La mayoría de madrileños está a favor de la ZBE, pero 9 de cada 10 ve difícil entenderla

El puente de acceso al palacio de la Moncloa, sobre la M-30
El puente de acceso al palacio de la Moncloa, sobre la M-30
Ayuntamiento de Madrid
El puente de acceso al palacio de la Moncloa, sobre la M-30

La Zona de Bajas Emisiones comenzó a funcionar en Madrid en el año 2022, cuando se limitó la entrada de coches sin etiqueta ambiental al interior de la M-30. Un año más tarde, en enero de 2023, se amplió la superficie afectada a la propia circunvalación. Está previsto que se sigan produciendo modificaciones de la normativa, a medida que avancen los años. Ante esta situación, la mayor parte de los madrileños apoya su implantación como vía para mejorar la calidad del aire. Sin embargo, las numerosas condiciones, excepciones y ampliaciones han provocado que el 90% vea complicada su comprensión.

Estos son los datos que refleja el estudio 'Impacto y aceptación de la Zona de Bajas Emisiones de Madrid' que ha presentado el RACC y Zurich Seguros. Ambas entidades presentarán los resultados de la encuesta realizada al Ayuntamiento de Madrid, junto a una serie de recomendaciones para mejorar el funcionamiento de ZBE y pueda ofrecer mayores beneficios medioambientales. Entre ellas, se enmarca el realizar campañas más intensivas de información para que toda la ciudadanía pueda conocer cómo funciona esta restricción del tráfico y en qué manera les afecta.

Bajo impacto en la flota de Madrid

Otro de los datos que refleja este estudio es que la implantación de la ZBE ha tenido muy poco impacto en la movilidad de los madrileños. Y es que solo un 13% de quienes viajaban en coche o moto han optado por comprar otro vehículo como consecuencia de la puesta en marcha de esta limitación al tráfico. Además, solo el 12% de los encuestados afirma haber cambiado el modo de transporte tras la puesta en marcha de la ZBE.

Sin embargo, la cantidad de personas que viaja actualmente en coche, transporte público o vehículos de movilidad personas (patinetes, bicicletas, motos...) no ha variado de manera significativa. Por ello, el director del área de Movilidad del RACC, Cristian Bajardí, concluye que la ZBE "no tiene un efecto directo sobre el reparto modal" en la capital.

Sobre este asunto, el estudio muestra otro dato llamativo. Mientras que el 9,2% de los madrileños que habitualmente cogía el coche ya ha cambiado su manera de desplazarse, un 8,8% que antes no utilizaba el vehículo privado, ahora sí lo utiliza

De esos ciudadanos que sí han dejado atrás el coche, el 7% ha cambiado al transporte público. Todos ellos dan un aprobado a este tipo de movilidad (6,5 al municipal y 6,7 al metropolitano), aunque consideran que sus viajes ahora son más lentos, complicados e incómodos.

Otro asunto que resalta este estudio es que el 70% de los encuestados rechaza que, en lugar de la Zona de Bajas Emisiones, el Ayuntamiento hubiese establecido un peaje urbano. Se trata de una medida que hace tiempo defendía Vox en Madrid. Además, esta negativa a la medida se incrementa en el área metropolitano, donde llega al 80%.

Aunque tanto la ZBE como el transporte público se llevan el aprobado de los madrileños, no lo hacen la red ciclista y las infraestructuras de recarga en la capital. El primer caso se situaría en un 4,7 y el segundo un 3,5. A pesar de que son dos elementos claves en la apuesta por la movilidad sostenible, los madrileños consideran que es mejorable.

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