Dos agentes de movilidad, convertidos en matronas por casualidad
- Atendieron un parto en la plaza de España.
- Echaron mano de mucha "sangre fría" y estaban bastante "tranquilos".
- BLOG: Un parto en plena calle.
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Luis Blanco, un agente de movilidad de 29 años, no podía imaginar que el domingo cambiaría por unas horas de oficio. El joven regulaba el tráfico en plena Gran Vía madrileña cuando tuvo que atender una urgencia: una mujer boliviana de 22 años estaba de parto dentro de un Seat Ibiza en plena Cuesta de San Vicente acompañada por su prima y un amigo.
"Vi un coche dándome las luces y tocando el claxon para llamar mi atención", explica. "Cuando abrí la puerta…, allí estaba el bebé, con la cabeza fuera", recuerda. Y lejos de amilanarse se puso manos a la obra: "lo cogí, fue todo muy rápido y primó la sangre fría", dice este experimentado agente que a pesar de llevar cinco años en el Cuerpo (desde su creación) nada sabe de recién nacidos: "No, no tengo hijos", aclara.
Menos mal que José Adrio (su compañero) no estaba muy lejos. "Oí por la emisora lo que estaba pasando y corrí a ver si podía ayudar". Por fortuna, él sí es padre (de dos niñas) y estaba en su salsa: "Veía nacer a mis hijas otra vez", explica.
Lo curioso es que la joven madre (primeriza) no esperaba la llegada del bebé. "No sabía que estaba embarazada. Iban al Clínico con los síntomas de un cólico nefrítico", cuentan, orgullosos de ser los padrinos "del primer niño de movilidad", al que recibieron "muy tranquilos".
Y aunque todo el mérito es suyo, "el Samur estaba muy cerca y llegaron a cortar el cordón umbilical", respira aliviado José, "aunque nosotros se lo entregamos ya en los brazos", apostilla Luis. Felices, ya visitaron a sus pacientes en el hospital.
"En paños menores"
Las prisas y la escasez de medios no se lo pusieron fácil a los agentes. Cuando pidieron una manta al amigo de la parturienta, "nos dio el chaleco del coche, lleno de bacterias", se ríen los agentes. Fue gracias a una transeúnte de casi 50 años que lograron la ansiada manta: "no lo dudó ni un momento se quitó la blusa, se quedó en paños menores y pudimos envolverlo".