La adopción de animales es cada vez más frecuente en la sociedad española y entre los más acogidos se encuentran los perros, pero los mejores amigos del hombre podrían llegar a ser molestos para los vecinos si ladran demasiado y lo hacen por la noche.
La legislación sobre el ruido permitido está clara: los vecinos no tienen permitido hacer ruido entre las 11 de la noche y las siete de la mañana, pudiendo la policía tomar medidas al respecto y fijar un límite de ruido.
Si los vecinos incumplieran la normativa establecida, la policía tendría el visto bueno para sancionarles con una multa por un delito contra el medioambiente.
Además, los afectados pueden llevar el caso a los tribunales si el ruido es excesivamente molesto, ya que supondría la violación del derecho a descansar. En el caso de los ladridos de los perros, solo podrían denunciarse si fueran constantes y excedieran los límites.
Hablar antes de actuar
Antes de acudir a las autoridades es recomendable intentar solucionar el problema con los dueños del can, ya que es probable que no hayan notado que su mascota ocasione más ruido del debido.
Asimismo, ofrecerle ideas y sugerencias para que reduzcan el ruido de su perro puede beneficiar a ambas partes. Además, es recomendable comentar la situación con más vecinos para verificar si molesta a los demás.
No obstante, si los intentos de resolver el problema de forma amigable no dan resultado, habrá llegado el momento de recurrir a las autoridades que se harán cargo de analizar y medir el ruido que produce el animal de compañía.
Además, el Ayuntamiento también puede tomar cartas en el asunto e iniciar un procedimiento para sancionar a los dueños del perro, pudiendo impedirles el uso de su vivienda durante tres años.
Un buen adiestramiento puede ser la solución
Al igual que los padres enseñan a sus hijos como comportarse, los dueños de los animales tienen un papel fundamental con sus mascotas y la solución para evitar conflictos con los vecinos por los molestos ladridos de los perros a horas inusuales está en el adiestramiento.
Durante el proceso de adiestramiento es vital enseñarle las órdenes de 'silencio' y 'quieto' para indicarle cuando tiene que dejar de ladrar.
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