"Una farsa". Así se resume en Moncloa y en el PSOE el debate de investidura al que se someterá el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, porque aseguran que es consciente de que no va a ningún lado y que sólo hace perder el tiempo a los ciudadanos.
Pedro Sánchez ha venido exponiendo esa línea argumental desde que el pasado 22 de agosto el rey propuso a Feijóo como candidato tras una ronda de consultas en la que nadie contaba con la mayoría necesaria para ser investido.
El presidente del Gobierno en funciones se mostró dispuesto ante Felipe VI a intentarlo, pero primó la predisposición de quien encabezó la lista más votada aún a sabiendas de que ocurriría lo que todos, incluso en el PP, dan por hecho, una investidura fallida.
Por eso Sánchez ha repetido en las últimas semanas que tras el fracaso de Feijóo llegará una investidura "auténtica", la suya.
Optimismo no ha faltado al líder del PSOE en sus declaraciones desde que ganó los comicios porque, aunque las negociaciones no iban a ser nada fáciles, ha venido dando por hecho la reedición de un Gobierno progresista alejando así el fantasma de una repetición electoral.
Pero insiste en que este no es su momento, que el suyo llegará cuando el Congreso dé la espalda a Feijóo, y eso le ha servido de escudo para no tener que pronunciarse claramente sobre la demanda del independentismo catalán, y en especial del expresidente Carles Puigdemont, de una amnistía para los implicados en el procés independentista.
Contra la judicialización
Esta semana, desde Nueva York, volvió a emplazar a esperar a que el rey le designe candidato para hablar sin cortapisas sobre este asunto.
Sin embargo, sus palabras de que será coherente con lo que ha venido haciendo en los últimos años en Cataluña en favor de la convivencia y de que, pese a sus declaraciones en las que defendió que Puigdemont debe responder ante los tribunales, él nunca ha estado a favor de judicializar el procés, han dado pie a la interpretación de que una amnistía es posible.
Ha alimentado un revuelo político que, aunque garantice el respeto a la Constitución, va a acompañar el día a día de las declaraciones de representantes de los partidos y que sin duda va a tener protagonismo en el debate de investidura de Feijóo.
Un debate ante el que el candidato apela al apoyo de diputados socialistas contrarios a la amnistía, pretensión que desde Moncloa se califica de "patética".
Queda la incógnita de si Sánchez se lo reprochará directamente desde la tribuna, ya que él mismo no ha querido confirmar si tomará la palabra y habrá un cara a cara. "Ya lo veréis", se limitó a comentar esta semana a los periodistas, aunque es muy probable que haya ese choque dialéctico entre ambos.
Sin apurar el plazo
Es evidente que pese al emplazamiento de Sánchez a negociar su investidura una vez sea designado, los contactos para intentarla se están sucediendo ya, y él mismo no quiso desmentir al líder de ERC, Oriol Junqueras, después de que éste dijera que la amnistía ya está pactada.
Pero fuentes del Gobierno aseguran que no hay nada cerrado, que las negociaciones van a ser difíciles, y aventuran que no parece que vaya a haber un debate inminente en el Congreso para investir a Sánchez tras rechazarse el viernes a Feijóo.
A la espera de que el rey decida cuando será la siguiente ronda de consultas, consideran que la insinuación del portavoz socialista en el Congreso, Patxi López, de que podría ser en la semana del 16 de octubre ya que advirtió a los periodistas que no hicieran planes para esas fechas, es demasiado prematura.
Se apunta como más realista un debate en noviembre pero sin apurar el plazo que conduciría inexorablemente a una repetición electoral, que concluiría el 27 de noviembre, al cumplirse ese día los dos meses de la primera votación de la investidura fallida de Feijóo.
La semana del 23 de octubre no sería oportuna al haber reunión del Consejo Europeo en Bruselas y Sánchez acude a ella con España asumiendo la presidencia semestral, y a la siguiente, en concreto el 31 de octubre, la princesa Leonor, al cumplir ese día la mayoría de edad, jurará la Constitución en una sesión solemne de las Cortes.
Así las cosas parece complicado que el debate de investidura de Sánchez se convoque antes de la semana que comienza el 6 de noviembre.
"Hará lo que tenga que hacer"
Moncloa apela a la tranquilidad, al respeto de los tiempos y a no hacer elucubraciones sobre la amnistía, pero abunda en las palabras de Sánchez recalcando que será coherente y que han sido las urnas las que han avalado que siga en la dirección de la pasada legislatura.
La oposición recuerda que esa dirección ha tenido como hitos los indultos a los dirigentes independentistas y la reforma de la sedición y la malversación, y ve claro que el próximo paso es la amnistía. Asunto que ha dado pie a la vieja guardia socialista, con Felipe González y Alfonso Guerra a la cabeza, para expresar su rechazo.
Sánchez afirma no preocuparse por ello. Considera que lidera el partido en un tiempo distinto al que lo hicieron sus predecesores y que las bases, a las que se consultará si hay un acuerdo de investidura, le avalarán de forma rotunda.
En el ala socialista del Gobierno se recuerda su determinación en muchos momentos a adoptar decisiones que creía positivas pese a que no fueran entendidas por muchos. Y ahora ratifican que actuará de la misma forma. "Hará -dicen- lo que tenga que hacer".
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