Juan Luis Saldaña Periodista y escritor
OPINIÓN

“Mándame un correo” es el nuevo “vuelva usted mañana”

-De todas formas, mándame un correo con todo lo que hemos hablado.
-De todas formas, mándame un correo con todo lo que hemos hablado.
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-De todas formas, mándame un correo con todo lo que hemos hablado.

“Gran persona debió de ser el primero que llamó pecado mortal a la pereza”. Así comienza el famoso artículo de Larra titulado Vuelva usted mañana publicado el 14 de enero de 1833 con el seudónimo de Bachiller Juan Pérez de Munguía en el número once la revista El pobrecito hablador. "Imprenta del Repullés. Se hallará con los números anteriores en la librería de Escamilla, calle de Carretas". Todo esto se lee en la portada de la pequeña revista que en su día costaba dos reales y que ahora se encuentra en librerías antiguas junto a otros trece ejemplares por más de mil euros.

Este artículo es una joya de nuestra literatura con el que, por desgracia, no hemos dejado de identificarnos. Nunca está de más volver a leerlo. Hemos avanzado mucho, es cierto, pero la esencia permanece. Lejos de contribuir a la eficiencia, hay muchas ocasiones en las que la era digital y todos sus recursos son un refugio perfecto para vagos, perezosos y dilatadores de tareas. No diré la palabra esa tan fea que está tan de moda para definir esto y que suena a comerse las propias heces o algo peor.

Me he acordado de Larra hasta cuatro veces en las últimas semanas por culpa de la frase “mándame un correo” y su variante “reenvíame ese correo” que he sufrido con paciencia en diversas situaciones. Hola, vengo a pagar en persona la matrícula de inglés. Mándame un correo mejor. Llamo para hacer una reserva en su hotel a este teléfono, que es el de reservas. Mándame un correo con los datos. Tengo una idea que me gustaría contarte. Mándame un correo. ¿Cuándo quedamos para aquello que teníamos pendiente? Mándame un correo. Manda un correo para resumir la reunión, manda un correo para convocarla, manda un correo para todo.

El correo es el refugio del vago, el aplazamiento con apariencia de seriedad y un desprecio manifiesto al tiempo de los demás.

Hace un tiempo, el teléfono era la piedra contra la tijera, la tijera contra el papel y el papel contra la piedra en el juego de la atención burocrática, pero ya no es así. Ahora los que llaman por teléfono son invitados a mandar correos. El correo es el refugio del vago, el aplazamiento con apariencia de seriedad y un desprecio manifiesto al tiempo de los demás. Otro día hablaremos de cómo algunos vagos han aprovechado la pandemia para perpetuar una serie de trámites burocráticos como, por ejemplo, la petición de hora y otros asuntos que nos son más que una mampara mental extemporánea, una barrera entre ellos y su obligación que ya no quisieran quitar nunca.

El vago es vago hoy, ayer y siempre. Digital y analógico. En el siglo diecinueve, en el veinte y en el veintiuno. Es nuestro deber localizarlo, hacerle preguntas, darle guerra y obligarlo a trabajar. La próxima vez que me digan “mándame un correo” les mandaré un enlace de este artículo. He visto una camiseta que dice: “No procrastines hoy, hazlo mañana” y me ha hecho sonreír. Perdón, he dicho la palabra esa tan fea. 

Juan Luis Saldaña
Periodista y escritor

Colecciono coca colas falsas en lata y hago fotos a las bolsas de plástico en los árboles. He publicado libros de poemas y relatos. Mi última novela es "Hilo musical para una piscifactoría". Se llevó al cine bajo el título de "Miau". He sido redactor en prensa, presentador en tele y radio y ahora me piden que opine. Licenciado en derecho, MBA, máster en periodismo y doctor en comunicación e información. He tenido una agencia de marketing, alguna experiencia de éxito en comercio electrónico y doy clases en algún máster sobre esto.

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