La presidencia española del Consejo, entre la decepción, el "fracaso" y la "normalidad"

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en Bruselas.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en Bruselas.
Moncloa
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en Bruselas.

La presidencia española del Consejo de la UE se presentaba como una buena oportunidad para que España diese un paso más en su papel en primera línea comunitaria, aunque solo fuera mediáticamente. La labor de arbitraje entre los 27 parecía un espacio interesante para ir cerrando debates importantes para la Unión cuando queda menos de un año de legislatura. Ahora, con el semestre ya entrado en materia puede ser buen momento para hacer balance. 

¿Está yendo bien la presidencia? La respuesta varía dependiendo a quién se pregunte y, además, se da la particularidad de que primero por las elecciones del 23-J y actualmente porque el proceso de formación de Gobierno está en marcha, Pedro Sánchez no ha presentado las prioridades ante el Parlamento Europeo: primero por la campaña electoral, después porque no es él quien tiene la investidura en el horizonte sino Alberto Núñez Feijóo.

El PSOE da la versión optimista: la presidencia marcha como debe, con debates abiertos y algunos de ellos muy urgentes de cerrar. Desde la formación aseguraron ya hace tiempo que el trabajo "comenzó hace tiempo" por lo que ahora el hecho de que el Gobierno esté en funciones no influye de manera negativa. "Hay otros ejemplos en el pasado muy parecidos y esas presidencias salieron bien", apuntan, huyendo del pesimismo que sí hay en otros formaciones. Los socialistas asumen además que el semestre es "particular" porque agosto no es mes hábil, algo similar a lo que le pasará a la siguiente presidencia, la belga, que coincidirá con las elecciones europeas del próximo mes de junio.

"No podemos dar marcha atrás; no puede haber ni un solo retroceso" sobre los logros que se han alcanzado en los últimos meses, explica la líder de S&D, Iratxe García, que hizo hincapié precisamente en esto durante su intervención en el debate sobre el Estado de la Unión. "Estamos orgullosos de haber marcado una agenda fuerte y de haber fortalecido los valores de solidaridad de la UE", prosigue, recordando las vacunas, la directiva sobre salarios mínimos o el plan de recuperación. Pero, "todavía tenemos que cerrar lo que tiene que ver con el Pacto Verde" porque quedan "por cerrar dosieres como es el de restauración de la naturaleza o el de la ley de calidad del aire".

PP y Ciudadanos no comparten para nada esa visión, y hablan de "decepción" y de "fracaso" en un semestre que, insisten, era "una gran oportunidad para reforzar el papel de España". Por contra, coinciden en señalar que Sánchez "está aprovechando la presidencia para su interés personal", y ponen como ejemplo el debate sobre la oficialidad del catalán, el gallego y el euskera en la UE. 

Sánchez ninguneó la importancia de esta presidencia convocando elecciones por su interés personal

"Sánchez empezó ignorando a Feijóo como líder de la oposición para no comunicarle los pilares de la presidencia española. Ninguneó la importancia de esta presidencia convocando elecciones por su interés personal", resume la líder del PP en el Parlamento Europeo, Dolors Montserrat, que ve "inaudito y bochornos" el hecho de que el presidente en funciones no haya acudido a la Eurocámara a comparecer. 

Montserrat señala directamente a Moncloa. "El precio de la derrota electoral de Sánchez no puede ser la humillación a España y por tanto a toda la UE. De cara a nuestros vecinos europeos no ayuda que el país que preside el Consejo tenga un Gobierno dispuesto a atropellar la separación de poderes, vía amnistía, para seguir gobernando", termina. En esa misma línea habla el jefe de la delegación de Cs en la Eurocámara, Adrián Vázquez, que dice sentir "decepción" al ver la presidencia como "un fracaso" por puro planteamiento del propio Sánchez. Hace hincapié en que el Gobierno podría estar siguiendo la deriva de Hungría y Polonia al ir contra el Estado de derecho. "No estamos en ese punto, pero el camino es ese", concluye.

Sobre el papel las prioridades no han cambiado, pero sí se ha incorporado una para allanar precisamente el camino de Sánchez hacia la investidura, como es la oficialidad en la Unión de las lenguas cooficiales. Ese punto no estaba en la lista de la presidencia, como si lo están -siguen estando- asuntos como el pacto migratorio, cada vez más complicado, o la reforma de las reglas fiscales, que sigue pendiente de un análisis más profundo a nivel de ministros para después pasar a los líderes. Las fuentes consultadas asumen que será complicado cerrar el giro a los límites de déficit y deuda antes de final de año. Más cerca está la reforma del mercado eléctrico, aunque la propuesta española puede acabar suavizada por las peticiones de otros socios como Francia.

Y la siguiente serán las elecciones europeas. Además de los resultados y el reparto de pesos en el Parlamento Europeo habrá que poner el foco en el reparto de altos cargos. España en 2019 logró el sitio de Alto Representante para Josep Borrell, y si llega a septiembre de 2024 con una posición consolidada en la 'mesa' de Francia y Alemania podría obtener una vicepresidencia relevante en la Comisión o incluso el liderazgo del Consejo Europeo. No obstante, las opciones se podrían reducir mucho si Nadia Calviño acaba siendo presidenta del Banco Europeo de Inversiones.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento