la relación pública con sus hijas es más abierta que antes. Ya no las protege sistemáticamente cuando hay fotógrafos cerca, sino que se hace distendidos 'selfies' con ellas y su marido, como una familia normal, que no lo es, pero trabaja por parecerlo.

Hemos visto ese afecto irreprimible en Gales, donde la princesa de Asturias se graduó en mayo pasado; en Mallorca, donde han pasado su tradicional verano de puertas abiertas; en la Academia General Militar de Zaragoza, donde como una madre más llevaba de la mano a su hija Leonor y le daba los penúltimos consejos; en la puerta de su casa despidiendo a la pequeña, Sofía, de camino a su aventura académica... Letizia madre es su principal e incuestionable papel.

Lo cierto es que algo ha cambiado en casa de los Borbón Ortiz, que acerca más a sus integrantes a la sociedad, pero sobre todo, esa proximidad empieza a darle muchos enteros a Letizia. Ya no es solo materia de la prensa que examina de arriba abajo sus looks, sino que la reina es vista como una pieza bien engrasada en el complejo panorama de nuestro país, tan polarizado.

'Selfie' de la reina cuando su hija mayor se graduó.
CASA REAL

Hoy soplará velas con su marido, quizás con su hija, casi seguro que con su madre, Paloma, y con sus perros, que en teoría no le gustaban (una de las muchas leyendas que la acompañan), pero de los que al menos hay tres en Zarzuela.

También ha tenido que 'desmentir' la reina que esté a dieta (aunque sí delgada y muy tonificada) y que interfiera en los menús de los lugares por donde pasan sus hijas. Poner algunas cosas en su sitio forma parte de su oficio. Pero con 51 años (llegó a Zarzuela con 32), Letizia lo sabe bien.

Periodista Cultural '20minutos'

Licenciada en Periodismo por la Complutense. Trabajé en los principales medios de Aragón (Heraldo, televisión regional, El Día...); en el grupo Hearst: Supertele, Elle, Diez Minutos, Agency Hearst (publicidad editorial). En la editorial Roca. Unidada Editorial: Fuera de Serie.

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